Gabriel Ferrater
Con ingredientes de sobra para convertirse en un mito, el poeta ¡°de biograf¨ªa dif¨ªcil¡± dej¨® sobre todo preguntas inquietantes en el aire
Se deduce de las revelaciones de quienes tuvieron trato con ¨¦l que Gabriel Ferrater reun¨ªa sobradamente los ingredientes para constituirse en mito. Su peripecia vital suma, en efecto, vastas y singulares sabidur¨ªas, una sostenida tendencia a la autodestrucci¨®n, fallidas experiencias amorosas, una inteligencia superior sometida a las vejaciones de la pobreza, exilio e idiomas, alcoholismo y lucidez, poes¨ªa y suicidio. Am¨® las cosas exactas: las matem¨¢ticas, la ling¨¹¨ªstica, el an¨¢lisis de la pintura.
Dej¨® una obra...
Se deduce de las revelaciones de quienes tuvieron trato con ¨¦l que Gabriel Ferrater reun¨ªa sobradamente los ingredientes para constituirse en mito. Su peripecia vital suma, en efecto, vastas y singulares sabidur¨ªas, una sostenida tendencia a la autodestrucci¨®n, fallidas experiencias amorosas, una inteligencia superior sometida a las vejaciones de la pobreza, exilio e idiomas, alcoholismo y lucidez, poes¨ªa y suicidio. Am¨® las cosas exactas: las matem¨¢ticas, la ling¨¹¨ªstica, el an¨¢lisis de la pintura.
Dej¨® una obra poco extensa. Dej¨®, sobre todo, preguntas inquietantes en el aire, lo que quiz¨¢ haya contribuido a preservar a Ferrater de un olvido r¨¢pido. Su poes¨ªa, publicada en lengua espa?ola por Seix Barral con el t¨ªtulo de Mujeres y d¨ªas, precedida de amplio estudio, ha gozado de razonable difusi¨®n. En el pr¨®logo a una publicaci¨®n anterior, tambi¨¦n biling¨¹e, del Poema inacabado, los traductores Joan Margarit y Pere Rovira afirman que Gabriel Ferrater es ¡°un poeta de biograf¨ªa dif¨ªcil¡±.
Lo era acaso entonces (a?os ochenta). Meritoriamente, Jordi Amat ha vertido claridad sobre la vida privada y la sustancia intelectual del personaje en su reciente trabajo Vencer el miedo (Tusquets Editores). Educado en la ni?ez para ser un ¡°esp¨ªritu libre¡± (no fue escolarizado hasta los 10 a?os), da la impresi¨®n de que Ferrater se equivoc¨® de planeta. Malvivi¨® con trabajos menores. Gustaba de derramar sus vastos conocimientos en bares y concili¨¢bulos de madrugada. Estaba informado como nadie de lo que se coc¨ªa en la cultura literaria europea de su tiempo, justo ¨¦l que no pod¨ªa saldar la deuda cuantiosa con el librero.
Anunci¨® con lustros de antelaci¨®n su muerte voluntaria no bien cumpliera 50 a?os. Jam¨¢s aceptar¨ªa la humillaci¨®n de envejecer. Cumpli¨® su designio semanas antes del vencimiento del plazo. A uno lo atrajo en su d¨ªa racionalizar con ayuda de la ficci¨®n literaria la experiencia de un hombre similar que fija con holgada antelaci¨®n el t¨¦rmino de su vida. El novelista Justo Navarro me precedi¨® en el camino.