¡°El Estado no me cuida, me cuidan mis amigas¡±
Una investigaci¨®n recorre Colombia para entender de la mano de organizaciones trans la lucha para preservar sus vidas y acompa?arse en el camino hacia la transici¨®n en sus cuerpos
Esta es la versi¨®n web de Americanas, el newsletter de EL PA?S Am¨¦rica en que aborda noticias e ideas con perspectiva de g¨¦nero. Si quieren suscribirse, pueden hacerlo en este enlace.
Las personas transexuales y no binarias en Colombia siguen siendo excluidas. Son invisibles estad¨ªsticamente y, por lo tanto, la respuesta del Estado para garantizarles sus derechos no es suficiente....
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Las personas transexuales y no binarias en Colombia siguen siendo excluidas. Son invisibles estad¨ªsticamente y, por lo tanto, la respuesta del Estado para garantizarles sus derechos no es suficiente. Lo poco que se conoce ha sido gracias a su trabajo organizativo. Por los colectivos y organizaciones de activistas trans es que sabemos que sufren precariedad laboral, que el 57% de mujeres trans se ubica en los niveles econ¨®micos m¨¢s bajos, y tambi¨¦n por sus denuncias es que sabemos que son las mayores v¨ªctimas de la violencia contra la poblaci¨®n LGBTIQ+. Siete mujeres trans hab¨ªan sido asesinadas en las primeras 14 semanas de este a?o, seg¨²n sus datos. Ha sido gracias a su propio esfuerzo que ahora adem¨¢s sabemos cu¨¢les son las pr¨¢cticas de cuidado que han creado ante la ausencia estatal. Un informe de la Liga de Salud Trans reci¨¦n publicado hace una radiograf¨ªa de las formas en que se organizan y se cuidan.
La investigaci¨®n El Estado no me cuida, me cuidan mis amigas recorre Colombia para entender de la mano de organizaciones trans la lucha para preservar sus vidas y acompa?arse en el camino hacia la transici¨®n en sus cuerpos. ¡°El cuidado es no dejarse morir; es no permitir que la indiferencia del Estado y la violencia de la sociedad destruyan nuestras mentes; es encontrar un espacio donde podamos prosperar y crecer. La b¨²squeda y creaci¨®n de ese espacio es a lo que muchas personas trans dedican su vida, porque de eso depende. Sus cuerpos se acercan y trabajan juntos. Cocinan y comen juntas. Mientras tanto, se preguntan acerca de lo que les hace falta, y si alguna de ellas falta¡±, dice el informe, que describe con casos puntuales y testimonios las l¨®gicas de cuidado del proceso organizativo trans.
El cuidado del que hablan las personas trans no equivale exclusivamente al amor o a la protecci¨®n. Va m¨¢s all¨¢. ¡°El cuidado es, asimismo, una afrenta directa a las l¨®gicas y leyes sociales, culturales y pol¨ªticas hegem¨®nicas que nos han regido, pues subvierte concepciones tradicionales sobre las relaciones humanas. No es el Estado quien protege, sino que son nuestras relaciones m¨¢s b¨¢sicas las que nos otorgan un sentido y un lugar en el mundo¡±, dice el informe.
¡°La venda [para aplanar los pechos] te pela, la venda te puede sacar quistes, la venda con el tiempo te va a traer problemas. Hay chicos [trans] que se llegan a poner hasta cuatro buzos encima de la venda, el buzo, la camisilla, el buzo, otro buzo o un saco, nosotros hablamos de ese tipo de temas, el uso de las fajas y c¨®mo afecta eso a las posturas de cada chico¡±, relata un hombre trans en Cali. ¡°Al principio era un poquito complicado el cambio de humor con las hormonas, cambi¨¦ much¨ªsimo de humor, era una persona s¨²per agresiva. Por cualquier cosa yo explotaba, pero a pesar de que ten¨ªa este cambio de humor, fui viendo un cambio en mi f¨ªsico y cambiando mi rostro, mi tono de voz, mi cuerpo era m¨¢s femenino cada vez y me sent¨ªa genial¡±, dice una mujer trans en Quibd¨®, en el Pac¨ªfico colombiano.
