Ilusiones ¨®pticas: lo que no ven tus ojos
Este tipo de juegos de im¨¢genes son una ventana a nuestra mente inconsciente. As¨®mate
Yo, se?or, era ya de ni?ato un apasionado de las ilusiones ¨®pticas. Mi amigo Federico y yo elegimos ese tema para un trabajo de Ciencias Naturales en la escuela, y sacamos all¨ª los ejemplos cl¨¢sicos, como el tri¨¢ngulo invisible, los c¨ªrculos id¨¦nticos que parecen distintos seg¨²n los rayos entren o salgan de ellos, la secreta frontera que forman dos colores complementarios y la demostraci¨®n de que nuestra retina tiene un punto ciego justo en toda la mitad de nuestro campo visual. En esa zona no vemos absolutamente na...
Yo, se?or, era ya de ni?ato un apasionado de las ilusiones ¨®pticas. Mi amigo Federico y yo elegimos ese tema para un trabajo de Ciencias Naturales en la escuela, y sacamos all¨ª los ejemplos cl¨¢sicos, como el tri¨¢ngulo invisible, los c¨ªrculos id¨¦nticos que parecen distintos seg¨²n los rayos entren o salgan de ellos, la secreta frontera que forman dos colores complementarios y la demostraci¨®n de que nuestra retina tiene un punto ciego justo en toda la mitad de nuestro campo visual. En esa zona no vemos absolutamente nada, y si creemos lo contrario, que lo creemos todos, es solo porque nuestro cerebro rellena ese agujero con lo que supone que deber¨ªa estar all¨ª. Este mecanismo de rellenado, por cierto, funciona en todas las ¨¢reas del c¨®rtex cerebral, la sede de la mente. Esta es seguramente la primera paradoja filos¨®fica con que se encuentra un ni?o, y la pedagog¨ªa deber¨ªa desarrollar el tema un poco m¨¢s. No es una cr¨ªtica: Federico y yo tampoco lo hicimos.
Otro de mis casos favoritos es el cubo de Necker, ese cubo transparente que puede leerse de dos maneras alternativas. Ambas interpretaciones significan un cubo, pero en dos orientaciones diferentes. Con un poco de entrenamiento, el observador puede flipar de una a la otra a voluntad, pero incluso sin la menor pr¨¢ctica, nuestra mente alterna entre una y otra cada minuto o dos. Mientras nuestro yo consciente est¨¢ pensando en cualquier otra cosa, la vasta maquinaria inconsciente que vuela por debajo del radar est¨¢ ofreci¨¦ndonos las dos formas posibles de entender esa geometr¨ªa. Este mero hecho es verdaderamente notable. Pero hay m¨¢s ah¨ª dentro, mucho m¨¢s.
D¨¢ndole vueltas al cubo de Necker los neurocient¨ªficos tuvieron una idea brillante. Si el input es invariante, el flip que vemos no puede deberse a ning¨²n suceso exterior, sino solo a una especie de interruptor en nuestra consciencia. Por tanto, cualquier variaci¨®n que veamos en la actividad de los circuitos neuronales durante el flip debe conducirnos al cuartel general de la consciencia. Siempre me ha impresionado la elegancia de este concepto. Hasta donde yo s¨¦, la idea se ha evaporado en las brumas de la urgencia y la dificultad experimental. Alg¨²n neur¨®logo del futuro podr¨¢ rescatarla. Es el t¨ªpico experimento que te dice algo importante as¨ª salga a favor o en contra. Cr¨¦anme, soy un gran experto en hip¨®tesis fallidas.
Hay m¨¢s cosas que ni Federico ni yo pod¨ªamos saber en la ¨¦poca. El psic¨®logo Bruno Laeng y sus colegas de Oslo y Osaka acaban de presentar una investigaci¨®n sobre otra ilusi¨®n ¨®ptica, la de los agujeros en expansi¨®n. La miras y ves con meridiana claridad que el agujero se est¨¢ inflando con claras intenciones de devorar el mundo. En realidad all¨ª no se est¨¢ moviendo nada; es una figura perfectamente est¨¢tica, y lo ¨²nico que se est¨¢ expandiendo son tus propias pupilas.
La introspecci¨®n ¨Dpensar sobre tu pensamiento¡ª es una gu¨ªa desastrosa para entender c¨®mo funciona la mente. Lo que percibimos, sentimos y pensamos es una construcci¨®n de nuestro cerebro inconsciente, que sigue unas pautas de las que tenemos muy poca idea. Las ilusiones ¨®pticas son una ventana a ese conocimiento. ?Qu¨¦ otras ilusiones tiene usted?