Roma, la pr¨®xima batalla
En el asalto electoral italiano se enfrentar¨¢n en las urnas los dos programas por los que se lucha a tiro limpio en Ucrania
A pesar de las apariencias, esas batallas de blindados, el bombardeo de las ciudades y la inmovilidad del desgaste artillero en trincheras y b¨²nkeres, poco tiene que ver esta guerra con las dos contiendas mundiales del siglo XX. No nos dirigimos tampoco a una mera destrucci¨®n de la globalizaci¨®n con la disrupci¨®n de las cadenas internacionales de valor y la quiebra de las interdependencias. La humanid...
A pesar de las apariencias, esas batallas de blindados, el bombardeo de las ciudades y la inmovilidad del desgaste artillero en trincheras y b¨²nkeres, poco tiene que ver esta guerra con las dos contiendas mundiales del siglo XX. No nos dirigimos tampoco a una mera destrucci¨®n de la globalizaci¨®n con la disrupci¨®n de las cadenas internacionales de valor y la quiebra de las interdependencias. La humanidad quiz¨¢s acaba de inaugurar una guerra nueva, repugnante como todas, pero distinta de las anteriores, que combina caracter¨ªsticas de las viejas guerras del siglo XX con estrategias surgidas de la tecnolog¨ªa, los comportamientos y las ideas del siglo XXI.
De un lado, una violencia desatada que enlaza directamente con la megamuerte del pasado siglo, bajo la amenaza nuclear y las tentaciones genocidas. Del otro, una reversi¨®n de las interdependencias globales ¡ªenerg¨ªa, alimentaci¨®n, finanzas, tecnolog¨ªa¡¡ª, como armas de coacci¨®n, chantaje e incluso de cerco y castigo. Se suman a una nueva dimensi¨®n de los asuntos internacionales, que proyecta los conflictos locales globalmente y viceversa, como se est¨¢ viendo estos d¨ªas en Italia, patria de Maquiavelo y pa¨ªs siempre vanguardista en el arte de la pol¨ªtica.
Se equivocaron los que cre¨ªan que se acercaba el final del ciclo populista, gracias en particular a la derrota de Trump y al hundimiento de Boris Johnson. La fragilidad de Biden y la defenestraci¨®n de Draghi lo demuestran. Aqu¨ª est¨¢ de nuevo Berlusconi, el gran precursor populista y amigo de Putin, desalojado del poder hace m¨¢s de una d¨¦cada, ahora bajando el pulgar, como el emperador de Roma en el circo, para autorizar el asesinato pol¨ªtico de Supermario que le demandaba el bloque soberanista y putinista formado por la Liga, Forza Italia y Hermanos de Italia.
Putin fue derrotado en Kiev: no pudo descabezar a Ucrania como deseaban sus amigos y hubiera interesado a muchos apaciguadores. En Donb¨¢s ha obtenido una car¨ªsima victoria militar y en la Bruselas de la OTAN y de la UE una notable derrota pol¨ªtica. Pero va a librar en Italia la pr¨®xima batalla, directamente electoral, antes incluso de la batalla invernal del gas con la que pretende dividir y vencer a los europeos.
¡°El aspecto m¨¢s desgraciado de una eventual victoria electoral de la derecha populista y soberanista¡±, ha se?alado Antonio Scurati, autor de Mussolini, el hijo del siglo, ¡°es que representar¨ªa el final del proceso hist¨®rico de formaci¨®n de una unidad pol¨ªtica europea y de una independencia militar que la guerra en Ucrania ha demostrado necesaria¡±. En Italia se enfrentan en las urnas los dos programas por los que se combate a tiro limpio en tierras ucranias. Esta guerra ya no es la continuaci¨®n de la pol¨ªtica por otros medios, sino el episodio m¨¢s cruento de una globalizaci¨®n crecientemente militarizada, en la que se combina la violencia con la intervenci¨®n en la vida pol¨ªtica y las elecciones de los adversarios.