El fin del partido socialista de ?pinay
El acuerdo firmado con la formaci¨®n de Jean-Luc M¨¦lenchon acaba con el socialismo franc¨¦s refundado en 1971 por Fran?ois Mitterrand
El 5 de mayo, el Consejo Nacional del Partido Socialista (PS) franc¨¦s ratific¨®, por 167 votos a favor, 101 en contra y 24 abstenciones, el acuerdo firmado por la direcci¨®n con el partido de Jean-Luc M¨¦lenchon, La Francia Insumisa (LFI). Esta votaci¨®n marca el fin del Partido Socialista refundado en 1971 por Fran?ois Mitterrand. Por primera vez en su historia, este partido ha aceptado participar en un gobierno que estar¨ªa dirigido, en caso de victoria electoral, por un hombre de tendencia radical, Jean-Luc M¨¦lenchon, con el que est¨¢ en profundo desacuerdo en muchos ¨¢mbitos importantes.
La primera raz¨®n que llev¨® a Olivier Faure, primer secretario del PS franc¨¦s, a firmar este acuerdo fue el desastre electoral de la primera vuelta de las elecciones presidenciales, donde la candidata socialista, Anne Hidalgo, obtuvo el 1,7% de los votos emitidos y Jean-Luc M¨¦lenchon, el 22%. Para el l¨ªder del partido socialista se trataba sobre todo de intentar salvar en las elecciones legislativas de junio algunos de los 30 esca?os obtenidos en 2017 en la Asamblea Nacional, considerando que la posible p¨¦rdida por parte del partido de su grupo parlamentario (15 esca?os como m¨ªnimo) supondr¨ªa su muerte definitiva. Faure estaba dispuesto, para entrar en la alianza electoral ya lograda entre LFI, los Verdes y los comunistas, a todas las concesiones. M¨¦lenchon pudo as¨ª satelizar al PS a bajo coste, ofreci¨¦ndole participar en la ¡°nueva uni¨®n popular, ecol¨®gica y social¡±. A cambio, esta ¨²ltima obtuvo 70 candidaturas de las 577 circunscripciones legislativas existentes.
Entre los temas en los que los dos partidos discrepaban antes de las elecciones, el texto del acuerdo ha optado, unas veces, por el punto de vista de LFI, otras, por suavizarlos o directamente eliminarlos. Entre los primeros, est¨¢n la edad de jubilaci¨®n de 60 a?os, el salario m¨ªnimo de 1.400 euros, la derogaci¨®n de la ley votada por el Gobierno socialista de Fran?ois Hollande sobre la competitividad de las empresas francesas y las recientes reformas del c¨®digo laboral y del seguro de desempleo. Sobre todo, hay que mencionar ¡°el fin de la monarqu¨ªa presidencial con la VI Rep¨²blica¡± y el refer¨¦ndum de iniciativa ciudadana, que supone el abandono de la V Rep¨²blica.
Entre los desacuerdos maquillados se encuentran las cuestiones fundamentales de la Uni¨®n Europea y su pol¨ªtica exterior y de seguridad. En cuanto a la construcci¨®n europea, aunque se reconoce que existen desacuerdos ¡ªel PS est¨¢ muy apegado a aquella, mientras que M¨¦lenchon es un adversario de larga data¡ª, los socialistas dan un paso importante hacia M¨¦lenchon, ya que el texto del acuerdo estipula: ¡°Compartimos un objetivo com¨²n: acabar con el rumbo liberal y productivista de la Uni¨®n Europea¡±, y llama a desobedecer ciertas normas europeas. Como el t¨¦rmino desobediencia les parec¨ªa demasiado radical a los socialistas, el texto dec¨ªa: ¡°A causa de nuestras historias, hablamos de desobediencia para unos, de derogaci¨®n de manera transitoria para otros, pero aspiramos al mismo objetivo: poder aplicar plenamente el programa de gobierno compartido y respetar as¨ª el mandato que nos ha dado el pueblo franc¨¦s¡±.
