Petr¨®leo disparado, leche derramada
El encarecimiento de la energ¨ªa empieza a calentar las calles a la espera de la respuesta europea
Los 10 d¨ªas de paro en el sector del transporte por carretera han tensionado de forma ya significativa y visible la cadena de suministro. La protesta, lanzada por una asociaci¨®n minoritaria de camioneros aut¨®nomos, ha crecido a trav¨¦s de las redes sociales hasta convertirse en un problema ineludible para el Gobierno en un momento de m¨¢xima tensi¨®n por los precios de la energ¨ªa y el combustible, agravado por la guerra de Ucrania. La intensidad de la protesta del transporte ha precipitado la movilizaci¨®n de tres ministerios y de las fuerzas de seguridad, que han practicado decenas de detenciones en los piquetes y han tenido que escoltar centenares de camiones con productos b¨¢sicos. Las p¨¦rdidas en la cadena alimentaria en la primera semana de paros se calculan ya en 600 millones de euros.
El Gobierno reaccion¨® a la presi¨®n con el compromiso de destinar 500 millones en ayudas directas a la subvenci¨®n del combustible. La negociaci¨®n se produjo el lunes con la patronal mayoritaria de empresarios del sector, el Comit¨¦ Nacional del Transporte por Carretera (CNTC). Pero el peque?o grupo de aut¨®nomos llamado Plataforma Nacional de Defensa del Transporte, que est¨¢ en el origen de los paros, mantiene la huelga indefinida. Sus reivindicaciones incluyen soluciones a problemas del sector que preceden a la crisis energ¨¦tica y que esta ha agravado hasta estrangular su negocio. El Gobierno no reconoce a la plataforma como interlocutor, y esta a su vez tampoco reconoce al CNTC como representante de sus intereses. Una de las patronales, Fenadismer, se ha desgajado tambi¨¦n de la asociaci¨®n mayoritaria. La fuerza de este colectivo ha sido minusvalorada. No se vislumbra c¨®mo se puede rebajar la tensi¨®n en las carreteras si esta asociaci¨®n no siente que tiene voz en la negociaci¨®n. Es posible que haya entre los huelguistas una facci¨®n radical que quiere tomar a los consumidores como rehenes y exprimir la situaci¨®n. Pero es evidente que la estrategia de estos d¨ªas no ha logrado aislar a esa facci¨®n, sino todo lo contrario. Y es evidente que el problema de fondo ¡ªla dificultad para hacer rentable su trabajo que sufren muchos aut¨®nomos del transporte¡ª existe.
Los problemas de suministro afectan sobre todo a los productos m¨¢s perecederos y a m¨²ltiples sectores con p¨¦rdidas que empiezan a ser graves: ganaderos, productores de leche, agricultores con cosechas abandonadas por falta de transporte... Pocas cosas causan tanta ansiedad colectiva como ver las estanter¨ªas vac¨ªas de productos habituales, lo que a su vez incita a la compra preventiva (las compras en supermercados se han disparado un 23%), al acaparamiento de determinados productos que ya vimos al comienzo de la pandemia en una espiral que a nadie beneficia. Se puede acusar a los camioneros de estar jugando con esa ansiedad, pero eso no vuelve menos leg¨ªtimas sus reivindicaciones. Igualmente, no se entiende qu¨¦ aporta al debate la insistencia del Gobierno en se?alar el apoyo de la ultraderecha a las manifestaciones. No solo resulta una caricatura grosera de los huelguistas, sino que da a entender que la ideolog¨ªa de cada cual deslegitima sus problemas econ¨®micos.
Toda Espa?a y toda Europa necesitan medidas estructurales y consensuadas para hacer frente a las consecuencias de una guerra que nos ha sido impuesta. En ese sentido, resulta prudente, como pide el Gobierno, esperar al Consejo Europeo del jueves y el viernes para poner sobre la mesa compromisos de calado, porque adem¨¢s de consenso en la Uni¨®n necesitar¨¢n de consenso pol¨ªtico nacional. Es todo el sistema energ¨¦tico lo que est¨¢ en cuesti¨®n. Pero no hace falta esperar al martes 29 para establecer claramente los objetivos y sus alternativas, de una forma concreta y cre¨ªble que genere confianza negociadora y rebaje la tensi¨®n.
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