Cubo de Necker

Muchos lectores conocer¨¢n el cubo de Necker, aunque quiz¨¢ no por ese nombre. Es ese cubo (en el sentido geom¨¦trico, no en el de llevar agua) transparente y dibujado en perspectiva que, cuando lo miras un minuto, empieza a oscilar entre sus dos interpretaciones posibles. Ambas son un cubo, pero puede verse desde arriba o desde abajo, y desde dos orientaciones rotadas por 90 grados. Es mi ilusi¨®n ¨®ptica favorita, y tambi¨¦n ha interesado a neurocient¨ªficos muy profundos, como Francis Crick y Christof Koch.

Cuando el cubo oscila, o flipa, entre sus dos interpretaciones posibles, tus ojos y las primeras zonas cerebrales que procesan la informaci¨®n ¨®ptica siguen viendo lo mismo antes y despu¨¦s. Es solo tu consciencia lo que ha cambiado. Crick y Koch esperaban que, si se pudiera observar qu¨¦ circuitos cerebrales cambian justo cuando el cubo flipa, tendr¨ªamos una pista importante sobre los fundamentos de la consciencia, eso que llamamos yo. Una gran idea que, hasta donde yo s¨¦, no ha conducido a parte alguna.

Un corolario evidente del cubo de Necker es que tenemos en la cabeza un concepto de ¡°cubo¡±. Lo que la imagen nos muestra no es un cubo, que es un objeto tridimensional, sino una proyecci¨®n bidimensional de ¨¦l, o de dos a la vez, mejor dicho. Si t¨² ves ah¨ª un cubo que flipa, solo puede deberse a que tu cerebro tiene un modelo interiorizado del cubo. No lo tendr¨ªas si hubieras nacido en un mundo sin cubos, como la arquitectura de Gaud¨ª. Tu cerebro ha aprendido ese concepto geom¨¦trico abstracto a partir de la experiencia. Esto es algo notable, ?no crees?

Y tambi¨¦n es la clase de cosa en que se basa la revoluci¨®n de la inteligencia artificial. Uno de los recientes galardonados con el premio Fronteras del Conocimiento del BBVA, el cient¨ªfico de la computaci¨®n y vicepresidente de Google Geoffrey Hinton, escrib¨ªa ayer en este diario sobre el aprendizaje profundo (deep learning), la innovaci¨®n esencial que est¨¢ haciendo avanzar la inteligencia de las m¨¢quinas. Esta ciencia ya no se basa en imitar la l¨®gica formal ¡ªese artefacto que demuestra que S¨®crates es mortal, puesto que es humano y todos los humanos son mortales¡ª, sino en imitar el funcionamiento de nuestra mente, hasta all¨ª donde lo entendemos en la actualidad.

La informaci¨®n visual que entra en nuestro cerebro se convierte de inmediato en l¨ªneas de todas las inclinaciones, formando un dibujo lineal. La siguiente zona cerebral abstrae las l¨ªneas en ¨¢ngulos, luego pol¨ªgonos, luego objetos tridimensionales y despu¨¦s una gram¨¢tica de las formas que nos permite entender el mundo. Aprendizaje profundo.