El PP y Vox ya muestran sus diferencias en Castilla y Le¨®n
Las futuras leyes sobre violencia de g¨¦nero o la Memoria Hist¨®rica revelan las discrepancias en la coalici¨®n antes de gobernar
El apret¨®n de manos entre Alfonso Fern¨¢ndez Ma?ueco (PP) y Juan Garc¨ªa-Gallardo (Vox) ha empezado a aflojarse en Castilla y Le¨®n. Los primeros pasos de la primera coalici¨®n con la ultraderecha en una comunidad aut¨®noma ya evidencian diferencias de criterio sobre futuras reformas legales que los socios sacan a la luz en cada comparecencia.
Ma?ueco sostiene que el decreto auton¨®mico de memoria hist¨®rica ¡°no se va a tocar¡±, mientras que su pr¨®ximo vicepresidente asegur¨® esta semana que se sustituir¨¢ por uno de ¡°concordia¡±. El presidente en funciones, que ser¨¢ investido hoy, tambi¨¦n prometi¨® que la ley contra la violencia de g¨¦nero prevalecer¨ªa m¨¢s all¨¢ de esa normativa de ¡°violencia intrafamiliar¡± acordada con Vox, mientras que la formaci¨®n de Santiago Abascal sigue rechazando el concepto de violencia de g¨¦nero. Estos discursos en paralelo se pronuncian bajo un programa de gobierno impreciso, con muchas ideas y pocas certezas, y sin presupuesto. Con las cuentas p¨²blicas prorrogadas desde 2018 a¨²n no se sabe c¨®mo reflejar¨¢ el reparto econ¨®mico el peso de estas pol¨ªticas en la nueva Junta.
Las semanas de tensas negociaciones para formar Gobierno, tras la victoria del PP el pasado 13 de febrero, a¨²n no se han concretado en un plan de acci¨®n y las discrepancias se aprecian en cada rueda de prensa. El pacto que se vende como v¨ªa s¨®lida de ¡°estabilidad¡± muestra grietas cuando se les pregunta.
Este jueves, en las Cortes de Valladolid, Garc¨ªa-Gallardo proclam¨® su intenci¨®n de aprobar una norma que acabe con la supuesta discriminaci¨®n de las v¨ªctimas de la violencia del bando republicano durante la Guerra Civil. El decreto vigente ¡°se va a sustituir por un decreto de concordia¡±, asegur¨®. ¡°Vamos a dejar de usar la historia para dividir a los espa?oles, no puede haber un decreto de concordia que trate a todos por igual y un decreto de memoria hist¨®rica que habla solo de una de las partes¡±, a?adi¨®. Su declaraci¨®n llegaba dos d¨ªas despu¨¦s de que PP y Vox anunciaran que antes del 30 de junio se iniciar¨ªa la tramitaci¨®n de ¡°una normativa en materia de concordia¡±, sin mencionar la supresi¨®n de la norma anterior.
Ya en el acuerdo de legislatura, con 11 ejes y 32 acciones, ambos partidos firmaban ¡°reivindicar nuestra historia com¨²n, entendida como elemento integrador para la reconciliaci¨®n, combatiendo cualquier intento de quienes tratan de utilizarla para dividir a los espa?oles¡±. Las cr¨ªticas de la extrema derecha a la memoria hist¨®rica y esta l¨ªnea del pacto provocaron muchas preguntas para Ma?ueco, repelidas con un ¡°no se va a tocar¡± que ha perdido fuerza tras las declaraciones del l¨ªder de Vox.
Demostraci¨®n de poder
Ra¨²l de la Hoz, portavoz del PP en las Cortes, despej¨® el debate: ¡°En los pr¨®ximos meses ver¨¢n c¨®mo se desarrolla, pero no va a limitar derechos a nadie respecto a los contenidos del decreto de memoria¡±. No desminti¨® que pudiese derogarse la norma previa.
El PP tambi¨¦n sostiene que se respetar¨¢ la ley de violencia de g¨¦nero, aunque la coalici¨®n inform¨® de que espera tener tramitada antes del 31 de julio la nueva ley de violencia intrafamiliar.
La consultora pol¨ªtica y profesora en la Universidad de Valladolid Alicia Gil-Torres cree que estos episodios plasman lo que ser¨¢ la t¨®nica del futuro mandato conjunto: ¡°Vox va a marcar la agenda y el PP intentar¨¢ edulcorar y maquillar estas medidas¡±, dice. Para Gil-Torres, el momento de Vox pasa por ¡°demostrar su poder sobre Ma?ueco¡±, que depende de la ultraderecha para ser investido hoy y continuar en la Presidencia.
Los grupos parlamentarios de PP y Vox no han querido pronunciarse sobre los anuncios legales de sus aliados. Una fuente de los populares cree que la posici¨®n ambivalente del PP pretende evitar el discurso ¡°a contracorriente¡± de Vox e intenta mostrar una imagen m¨¢s neutral y ¡°discreta¡±. Matiza, sin embargo, que los ultras ¡°est¨¢n colando medidas ideol¨®gicas¡± contra la memoria hist¨®rica o la violencia de g¨¦nero.
La misma fuente considera que Ma?ueco queda en posici¨®n de inferioridad porque se ha plegado ante los ultras y ¡°ni ha conseguido gobernar en solitario, ni que su partido presidiera las Cortes, ni ser investido antes de que Alberto N¨²?ez Feij¨®o fuese proclamado l¨ªder del PP¡±. Estas cesiones ante Vox hacen que ¡°nadie se tome en serio a Ma?ueco¡±. Para esta fuente, Santiago Abascal, l¨ªder de Vox y comandante de las negociaciones entre ambas formaciones, asusta con sus amenazas de romper amarras ¡°si el PP incumple flagrantemente los acuerdos¡±.
Las rencillas, explica el polit¨®logo Eduardo Bay¨®n, se deben al clima de ¡°competici¨®n electoral¡±, con ambos pugnando por el electorado de la derecha e incurriendo en aparentes contradicciones en su b¨²squeda de votantes. ¡°El PP a veces intentar¨¢ distanciarse y otras ir m¨¢s a la derecha para rivalizar con Vox¡±, ilustra Bay¨®n. Los ultras deber¨¢n conjugar su entrada en las instituciones, ¡°para legitimarse como gestores y mostrar gobernabilidad¡±, con su ¡°discurso de rebeld¨ªa y antipol¨ªtica¡±. Lo ocurrido en Castilla y Le¨®n, cree el experto, se prolongar¨¢ mientras se mantenga la pugna entre ambos partidos, cuyo pr¨®ximo asalto son las elecciones auton¨®micas de Andaluc¨ªa.
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