Una multitud de j¨®venes que ya no creen en el sistema
La brutal abstenci¨®n en Francia y la desconfianza en los medios de comunicaci¨®n tradicionales son solo las ¨²ltimas se?ales de un inquietante distanciamiento
Desde el castillo, quienes quieran fijarse pueden vislumbrar una muchedumbre que se adensa en el horizonte. Dif¨ªcil interpretar desde la distancia cu¨¢ntos en esa multitud dan la espalda, desencantados, incluso resignados, y cu¨¢ntos dan la frente, indignados, meditando alguna suerte de asalto. Pero est¨¢ claro que son tantos, y muchas se?ales apuntan a que son cada vez m¨¢s. Son j¨®venes de las democracias occidentales que conducen sus vidas alejados de un castillo-sistema que no les acoge, no les sirve, y en el que, con muchas razones, no creen.
Esta semana ha ofrecido dos s¨ªntomas bastant...
Desde el castillo, quienes quieran fijarse pueden vislumbrar una muchedumbre que se adensa en el horizonte. Dif¨ªcil interpretar desde la distancia cu¨¢ntos en esa multitud dan la espalda, desencantados, incluso resignados, y cu¨¢ntos dan la frente, indignados, meditando alguna suerte de asalto. Pero est¨¢ claro que son tantos, y muchas se?ales apuntan a que son cada vez m¨¢s. Son j¨®venes de las democracias occidentales que conducen sus vidas alejados de un castillo-sistema que no les acoge, no les sirve, y en el que, con muchas razones, no creen.
Esta semana ha ofrecido dos s¨ªntomas bastante pavorosos de esta tendencia. Un estudio demosc¨®pico apunta que, en la primera ronda de las legislativas francesas, un 70% de los menores de 35 a?os no acudi¨® a las urnas (frente al 46% de los mayores de 35). Veremos qu¨¦ pasa en la segunda. En cualquier caso, da v¨¦rtigo pensar que, en un pa¨ªs desarrollado, culto y con tanta tradici¨®n pol¨ªtica como Francia, 7 de cada 10 j¨®venes hayan decidido no expresar su opini¨®n en una convocatoria fundamental para la composici¨®n del ¨®rgano legislativo. Es una cifra que desborda con creces el per¨ªmetro de la pobreza, la exclusi¨®n, la formaci¨®n insuficiente. Hay ah¨ª much¨ªsimo m¨¢s. Es un rechazo sist¨¦mico.
En paralelo, el Instituto Reuters para el Estudio del Periodismo ha publicado su informe anual acerca de la informaci¨®n en el mundo digital, y sus conclusiones son desalentadoras, con un mix de bajos niveles de confianza en los medios, inter¨¦s en declive, cierto hartazgo y otras din¨¢micas preocupantes. Tristemente, estas tendencias resultan especialmente acentuadas en las nuevas generaciones. Solo un 37% de los menores de 35 a?os conf¨ªan en las noticias de los medios por lo general, frente al 47% de los mayores de 55.
Se trata de dos gotas m¨¢s en un mar de datos. Un interesante estudio publicado por el Instituto Bennett de la Universidad de Cambridge y el Centro Para el Futuro de la Democracia apunta a que la satisfacci¨®n decrece de generaci¨®n en generaci¨®n. La de los mileniales es inferior a la generaci¨®n X, a su vez inferior a la de los boomers, seg¨²n datos recopilados en 75 pa¨ªses. Por otra parte, un Eurobarometro espec¨ªfico sobre juventud se?alaba, entre otras cosas, que un 55% considera que entiende poco o nada de la UE y un 70%, que no tiene influencia sobre sus decisiones.
Naturalmente, las circunstancias de la juventud son tan variadas como las de los pa¨ªses europeos, y dentro de cada sociedad nacional hay los mil matices correspondientes a cada agrupaci¨®n de envergadura. Por supuesto, es posible encontrar otro tipo de datos m¨¢s esperanzadores. Sin duda, se toman iniciativas acertadas para corregir problemas. En Espa?a, por ejemplo, la reforma laboral o el incremento del salario m¨ªnimo son medidas ¨²tiles en perspectiva juvenil. Pero es evidente que hay un com¨²n denominador que es como una piedra enorme que pesa y une a generaciones que han ido asom¨¢ndose a la edad adulta desde la gran crisis de 2008, con todo su perverso arrastre hasta la nefasta contingencia actual. Es evidente que hay un viento amplio e intenso que sopla en contra de gran parte de las nuevas cohortes, que les cierra el paso hacia un futuro mejor que las anteriores ¡ªuna expectativa que se dio por descontada durante d¨¦cadas¡ª y que no brota de un fen¨®meno meteorol¨®gico: se conforma, ese viento hostil, en el castillo-sistema del que viven alejados.
La escasa fe en las estructuras pol¨ªticas o en los medios no es sin¨®nimo autom¨¢tico de falta de inter¨¦s en la pol¨ªtica o en lo que ocurre en el mundo. En algunos casos, la proyecci¨®n del individuo juvenil en lo colectivo se produce a escala local, otras global ¡ªpor ejemplo, contra el cambio clim¨¢tico¡ª, con acciones que sobresalen los esquemas de representatividad cl¨¢sica; asimismo, el mecanismo de conformaci¨®n de opini¨®n puede discurrir por canales diferentes de los tradicionales. Pero no siempre es as¨ª, e incluso cuando lo es, por supuesto, el desprecio por el mecanismo representativo tradicional o la informaci¨®n profesional es una p¨¦sima noticia para los sistemas.
Parad¨®jicamente, mientras tantos j¨®venes parecen despegarse del sistema pol¨ªtico, casi todos est¨¢n muy integrados en otro sistema: el de las redes sociales. Pero, ay, dici¨¦ndolo suave, este ¨²ltimo resulta menos constructivo para la sociedad que la pol¨ªtica. A menudo, es directamente destructivo, un agujero negro que absorbe energ¨ªas que podr¨ªan ser positivas, que desv¨ªa trayectorias, con tanto tiempo malgastado en ef¨ªmera superficialidad, tanta propagaci¨®n de estupideces.
Ah¨ª est¨¢, a lo lejos, una muchedumbre. Los del castillo con los puentes levadizos hacia arriba har¨¢n bien en fijarse m¨¢s. Y los de la orilla lejana en el horizonte¡ ojal¨¢ no perd¨¢is las ganas de luchar democr¨¢ticamente y hacer todo esto mejor, mucho mejor de como os lo estamos dejando. ?nimo, per aspera ad astra.