Baron¨ªas populares
La mayor novedad del nuevo tiempo pol¨ªtico para el PP no es haber resuelto el dilema sobre qu¨¦ hacer con Vox, que sigue ah¨ª, sino un nuevo reparto del poder interno que puede complicar la gesti¨®n de esa cuesti¨®n
Los ¨²ltimos datos de encuesta muestran que la llegada de Alberto Feij¨®o a la presidencia del Partido Popular ha devuelto a esta formaci¨®n el pulso electoral que muchos de sus miembros anhelaban. Tambi¨¦n parece evidente que la organizaci¨®n del PP ya no es la misma de antes, pues el proceso que renov¨® la c¨²pula del partido mostr¨® la intensidad con la que ...
Los ¨²ltimos datos de encuesta muestran que la llegada de Alberto Feij¨®o a la presidencia del Partido Popular ha devuelto a esta formaci¨®n el pulso electoral que muchos de sus miembros anhelaban. Tambi¨¦n parece evidente que la organizaci¨®n del PP ya no es la misma de antes, pues el proceso que renov¨® la c¨²pula del partido mostr¨® la intensidad con la que se ha centrifugado el poder interno. Feij¨®o pidi¨® a los presidentes auton¨®micos algunos nombres para la configuraci¨®n de su equipo y en pocos d¨ªas la direcci¨®n qued¨® cincelada de abajo a arriba. El vac¨ªo que dej¨® la defenestraci¨®n de Casado y su equipo fue copado con tanta naturalidad por la voz de las baron¨ªas que cuesta adivinar en esta organizaci¨®n la estructura centralizada de anta?o.
La reafirmaci¨®n de los barones del PP, reivindicada por el propio Feij¨®o en el Congreso que le consagr¨® como l¨ªder, ocurre en un partido donde los poderes territoriales han jugado tradicionalmente un papel moderado, sobre todo si lo comparamos con el de los barones socialistas. Esto se debe a que el PP ha contado con una estructura organizativa m¨¢s centralizada que la del PSOE y con menos disparidad de opiniones entre sus ¨¦lites sobre el modelo auton¨®mico. Desde su refundaci¨®n, la principal fuente de divisi¨®n interna en el PP no ha sido la cuesti¨®n territorial, sino las distintas facciones ideol¨®gicas.
Con el tiempo las cosas han cambiado. Por un lado, al igual que en otros pa¨ªses federales, las carreras pol¨ªticas en el nivel auton¨®mico se han vuelto m¨¢s atractivas y han ganado en profesionalidad como consecuencia de la consolidaci¨®n del poder institucional regional. Por otro, dicha consolidaci¨®n tambi¨¦n ha permitido una mayor heterogeneidad en las propuestas program¨¢ticas auton¨®micas del PP y su adaptaci¨®n a las preferencias de cada electorado. El resultado de esa declinaci¨®n regional del programa ha sido un creciente solapamiento entre la diferenciaci¨®n ideol¨®gica y los contornos del poder territorial. Precisamente el PP de Galicia siempre ha ostentado esa singularidad territorial dentro del partido.
Con la llegada de Vox, las peculiaridades program¨¢ticas y estrat¨¦gicas de cada territorio se han hecho m¨¢s evidentes, pues los presidentes auton¨®micos parecen tener distintas respuestas a la pregunta de c¨®mo abordar el auge electoral del partido de Abascal. Las motivaciones en cada regi¨®n seguramente son distintas: en algunos casos ser¨¢n fruto del grado de comuni¨®n con los principios ideol¨®gicos de Vox y en otros estar¨¢n determinadas por la urgencia de mantener o conquistar el poder. En cualquier caso, si hubo un momento en el que el PP podr¨ªa haberse ahorrado o moderado estos dilemas con Vox, ese tiempo ya ha pasado. La indecisi¨®n de Casado y la ausencia de una estrategia nacional definida y sostenida en el tiempo frente a la derecha radical ha facilitado que cada territorio reivindique ahora su capacidad de improvisar la respuesta que m¨¢s le convenga.
Feij¨®o tendr¨¢ dif¨ªcil manejar esa autonom¨ªa desde la oposici¨®n. Primero, porque las baron¨ªas territoriales, aunque representen una reserva de poder para el partido cuando ¨¦ste no se encuentra en la Moncloa, lastran la capacidad de cualquier l¨ªder nacional de imponer una agenda pol¨ªtica coherente en todo el pa¨ªs. Quiz¨¢s por ello el l¨ªder popular ha preferido posponer junto con S¨¢nchez la reforma del modelo de financiaci¨®n auton¨®mica: demasiado ruido y disenso interno para afrontar en condiciones ¨®ptimas las pr¨®ximas contiendas electorales.
Segundo, el l¨ªder del PP ha nombrado en la direcci¨®n nacional a personas cercanas a los barones territoriales, quiz¨¢s con el prop¨®sito de generar interdependencias entre la acci¨®n en los territorios y la del aparato nacional. Sin embargo, la tracci¨®n de esos v¨ªnculos organizativos ser¨¢ insuficiente para imponer disciplina si sigue en la oposici¨®n tras las elecciones auton¨®micas previstas para 2023. En un posible choque entre el poder del aparato y el poder del gobierno, es m¨¢s probable que la balanza se incline a favor del segundo, aunque el primero provenga de la direcci¨®n nacional y el segundo del ¨¢mbito auton¨®mico.
En definitiva, la mayor novedad de este nuevo tiempo pol¨ªtico para el PP no es haber resuelto el dilema sobre qu¨¦ hacer con Vox, que sigue ah¨ª, sino un nuevo reparto del poder interno que puede complicar la gesti¨®n de ese dilema, a menos que cuente con un apoyo electoral m¨¢s amplio del que le otorgan las encuestas. De momento, Feij¨®o no incurre en la indecisi¨®n pol¨ªtica de Casado, pero opta por tomar caminos secundarios, bien por la v¨ªa de la desvinculaci¨®n (caso del pacto de Gobierno en Castilla y Le¨®n) o de la distracci¨®n propositiva, como impulsar la idea de que gobierne la lista m¨¢s votada.
El tiempo corre y los futuros resultados electorales en Andaluc¨ªa y en las elecciones auton¨®micas del 2023 devolver¨¢n al PP al mismo dilema, con un agravante: en cada posible disonancia entre el discurso de Feij¨®o y lo que ocurra con Vox en los gobiernos auton¨®micos el l¨ªder de los populares se dejar¨¢ jirones de liderazgo en su camino hacia La Moncloa. Ser¨¢ entonces el momento de comprobar si el poder territorial que ahora reivindica ha cooptado, m¨¢s que apuntalado, la manera en la que la nueva direcci¨®n nacional quiera determinar la relaci¨®n del PP con Vox.