Sobre el tema de Ucrania, el texto proclama que ambas partes defienden su soberan¨ªa y su libertad, pero no dice que M¨¦lenchon est¨¢ a favor de la salida de Francia de la OTAN y que una vez declar¨® que ¡°el miedo a los rusos es absurdo¡±: son socios fiables, mientras que Estados Unidos no lo es. Tampoco se menciona la oposici¨®n de LFI a la entrega de armas a Ucrania, a diferencia del PS, que est¨¢ a favor de la Alianza Atl¨¢ntica.
Con este acuerdo, que han firmado con una pistola apunt¨¢ndoles a la cabeza, los socialistas renuncian de hecho a lo que les hab¨ªa distinguido de la izquierda radical durante d¨¦cadas, cuando, en 1983, dieron el ¡°giro de la austeridad¡± econ¨®mica, dos a?os despu¨¦s de volver al poder con Fran?ois Mitterrand, e hicieron la doble elecci¨®n de ser un partido de gobierno y un motor de la construcci¨®n europea. Ya no tienen una verdadera identidad pol¨ªtica, habiendo aceptado esencialmente pasar por el cuchillo de la izquierda radical.
Si la mayor¨ªa del Partido Socialista ratific¨® el acuerdo, el objetivo de mantener un grupo parlamentario no explica por s¨ª solo esta decisi¨®n hist¨®rica. Otros factores jugaron a su favor. Los votantes de la izquierda votaron en dos tercios a M¨¦lenchon en la primera vuelta. Por lo tanto, la concentraci¨®n de la izquierda electoral se bas¨® en su persona. El Partido Socialista, que hist¨®ricamente quiso ser a la vez de izquierdas y unitario, sigui¨® a sus tropas, sobre todo porque a lo largo de su historia siempre hab¨ªa preferido una alianza con la izquierda radical a una alianza con el centro, debido a un complejo de inferioridad con respecto a la izquierda radical. Por ¨²ltimo, el Partido Socialista fue refundado en 1971 por Mitterrand sobre la base de una ambig¨¹edad deliberada: por un lado, afirmaba claramente su car¨¢cter anticapitalista y su vocaci¨®n de aliarse con el Partido Comunista, y por otro, su vocaci¨®n de ganar elecciones y gobernar. Por ello, nunca hizo la revisi¨®n ideol¨®gica que lo habr¨ªa transformado en un partido socialdem¨®crata. De hecho, una parte importante de sus cuadros y activistas se acerca en lo esencial a las posiciones de la izquierda melenchonista. Tras la derrota de 2017, que provoc¨® una primera marginaci¨®n electoral del partido, el nuevo jefe, Olivier Faure, elabor¨® un balance totalmente negativo del quinquenio de Hollande, reproch¨¢ndole sus pol¨ªticas neoliberales. La semana pasada declar¨® que ¡°no hay puntos insalvables¡± para negociar un acuerdo con LFI en las elecciones legislativas de junio. Este acuerdo no s¨®lo marca el fin del PS como partido de gobierno. Pone fin al tan repetido intento de convertir al PS franc¨¦s en un partido socialdem¨®crata.
¡°Es la primera vez que la izquierda se re¨²ne desde hace mucho tiempo¡±, dijo el primer secretario. ¡°No somos irreconciliables, incluso estamos demostrando que somos reconciliables¡±. Pero hay que a?adir que la mayor¨ªa del partido ya no es reconciliable con la fuerte minor¨ªa que se neg¨® a ratificar el acuerdo. As¨ª, el partido sigue gravemente dividido y amenazado con una nueva escisi¨®n. Si se trata de un momento hist¨®rico, no lo es, en contra de lo que afirman las izquierdas, porque marca su gran reconciliaci¨®n. Es evidente que este programa del Gobierno, en realidad, no lo es. Su car¨¢cter hist¨®rico se debe, m¨¢s bien, a que marca el fin de un partido socialista independiente, cerrando as¨ª el ciclo abierto en 1971.
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