Parece que todo funciona bien
Los lectores opinan sobre el malestar social, las llamadas de los vendedores telef¨®nicos, las columnas de Juan Jos¨¦ Mill¨¢s y los triunfos de Nadal
Despu¨¦s de mucho tiempo sin utilizar el servicio p¨²blico de autobuses, hoy me sent¨¦ en una parada a esperarlo y me dio tiempo a observar la vida. El marcador digital de la parada me indicaba los minutos que faltaban para su llegada. Mientras, lleg¨® una furgoneta de reparto de pan y entr¨® en una panader¨ªa, a continuaci¨®n vi gente salir con una barra de pan en la mano; parece que todo funciona bien. Un grupo de electricistas depositaron su escalera y cajas de herramientas a escasos pasos de m¨ª, y empezaron a trabajar en...
Despu¨¦s de mucho tiempo sin utilizar el servicio p¨²blico de autobuses, hoy me sent¨¦ en una parada a esperarlo y me dio tiempo a observar la vida. El marcador digital de la parada me indicaba los minutos que faltaban para su llegada. Mientras, lleg¨® una furgoneta de reparto de pan y entr¨® en una panader¨ªa, a continuaci¨®n vi gente salir con una barra de pan en la mano; parece que todo funciona bien. Un grupo de electricistas depositaron su escalera y cajas de herramientas a escasos pasos de m¨ª, y empezaron a trabajar en una fachada; parece que todo funciona bien. Los coches bajaban por la calle en perfecto orden y sin gran ruido; parece que todo funciona bien. Mi autob¨²s acaba de llegar, subo, pago mi billete despu¨¦s de saludar al conductor y me siento en un asiento al lado de la ventanilla. Parece que todo funciona bien y, sin embargo, durante mi trayecto observo a la gente que me voy cruzando y noto sus rostros tristes y preocupados y pienso que algo est¨¢ sucediendo y que no hay nada que funcione bien.
Carmen Mellado Mart¨ªn-Cleto. Toledo
Algo m¨¢s que molestias
A cualquier hora del d¨ªa, incluso en nuestra propia vivienda ¡ª¨²ltimo e ¨ªntimo reducto de refugio y descanso¡ª somos asaltados una y otra vez v¨ªa telef¨®nica, sin ning¨²n pudor ni reparo, para ofrecernos un contrato de tal o cual cosa sobre el que el molestado no hizo ninguna demanda. Interrumpen en el trabajo, en un momento de descanso, de estudio... Estas pr¨¢cticas, harto molestas, en ocasiones rozan el fraude y, en otras directamente lo son. Deber¨ªan estar prohibidas por ley, pues no dejan de ser una sutil forma de agresi¨®n y un problema social.
F¨¦lix Jim¨¦nez Fern¨¢ndez. Madrid
El placer de leer a Juan Jos¨¦ Mill¨¢s
Leo a Juan Jos¨¦ Mill¨¢s y no s¨¦ qu¨¦ decir. Me sorprendo. Me asombro. Me sorprende. Me asombra. No importa el contenido. El t¨ªtulo. No importa nada de eso. Importa el placer de leer. De leerlo. De darle en cada palabra la vuelta a la rutina que cada d¨ªa o cada vez nos hace m¨¢s d¨®ciles. M¨¢s sencillos. M¨¢s simples. Menos interesados. Y quiz¨¢ sea precisamente por eso que Juan Jos¨¦ Mill¨¢s es capaz de arrebatarnos una sonrisa, un sarcasmo o una sonrisa sarc¨¢stica cuando una columna completada con sus palabras nos lleva por caminos que no conocemos o que conocemos y que no esper¨¢bamos conocer de esa manera. De la manera que Mill¨¢s, Juan Jos¨¦, nos lo cuenta. Narra. O escribe.
Manuel I. Nan¨ªn. O Carballi?o (Ourense)
Escena forgiana
A?o 2051. En un parque cualquiera de Espa?a, dos personas mayores pasean apaciblemente mientras leen la prensa en una ma?ana serena primaveral. Titular principal: ¡°La organizaci¨®n de Roland Garros proh¨ªbe a Rafael Nadal participar en el torneo de tenis al cumplir este a?o la edad de jubilaci¨®n¡±. Reacci¨®n de los lectores, de la misma quinta que el jugador de Manacor: ¡°?Qu¨¦ verg¨¹enza, qu¨¦ no inventar¨¢n para acabar con las ilusiones de la gente!¡±. No he podido evitar recordar a nuestro a?orado Forges al imaginar esta escena, pero mis mejores deseos al reciente vencedor de Par¨ªs, y una pronta y completa recuperaci¨®n. Queremos seguir vi¨¦ndole jugar en la pista.
Jos¨¦ Vicente Rodr¨ªguez. Le¨®n