Oportunidad perdida en el Pirineo

La decisi¨®n del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Espa?ol de no presentar ninguna candidatura para los juegos de Invierno de 2030 ha puesto punto y final a m¨¢s de un a?o de negociaciones infructuosas. La imposibilidad de articular una candidatura conjunta del Pirineo catal¨¢n y del aragon¨¦s se ha debido no tanto a las limitaciones t¨¦cnicas y ambientales -que las hab¨ªa- sino a la incapacidad de trabar un acuerdo pol¨ªtico entre la Generalitat de Catalu?a y la Diputaci¨®n General de Arag¨®n.

La base de la candidatura, y el principal elemento que le pod¨ªa dar viabilidad, era la necesidad de dar un impulso econ¨®mico y social a los Pirineos en su conjunto, aquejados como tantas zonas de la Espa?a vac¨ªa de un olvido permanente y de una despoblaci¨®n galopante. Se trataba de demostrar que era posible organizar unos juegos de invierno sin meter m¨¢s hormig¨®n en un entorno ya castigado por la presi¨®n humana y en un momento marcado por la emergencia clim¨¢tica.

Estos complicados equilibrios t¨¦cnicos se han visto frustrados por la nula capacidad de acuerdo pol¨ªtico. Pese al fragor de los diferentes actores implicados en echarle la culpa al rival, hay que dilucidar bien las responsabilidades. Solo el Comit¨¦ Ol¨ªmpico Espa?ol pod¨ªa presentar la candidatura, pero esta no era viable sin un pacto pol¨ªtico previo de los territorios afectados. Desde el primer momento Catalu?a ha sido poco receptiva a la propuesta de compartir protagonismo con Arag¨®n ¡°en pie de igualdad¡±, como pidi¨® el presidente del Gobierno, Pedro S¨¢nchez, el a?o pasado. La Generalitat solo acept¨® que Arag¨®n se sumara como complemento a un proyecto que, en buena parte, ya ten¨ªa dise?ado con antelaci¨®n. Pero la Diputaci¨®n General de Arag¨®n de Javier Lamb¨¢n tampoco se ha movido un ¨¢pice en la recta final de las negociaciones, desmarc¨¢ndose de un primer acuerdo t¨¦cnico para el reparto de las pruebas con acusaciones de car¨¢cter pol¨ªtico contra la Generalitat y el COE. Por parte del Gobierno de Espa?a se ha echado en falta un papel m¨¢s activo para intentar limar asperezas entre dos ejecutivos auton¨®micos que, si bien estaban de acuerdo en promocionar el Pirineo, han sido incapaces de aparcar su rivalidad pol¨ªtica. Sin grandes consensos no son posibles unos juegos ol¨ªmpicos como se ha demostrado en Espa?a, siendo el ¨¦xito de Barcelona 92 la gran demostraci¨®n de ello.

El resultado de la falta de acuerdo y voluntad pol¨ªtica es que no habr¨¢ juegos en 2030 en el Pirineo. Cada administraci¨®n implicada deber¨¢ hacer balance de sus responsabilidades en el fracaso. Pero lo que no pueden dejar de hacer ahora con el argumento de que no hay juegos ol¨ªmpicos es seguir sin prestar atenci¨®n a las necesidades del Pirineo, que son muchas. Sus habitantes no tienen por qu¨¦ pagar la incapacidad de sus pol¨ªticos.