Mujeres molestas en los libros de texto
Lo preciso en el reconocimiento de las aportaciones culturales femeninas no es cancelar, sino construir una nueva mirada no sesgada, modificar el patr¨®n androc¨¦ntrico del saber y resarcir del olvido a las postergadas
Despu¨¦s de muchas reivindicaciones, parece que la presencia de las mujeres va a ir apareciendo en los curr¨ªculos escolares y universitarios. Y, aunque resulte sorprendente, tal hecho no deja de despertar suspicacias.
Hace mucho que, en la estela de la Escuela de los Annales, se public¨® la Historia de las mujeres, editada por Georges Duby y Michelle Perrot, con la voluntad de incluirlas en cada una de las etapas de una disciplina que las hab¨ªa obviado. Dando un paso m¨¢s, Bonnie S. Anderson y Judith P. Zinsser, en su Historia de las mujeres. Una historia propia, subvirtieron la periodizaci¨®n habitual para no solo incluir a las mujeres, sino adaptar dicha periodizaci¨®n a su situaci¨®n a lo largo de los siglos. En la historia esto parece posible si dejamos de privilegiar la narraci¨®n pol¨ªtica y b¨¦lica y nos centramos en la descripci¨®n de las mentalidades, la familia, la sociedad¡ No resulta tan f¨¢cil en otras disciplinas, pues no se trata de a?adir una addenda donde incluir mujeres excepcionales, sino de reflexionar c¨®mo, si aplicamos la perspectiva de igualdad entre los sexos, cambia lo que es relevante estudiar. Por ejemplo, la biolog¨ªa que se ense?a en la ense?anza media suele llegar hasta la reproducci¨®n, pero no se estudia la embriog¨¦nesis o el desarrollo psicoevolutivo del nuevo individuo. Dicho de esta manera, podr¨ªa hasta aceptarse, pero si lo denominamos embarazo, parto, amamantamiento¡ no se considerar¨ªa digno de incluirse en el curr¨ªculo, y en el fondo de esa exclusi¨®n est¨¢ la sexista apreciaci¨®n de ser un mero ¡°asunto de mujeres¡±, no importa que estemos hablando de algo tan ubicuo y trascendental como la reproducci¨®n de la especie.
En las ciencias, en las artes, incluso en la tecnolog¨ªa, las mujeres no pueden estudiarse en clave de excepci¨®n, sino ligadas a los procesos de los que formaron parte, restituy¨¦ndoles su importancia. Tal es el caso, por citar uno, de Rosalind Franklin, descubridora de la estructura helicoidal del ADN, pero cuyo premio Nobel fue otorgado a Watson y Crick. Y as¨ª tantas otras. En literatura hemos asistido, ¨²ltimamente con gran fuerza, a la reivindicaci¨®n de las sinsombrero, lo que ha cambiado la estrecha lista masculina de la generaci¨®n del 27.
El Real Decreto 243/2022, de 5 de abril de 2022, por el que se establecen la ordenaci¨®n y las ense?anzas m¨ªnimas del Bachillerato, ha incluido en la Historia de la Filosof¨ªa de segundo a una serie de fil¨®sofas. Cabe congratularse de esta muestra de sensibilidad integradora y de justicia intelectual. Se han incorporado Aspasia de Mileto, Hipatia de Alejandr¨ªa, Hildegard von Bingen, Mary Wollstonecraft, Olympe de Gouges, Hannah Arendt, Mar¨ªa Zambrano y Simone de Beauvoir. Adem¨¢s se ha tenido el acierto de no mostrar a las autoras cual singularidades, sino enmarcadas en corrientes, completadas con su presencia: la Ilustraci¨®n, el an¨¢lisis del totalitarismo, el raciovitalismo¡ y, por supuesto, el desarrollo del feminismo, corriente te¨®rica fundamental para comprender el presente.
No ha desaparecido ninguno de los fil¨®sofos can¨®nicos, pero, lejos de dar la bienvenida a las pensadoras, grandes olvidadas en la historia de la filosof¨ªa, la inclusi¨®n de las mujeres parece representar, para algunos, el fin del prestigio y rigor de la disciplina. Eso s¨®lo ocurrir¨ªa si, presos en la cultura de la cancelaci¨®n, se pretendiera excluir a los fil¨®sofos que han ostentado una actitud sexista o claramente mis¨®gina (casi todos, pues su excelencia intelectual rara vez estuvo acompa?ada de ecuanimidad cuando de la mujer se trataba). Ahora bien, no cabe escandalizarse si se se?ala este androcentrismo ¡ªen modo alguno invalidante del resto de su pensamiento¡ª. Analizar los condicionamientos hist¨®ricos o sociales que les llevaron a considerar a las mujeres hombres imperfectos, incapaces de raciocinio o de virtud moral, es completar una mirada cr¨ªtica a la historia de la filosof¨ªa, valorada en cuanto riguroso y cr¨ªtico ejercicio de la raz¨®n.
No negar¨¦ la posibilidad en este tema de alg¨²n desatino, como el protagonizado por la Universidad de Edimburgo al quitar el nombre de Hume Tower a uno de sus edificios por ciertos comentarios racistas del fil¨®sofo en su ensayo De los caracteres nacionales (?de 1753!). Ante estos extremos, y otras censuras de autores ¡ªhabituales en los campus norteamericanos¡ª, deber¨ªamos acordar que ni en la raza ni en el sexo se pueden aplicar los criterios presentes a ¨¦pocas pret¨¦ritas; tampoco la plantilla de la correcci¨®n pol¨ªtica al pasado. Lo preciso en el reconocimiento de las aportaciones de las mujeres no es cancelar, sino construir una nueva mirada cultural no sesgada, modificar el patr¨®n androc¨¦ntrico del saber, resarcir del olvido a las postergadas y contextualizar los obst¨¢culos que impidieron mayores protagonismos.
Para frenar cualquier interpretaci¨®n revanchista y canceladora, si la hubiere, tenemos ese uso cr¨ªtico de la raz¨®n al que hac¨ªa menci¨®n m¨¢s arriba, el mismo que nos debe llevar a restituir, con justicia, la presencia leg¨ªtima de las mujeres en la historia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.