Vientres de alquiler
Los lectores escriben sobre la gestaci¨®n subrogada, los incendios y el cambio clim¨¢tico, el Museo del Prado y el impacto de nuestro modo de vida
Supongamos que un individuo en situaci¨®n precaria decide donar su h¨ªgado, podr¨ªamos decir alquilarlo a un individuo que, a diferencia del primero, tiene dinero en demas¨ªa y puede pagar por el ¨®rgano. La legalidad se lo impide, pero la moral de muchos, de la mayor¨ªa, tambi¨¦n. Porque el h¨ªgado de una persona sin recursos vale lo mismo que el de una persona que los tiene, porque el derecho a la dignidad y a la seguridad del primero est¨¢n por encima del deseo del segundo. El deseo no es el derecho. En esta misma etapa de maduraci¨®n, el deseo de ser padre no se traduce en el derecho a la paternidad...
Supongamos que un individuo en situaci¨®n precaria decide donar su h¨ªgado, podr¨ªamos decir alquilarlo a un individuo que, a diferencia del primero, tiene dinero en demas¨ªa y puede pagar por el ¨®rgano. La legalidad se lo impide, pero la moral de muchos, de la mayor¨ªa, tambi¨¦n. Porque el h¨ªgado de una persona sin recursos vale lo mismo que el de una persona que los tiene, porque el derecho a la dignidad y a la seguridad del primero est¨¢n por encima del deseo del segundo. El deseo no es el derecho. En esta misma etapa de maduraci¨®n, el deseo de ser padre no se traduce en el derecho a la paternidad que algunos alegan para legalizar la gestaci¨®n subrogada. Porque el alquiler de ¨®rganos no es moralmente aceptable, y porque es un escollo m¨¢s en el camino de garantizar que las mujeres con pocos recursos no se vean obligadas a vender su cuerpo para satisfacer el capricho de unos, que est¨¢ muy por debajo de la dignidad y la seguridad de las otras.
Juan S¨¢nchez Cano. Madrid
Los incendios y el cambio clim¨¢tico
Desconsuela leer la cantidad de incendios que asolan no s¨®lo Espa?a, sino muchos otros pa¨ªses. He sido testigo, a muchos kil¨®metros, de las llamas que empezaron a devorar la sierra de Mijas, por las que tantas veces he ido de senderismo. Volveremos a hablar y lamentar el coste humano, econ¨®mico y ecol¨®gico de estas tragedias y a alabar la lucha contra el fuego de los equipos de Protecci¨®n Civil, vecinos y voluntarios, pero seguiremos sin abordar la causa principal de que haya m¨¢s incendios: el cambio clim¨¢tico. ?Qu¨¦ m¨¢s tiene que suceder para que nos tomemos en serio un problema que nos afecta a todos?
Elena Sanz Ortega. M¨¢laga
Visitar el Museo del Prado
Prado maravilla, Prado inteligente, Prado orgullo, Prado oculto y generoso, Prado de pintores y artistas que miran hacia el futuro desde el pasado con la mejor gesti¨®n de sus responsables. Cultura, placer que une. Memoria donde reencontrarse todos bajo el pliegue de una t¨²nica pintada o admirando la construcci¨®n tem¨¢tica de las obras hasta vernos reflejado en las Pinturas negras de Goya o admirar el Fusilamiento de Torrijos y temblar ante el futuro incierto. Prado maravilla que nos habla.
Jos¨¦ Jes¨²s S¨¢nchez Mar¨ªn. Madrid
Darwin debi¨® dejar algo en el metaverso
Jabal¨ªes acerc¨¢ndose a los basureros para buscar comida, corzos atravesando municipios, ¨¢guilas que vuelan cada vez m¨¢s bajo, cig¨¹e?as comiendo ratas, peces y escualos cada vez m¨¢s cerca de los humanos. Algo est¨¢ cambiando y no nos damos cuenta. Nuestro modus vivendi repercute en la cadena tr¨®fica; en nuestra especie y en otras. Atrapados en mundos virtuales y enredados en internet, parece nos hemos olvidado del origen de las especies. Pero, claro, Darwin se equivoc¨®, deber¨ªa haber escrito sus ideas en 140 caracteres.
Ram¨®n Puchades. Rinc¨®n de Arellano