El siguiente cap¨ªtulo en la erosi¨®n del derecho al aborto en los Estados Unidos
El escenario que est¨¢ viviendo EE UU lo distancia de la mayor¨ªa de los pa¨ªses que en otros temas considerar¨ªa como aliados
La semana pasada apareci¨® en medios norteamericanos un borrador de sentencia de la Corte Suprema de los Estados Unidos, en un caso pendiente que analiza una legislaci¨®n extremadamente restrictiva del aborto en Mississippi (caso Dobbs v. Jackson Women¡¯s Health Organization). Seg¨²n el borrador, la Corte Suprema revertir¨ªa la famosa decisi¨®n de 1973 Roe v. Wade en la que dicho tribunal declar¨® que el aborto era un derecho constitucional en todo el pa¨ªs. Hay que dejar clar...
La semana pasada apareci¨® en medios norteamericanos un borrador de sentencia de la Corte Suprema de los Estados Unidos, en un caso pendiente que analiza una legislaci¨®n extremadamente restrictiva del aborto en Mississippi (caso Dobbs v. Jackson Women¡¯s Health Organization). Seg¨²n el borrador, la Corte Suprema revertir¨ªa la famosa decisi¨®n de 1973 Roe v. Wade en la que dicho tribunal declar¨® que el aborto era un derecho constitucional en todo el pa¨ªs. Hay que dejar claro que el documento filtrado no es la sentencia del caso Dobbs, sino un documento preliminar que puede variar de la versi¨®n final, la que se espera pr¨®ximamente. Aun as¨ª, este es un signo m¨¢s del preocupante retroceso de los Estados Unidos en el reconocimiento y protecci¨®n de los derechos de las personas a tomar decisiones aut¨®nomas, incluido el acceso al aborto.
Uno de los elementos m¨¢s importantes de la decisi¨®n Roe v. Wade fue el reconocimiento del derecho absoluto de las mujeres a decidir sobre la interrupci¨®n de un embarazo sin intervenci¨®n estatal durante el primer trimestre de gestaci¨®n. Durante el segundo trimestre, reconoc¨ªa a los Estados un inter¨¦s en la vida y salud de la mujer embarazada lo suficientemente fuerte para permitir la regulaci¨®n del aborto con el objeto de proteger dichos intereses. Solo durante el tercer trimestre los Estados adquir¨ªan un inter¨¦s en la protecci¨®n de la vida prenatal que les permit¨ªa intervenir e incluso prohibir el aborto, a menos que la vida o la salud de la mujer embarazada estuviera en peligro.
En los casi 50 a?os desde que la Corte Suprema decidi¨® el caso Roe v. Wade ha habido decenas de litigios intentando restringir su interpretaci¨®n. En 1992 la Corte Suprema redujo considerablemente el derecho a la privacidad en relaci¨®n al aborto en el caso conocido como Casey v. Planned Parenthood, al establecer que los Estados pod¨ªan tener un inter¨¦s en la protecci¨®n de la vida prenatal desde los inicios del embarazo. Sin embargo, la sentencia confirm¨® Roe v. Wade e indic¨® que la regulaci¨®n del aborto no pod¨ªa traducirse en una ¡°carga indebida¡± que impidiera el ejercicio del derecho al aborto. Desde ese momento, diversos Estados han aprobado legislaciones imponiendo obst¨¢culos al acceso al aborto, tales como la imposici¨®n de modificaciones de infraestructura a los centros que prestan servicios de aborto y de tr¨¢mites burocr¨¢ticos a los profesionales de la salud muy dif¨ªciles de cumplir e innecesarios desde una perspectiva de salud p¨²blica, lo que ha llevado a la casi extinci¨®n del acceso al aborto en muchos lugares. En los ¨²ltimos intentos de restringir el acceso al aborto, adem¨¢s del caso de Mississippi que la Corte debe fallar, se destaca una ley de Texas que proh¨ªbe el aborto despu¨¦s de las seis semanas de gestaci¨®n y le entrega a la ciudadan¨ªa la facultad de denunciar a quienes se hayan involucrado en la prestaci¨®n de servicios de aborto, estableciendo incluso la posibilidad de recibir una compensaci¨®n monetaria de hasta 10.000 d¨®lares. Una total caza de brujas que no puede terminar sino como toda caza de brujas a lo largo de la historia.
Lamentablemente, m¨¢s de veinte Estados controlados por legisladores y gobernadores que no respetan el derecho de las personas a tomar decisiones aut¨®nomas dentro del marco del derecho a la privacidad est¨¢n impacientemente esperando que la Corte Suprema revierta Roe v. Wade para aprobar leyes draconianas en contra del aborto que hasta ahora ser¨ªan probablemente rechazadas por la justicia estadounidense. Si esto llega a ocurrir, millones de personas gestantes quedar¨¢n expuestas a ser criminalizadas por aborto, e incluso por homicidio, por el solo hecho de interrumpir un embarazo. Tambi¨¦n profesionales de la salud se podr¨¢n ver expuestos a sanciones penales por prestar servicios de aborto.
El escenario que est¨¢ viviendo Estados Unidos lo distancia de la mayor¨ªa de los pa¨ªses que en otros temas considerar¨ªa como aliados. La tendencia en pa¨ªses democr¨¢ticos es reconocer que las mujeres no pueden ser puestas en la situaci¨®n heroica de tener que asumir forzosamente los embarazos y la maternidad. La Corte Suprema de los Estados Unidos tiene un par de cosas que aprender, por ejemplo, de la Corte Suprema de M¨¦xico y del Tribunal Constitucional colombiano. Dos ¨®rganos que en el ¨²ltimo a?o no solo confirmaron y expandieron el derecho al aborto, sino que lo hicieron en base al respeto de los derechos humanos. El derecho internacional de los derechos humanos es claro en reconocer que el acceso al aborto es parte de la obligaci¨®n de los Estados de proteger el derecho de las personas a una vida libre de violencia, a la vida, a no sufrir tratos crueles, inhumanos y degradantes, y a tomar decisiones tan fundamentales como el n¨²mero de hijas e hijos que deseamos tener.
El camino hacia la prohibici¨®n del aborto que transita Estados Unidos hoy es a¨²n m¨¢s absurdo cuando la evidencia irrefutablemente muestra que su prohibici¨®n no reduce el n¨²mero de abortos y contribuye a aumentar la mortalidad y morbilidad de las personas gestantes. La supuesta dicotom¨ªa de tener que elegir entre proteger la autonom¨ªa de las personas o proteger la vida prenatal es simplemente falsa. La mejor manera de proteger la vida prenatal es respetando la autonom¨ªa y los derechos de las personas gestantes.
Por ahora, Roe v Wade sigue siendo derecho vigente y el aborto sigue siendo legal en los Estados Unidos. Cualquiera sea la decisi¨®n, el acceso al aborto seguir¨¢ siendo un derecho humano. La pregunta es qu¨¦ caminos seguir¨¢ Estados Unidos para respetarlo.
Macarena S¨¢ez Torres es directora ejecutiva de la Divisi¨®n de Derechos de Mujeres de Human Rights Watch.