El aborto y la guerra contra la democracia
El autoritarismo sexual conforma un programa de universalizaci¨®n reaccionaria fundado sobre ideales concretos sobre el g¨¦nero, la raza, la naci¨®n, la moral y la forma de ejercer el poder
Una de las cosas m¨¢s interesantes de la previsible reversi¨®n del derecho al aborto a cargo del Tribunal Supremo de EE UU es la paradoja de que dicho pa¨ªs est¨¦ ayudando al pueblo ucranio a determinar su futuro en libertad, celebrando que quiera vivir en democracia, mientras se alinea con pa¨ªses como Polonia, Honduras o Nicaragua en el desaf¨ªo a los derechos de las mujeres. Desde luego, parece complicado erigirse en defensor del globali...
Una de las cosas m¨¢s interesantes de la previsible reversi¨®n del derecho al aborto a cargo del Tribunal Supremo de EE UU es la paradoja de que dicho pa¨ªs est¨¦ ayudando al pueblo ucranio a determinar su futuro en libertad, celebrando que quiera vivir en democracia, mientras se alinea con pa¨ªses como Polonia, Honduras o Nicaragua en el desaf¨ªo a los derechos de las mujeres. Desde luego, parece complicado erigirse en defensor del globalismo democr¨¢tico y enmarcar el mundo moderno en una batalla maniquea entre democracias y autocracias, como hace Biden, mientras se atacan libertades en tu propio pa¨ªs. Quiz¨¢s porque, a la postre, nos fijamos demasiado en esas etiquetas que nos orientan para entender lo que ocurre, mientras obviamos la existencia de una visi¨®n del mundo compartida por Trump, Putin o Bolsonaro. Lo que une a estos ¡°hombres fuertes¡± de pa¨ªses aparentemente tan distintos es una estructura ideol¨®gica profunda y la intenci¨®n de exportarla m¨¢s all¨¢ de sus fronteras, con independencia del tipo de r¨¦gimen pol¨ªtico del que hablemos.
Por eso es importante que dejemos de ver el asalto a los derechos de las mujeres como una cuesti¨®n que solo nos ata?e a nosotras: nos jugamos mucho en esta guerra soterrada lanzada por un ubicuo movimiento reaccionario contra los ideales que sostienen la cultura democr¨¢tica de Occidente. El largo desaf¨ªo de la democracia hacia las formas tradicionales de autoridad, simbolizadas por las tres viejas instituciones (familia, moral y naci¨®n), es contestado por la ofensiva de los republicanos contra los derechos de las mujeres y las minor¨ªas sexuales o ¨¦tnicas, alineados con el temor de Putin a que la influencia ¡°feminizante¡± de Occidente tome Rusia a trav¨¦s de la aspiraci¨®n democr¨¢tica ucrania. Las violaciones de mujeres ucranias por parte del Ej¨¦rcito ruso no solo obedecen a un intento deliberado de intimidar a la poblaci¨®n, como bien se?ala Christina Lamb, la autora de Our Bodies Their Battlefield: What War Does to Women; son tambi¨¦n un arma pensada para acabar con quienes ven como ¡°los otros¡±. Por eso, la defensora del pueblo ucrania contaba c¨®mo los violadores explicaban a las 25 mujeres y ni?as retenidas y brutalmente violentadas en Bucha que ser¨ªan violadas ¡°hasta el punto de no querer tener contacto sexual con ning¨²n otro hombre, para evitar que tengan hijos ucranios¡±.
Este autoritarismo sexual conforma un programa de universalizaci¨®n reaccionaria fundado sobre ideales concretos sobre el g¨¦nero, la raza, la naci¨®n, la moral y la forma de ejercer el poder. Y no es casualidad que este programa se sienta amenazado por el poder econ¨®mico y pol¨ªtico de las mujeres, y desde luego por su libertad sexual. Como dice Seyla Benhabid, es la mayor transformaci¨®n de nuestro tiempo: la contrarrevoluci¨®n antiilustrada que pretende socavar nuestros ideales. Lo dram¨¢tico es que, mientras la izquierda renuncia al universalismo de los derechos, la reacci¨®n tiene muy claro cu¨¢l es el camino.