Burgues¨ªa catalana, la gran superviviente
La elecci¨®n, ayer, de una nueva presidencia del Cercle, por vez primera mediante voto popular, es un acicate para definir un nuevo libreto econ¨®mico, otra ola de modernizaci¨®n empresarial y de apoyo al talento
Los Kennedy o los Agnelli cubr¨ªan el vac¨ªo de familias reales. La burgues¨ªa catalana supl¨ªa la distancia pol¨ªtica del Estado en tanto no era exclusivo de su territorio. Lo propio de ella es su af¨¢n de supervivencia hist¨®rica, ins¨®lita si se compara con la mucha m¨¢s poderosa oligarqu¨ªa veneciana y su s¨²bito desplome ante el asedio de Napole¨®n.
Su secreto ha sido durante siglos la habilidad de adaptarse, recrearse, nutrirse de nuevas levas y sectores: mediante el asce...
Los Kennedy o los Agnelli cubr¨ªan el vac¨ªo de familias reales. La burgues¨ªa catalana supl¨ªa la distancia pol¨ªtica del Estado en tanto no era exclusivo de su territorio. Lo propio de ella es su af¨¢n de supervivencia hist¨®rica, ins¨®lita si se compara con la mucha m¨¢s poderosa oligarqu¨ªa veneciana y su s¨²bito desplome ante el asedio de Napole¨®n.
Su secreto ha sido durante siglos la habilidad de adaptarse, recrearse, nutrirse de nuevas levas y sectores: mediante el ascensor social. Algunos la dan por muerta. Dudoso, como subraya la elecci¨®n, ayer, de un nuevo liderazgo para el Cercle d¡¯Economia, por vez primera desde 1957 mediante voto popular. Otros la identifican con el nacionalismo pujolista. Incierto. Coincidi¨® a veces con este, cohabit¨® bastante y aguant¨® en exceso. Pero su gente de verdad no era la burgues¨ªa, menos a¨²n si intelectualizada. Sino la menestral¨ªa, una peque?a burgues¨ªa esforzada, inmediatista. Los botiguers. La comarca nos visita.
El pen¨²ltimo momento (largo) de esplendor lo registran el tardofranquismo y la Transici¨®n. Cuando el patriarca del gas, Pere Duran Farell, reconoce en p¨²blico, en 1967, y ante un ministro del r¨¦gimen que en su empresa, la Maquinista, negocia con Comisiones Obreras. Cuando en 1972, 13 entidades publican un manifiesto a favor de ingresar en las comunidades europeas. Cuando el propio Cercle define un programa ideol¨®gico de clase y pa¨ªs: democracia liberal; europe¨ªsmo; econom¨ªa social de mercado; pluripartidismo; marco democr¨¢tico de relaciones laborales, catalanizaci¨®n de Espa?a (Salvador Aguilar, ?Burgueses sin burgues¨ªa?, Reis, 1985).
El m¨¢s reciente, la explosi¨®n ol¨ªmpica de 1992, en complicidad con el socialismo maragallista y conjunci¨®n con n¨²cleos transfranquistas: Juan Antonio Samaranch. Seguido de la creaci¨®n del Instituto de Empresa Familiar, la recuperaci¨®n del poder financiero (refundaci¨®n de La Caixa con Josep Vilarasau al crear un gran grupo industrial; ascenso del Sabadell), la conversi¨®n en multinacionales de varias docenas de empresas familiares, la derrota en fasc¨ªculos del pujolismo en su intento de jibarizar la Gran Barcelona metropolitana.
Al cambio de siglo, el euro simboliz¨® la culminaci¨®n del grueso de su programa. Pero la globalizaci¨®n prim¨® los servicios sobre la industria y privilegi¨® (junto al neocentralismo espa?ol) las capitales de Estado. La Gran Recesi¨®n de 2.008 hizo temblar al misterio.
Y la fulgurante y ef¨ªmera aventura del proc¨¦s secesionista agrav¨® los descosidos hasta el paroxismo. Exalt¨® la desobediencia. Instal¨® el des-orden-amiento como br¨²jula; expuls¨® a la banca; exili¨® a miles de empresas. Encumbr¨® a los sectores m¨¢s sansculottes de la menestral¨ªa insurgente (asalto ilegal a la C¨¢mara de Comercio...). Resalt¨® la ineficiencia de la Administraci¨®n propia (el Eix Transversal como emblema solitario) y la lentitud de la central (aeropuerto, corredor mediterr¨¢neo; cercan¨ªas). Enfad¨® a Espa?a sin ganarse a Francia.
La burgues¨ªa catalana sali¨® tocada del decenio insurgente iniciado en 2012 por los albaceas del pujolismo encaramados a la monta?a carlista. Pero no desaparecida. Y quiz¨¢ menos vol¨¢til que otras instancias, como el sindicalismo, en parte sumiso y seguidista del diktat oficial. Pese a la evidente y cruel p¨¦rdida de peso at¨®mico (la inexplicada desaparici¨®n de una decena de cajas de ahorros; la venta de Freixenet, Tit¨¢n y Codorniu; los vaivenes de la sider¨²rgica CELSA), sobrevive y se re-crea. En diez a?os de exilio ¡ªcasi una generaci¨®n¡ª, muchas de las empresas con la sede trasterrada siguen paut¨¢ndose desde Barcelona.
Otras se han disparado al c¨¦nit, desde sectores variados. Como Cellnex (torres de comunicaci¨®n y de redes), l¨ªder europeo en menos de seis a?os); Gr¨ªfols (hemoderivados, pese a una coyuntura pand¨¦mica dif¨ªcil); Fluidra (piscinas); Hipra (biotecnolog¨ªa, vacunas), la veterana Reig Jofre; el ambicioso y acelerado grupo Elias (renovables Audax) y muchas otras menores.
Y sobre todo, el talento empresarial, innovador y tecnol¨®gico, sigue intacto. Es m¨¢s, creciente. Apenas apela al patrocinio p¨²blico. Quiz¨¢ prospera precisamente por no exponerse al secuestro clientelar de una burocracia extractiva. El universo de start-ups cuenta con cuatro potentes unicornios (valoraci¨®n superior a mil millones): eDreams y Travelpark (viajes), Glovo (distribuci¨®n), Wallbox (cargadores para coches el¨¦ctricos). El valor de estas empresas emergentes asciende a 19.000 millones de d¨®lares en Barcelona, por 14.000 en Madrid (Spanish Tech Ecosystems, Dealroom, 2021); la capital catalana tambi¨¦n lidera el capital invertido (exterior y de family offices), atra¨ªdo en rondas de financiaci¨®n.
Pero la entera econom¨ªa exhibe asignaturas pendientes: de tama?o (recelo a la sociedad por acciones y a la Bolsa); de digitalizaci¨®n; de orientaci¨®n a los servicios (no solo industria). Y estar¨ªa bien que ¡ªam¨¦n de la ejecuci¨®n de inversiones centrales previstas¡ª la Generalitat tambi¨¦n apoyase, en vez de retraerse en infraestructuras (aeropuerto) y en base energ¨¦tica (farolillo rojo espa?ol de renovables). Ense?a la historia que sin los saltos hidr¨¢ulicos del Llobregat no habr¨ªa fraguado la industria textil que empez¨® a modelar la era contempor¨¢nea de esta burgues¨ªa. Una clase clave. En busca de libreto renovado.