Los violadores est¨¢n de enhorabuena
Los acuerdos entre las partes y la Fiscal¨ªa en dos casos de violaci¨®n han permitido una impunidad que compromete valores medulares como la libertad sexual y el papel del Estado en la defensa de las v¨ªctimas
Vaya, hombre. Los violadores est¨¢n de enhorabuena estos d¨ªas, a juzgar por dos resoluciones de sendos casos grav¨ªsimos en los que los agresores se han librado de la c¨¢rcel gracias a acuerdos con la Fiscal¨ªa a cambio de dinero y un curso de educaci¨®n sexual. Podemos imaginarlos tomando apuntes, atentos y aplicados, mientras una profesora les ense?a que el acto sexual debe ser consentido (repite conmigo: con-sen-ti-do) y nunca impuesto por la fuerza. Que dos m¨¢s dos son cuatro, muchacho.
Los hechos son escalofriantes: en Murcia, un hombre de 64 a?os, jefe de una finca de albaricoques en p...
Vaya, hombre. Los violadores est¨¢n de enhorabuena estos d¨ªas, a juzgar por dos resoluciones de sendos casos grav¨ªsimos en los que los agresores se han librado de la c¨¢rcel gracias a acuerdos con la Fiscal¨ªa a cambio de dinero y un curso de educaci¨®n sexual. Podemos imaginarlos tomando apuntes, atentos y aplicados, mientras una profesora les ense?a que el acto sexual debe ser consentido (repite conmigo: con-sen-ti-do) y nunca impuesto por la fuerza. Que dos m¨¢s dos son cuatro, muchacho.
Los hechos son escalofriantes: en Murcia, un hombre de 64 a?os, jefe de una finca de albaricoques en plena cosecha, cit¨® a una jornalera para llevarla al campo, donde la viol¨®, la golpe¨®, la insult¨® y la amenaz¨® con quitarle su trabajo a ella y a sus compatriotas si le denunciaba. M¨¢s que un cursillo, necesitar¨ªa un m¨¢ster. En M¨¢laga, dos polic¨ªas municipales violaron a una chica de 18 a?os a la que hab¨ªan dado el alto y que hab¨ªa bebido.
Que las v¨ªctimas hayan aceptado estos acuerdos no puede ser objeto de cr¨ªtica. El camino desde la violaci¨®n a los juzgados se puede volver tal prolongaci¨®n de la tortura sufrida que se comprende la rendici¨®n. La grand¨ªsima Joyce Carol Oates reflej¨® en Violaci¨®n, una historia de amor, de forma magistral el se?alamiento que puede atormentar a la v¨ªctima cuando se expone a las declaraciones, los interrogatorios y la sospecha p¨²blica que sigue cerni¨¦ndose sobre la mujer y que en Espa?a qued¨® en evidencia con la primera sentencia de la manada de Pamplona.
Lo que es incomprensible es que los fiscales hayan dado el visto bueno a unos acuerdos de verg¨¹enza. En el caso de Murcia, La Audiencia Provincial de Murcia le ha condenado a pagar las costas procesales, 6.000 euros de indemnizaci¨®n a la v¨ªctima, cinco a?os de libertad vigilada y el citado programa de educaci¨®n sexual. Le sali¨® barato violar.
Algo m¨¢s caro les sali¨® a los dos polic¨ªas municipales de Estepona (M¨¢laga) vestidos de uniforme que drogaron y violaron a una joven. Son 80.000 euros y el cursito.
En ambos casos, los violadores estaban revestidos de la autoridad de su posici¨®n, lo que podr¨ªa haber sido un agravante. En ambos casos, sin embargo, los acuerdos de conformidad entre las partes y la Fiscal¨ªa han permitido una impunidad que compromete valores medulares como la libertad sexual y el propio papel del Estado en la defensa de las v¨ªctimas. A este ritmo necesitaremos una universidad: no tanto para la educaci¨®n sexual, sino para defendernos del Estado.