El gran error de no escuchar a los ciudadanos
Los lectores escriben sobre el problema de no hacer caso a la ciudadan¨ªa, los debates constructivos, la autocensura y los complejos por tener un ¡°cuerpo ideal¡±
Ning¨²n movimiento social surge por casualidad. La ultraderecha no est¨¢ creciendo sin causa ni motivo. Ignorar las causas que llevan a los ciudadanos a hacer suyas sus ideas es un gran error. La ultraderecha se nutre de las debilidades y deficiencias del sistema, y tenemos que ser conscientes de esos problemas. Ignorarlos y postular que las demandas de la ultraderecha son barbaridades es un error. Un Gobierno con voluntad de gobernar para todos debe escuchar permanentemente a todos los ciudadanos y entender que no existen verdades absolutas ni ¨²nicas recetas posibles para ejercer su labor. Por ello, en estos tiempos dif¨ªciles, buscar consensos debe ser una prioridad, aun cuando suponga renuncias a los propios principios. Buscar mayor¨ªas amplias es absolutamente imprescindible y, adem¨¢s, es lo que deseamos la mayor¨ªa de los ciudadanos. A mi entender, esto pasa por saber aprovechar cambios de tendencia y voluntades renovadas. Estoy segura de que ser¨¢ un ¨¦xito de estrategia y seguramente ampliamente valorado.
Julia Chamorro Silgado. C¨¢ceres
?Esto es as¨ª!
Nos hemos olvidado de debatir, de contraponer ideas con aquellos que piensan distinto. Corren tiempos de cordones sanitarios, de no litigar sobre lo m¨¢s elemental. En mi opini¨®n, las ideas siempre requieren de un cuestionamiento continuo, un debate constante, pues ni la democracia ni la igualdad o la libertad son ideas tan obvias. Ninguna idea es lo suficientemente obvia. Y corremos el riesgo de que una ma?ana todo nos parezca tan obvio que olvidemos las razones que hacen que lo sea.
Roberto D¨ªaz Cruzado. Moguer (Huelva)
Autocensura
Al hilo de la tribuna de Adela Cortina, Autocensura: destruyendo la democracia, salir al paso como caminante amigo deseo. Es cierto. Ser¨¢n la autocensura y la censura encubierta las que amedrantaran la voz cr¨ªtica, esencial y alma mater de la democracia. Y sucede. La prueba de ello es esta secci¨®n. He acudido much¨ªsimas veces a ella para hacerme o¨ªr. He sido bien acogido, se me dio espacio, pero de un tiempo a esta parte, ya no es lo mismo. Soy consciente, cuando redacto, que debo maquillar algo el contenido. Y no hablo de omitir, como es obvio, calumnias e insultos, hablo de maquillar aquello que creas puede herir una sensibilidad a la m¨¢s m¨ªnima expresi¨®n o argumento salida del baremo de la correcci¨®n. Soy consciente de que hay cartas de de finales de los a?os noventa que se publicaron que hoy no saldr¨ªan. Es, pues, un retroceso indiscutible. Un da?ino retroceso que perjudica seriamente a la democracia, y por qu¨¦ no decirlo, a la literatura. He le¨ªdo grandes obras en esta secci¨®n. Sucede. Nos engulle, y caeremos.
Francisco Garc¨ªa Castro. Estepona (M¨¢laga)
Ha llegado la hora de quererme
¡°Tienes que comer m¨¢s¡±, la frase que m¨¢s me han repetido los ¨²ltimos meses. Durante gran parte de mi vida he sufrido comentarios en relaci¨®n con mi cuerpo, desde que estaba demasiado obesa hasta que estaba demasiado delgada. Tras adelgazar y conseguir acercarme al ideal de ¡°cuerpo perfecto¡±, me di cuenta de que nunca ser¨ªa suficiente. Nunca conseguir¨ªa aceptarme si segu¨ªa escuchando estos comentarios. As¨ª que, despu¨¦s de a?os odi¨¢ndome, he decidido que ha llegado la hora de quererme un poquito.
Noa S¨¢nchez Ramos. Begues (Barcelona)
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