La investigaci¨®n recorre el pa¨ªs para recoger testimonios y conocer las pr¨¢cticas que se han convertido en espacios de refugio, como lo son el acompa?amiento de procesos de autoidentificaci¨®n y tr¨¢mites jur¨ªdicos o m¨¦dicos (relacionados o no con el tr¨¢nsito), juntanza, reuniones a la orilla del r¨ªo, ollas comunitarias y espacios para el baile y el canto.
¡°El r¨ªo fue la ¨²nica fuente, espacio, territorio, lugar, casa sin techo que les dijo a las personas LGBT: ¡®?Vengan, yo s¨ª les doy inclusi¨®n, que s¨ª le doy el espacio, a m¨ª se me gusta el reinado, yo no soy marica, pero me gusta!¡±, dice una de las entrevistadas en el centro del pa¨ªs. El espacio p¨²blico, como lo se?alan los testimonios, que se pueden consultar aqu¨ª, tiene un valor fundamental para las personas trans. ¡°Hacer del espacio p¨²blico una casa, no solamente para trabajar, sino tambi¨¦n para cocinar, cantar y bailar, es la conquista ¨²ltima gracias a la red de cuidados que han hecho posible la visibilidad del cuerpo trans y su reivindicaci¨®n pol¨ªtica. Es tambi¨¦n ah¨ª en donde la violencia cotidiana se resignifica, pues a la violencia estatal se responde con baile y m¨²sica¡±.
Estos son nuestros recomendados de la semana:
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Oigan, toqu¨¦monos: tres puntos er¨®genos adem¨¢s del G
Y una sugerencia para terminar:
? Una fot¨®grafa: Sara Aliaga. Por Lorena Arroyo
Como enamorada de Bolivia, un pa¨ªs en el que viv¨ª casi dos a?os hace m¨¢s de diez (?c¨®mo pasa el tiempo!) llevo meses siguiendo en su cuenta de Instagram a la fotoperiodista aymara Sara Aliaga Ticona. Su trabajo retrata como nadie el orgullo de la chola pace?a y la elegancia de sus sombreros enjoyados, sus polleras (faldas), trenzas y mantones. Tambi¨¦n explora la identidad de estas mujeres ind¨ªgenas y la fuerza y resistencia que mantienen tras siglos de discriminaci¨®n.
Becaria de National Geographic Society y miembro de Women Photograph y de Indigenous Photograph, Sara explica en su p¨¢gina web que utiliza la fotograf¨ªa como instrumento de reconquista identitaria. Adem¨¢s, explora las narrativas visuales ¡°relacionadas con el g¨¦nero y la identidad y el espacio social de las mujeres en Bolivia para visibilizar de manera participativa temas relacionados con los derechos humanos y la crisis clim¨¢tica que impactan a los pueblos ind¨ªgenas¡±. Adem¨¢s de colaborar con diversos medios internacionales, Sara es fundadora de la primera colectiva de fot¨®grafas bolivianas, War-MiPhoto (warmi en aymara es mujer), y organizadora de la Primera Residencia en Narrativa de g¨¦nero Exisitimos.
No te pierdas su trabajo ¡®Cholita ten¨ªas que ser¡¯, un proyecto que, seg¨²n explica, nace del intento de entender su rol como mujer. ¡°Durante mucho tiempo, no encaj¨¦ en mi entorno¡±, explica. Aunque ella no vest¨ªa de pollera como otras mujeres de su familia, dice que s¨ª que se sent¨ªa identificada con las cholas. Recientemente, Sara ha trabajado con nuestro compa?ero Jos¨¦ Pablo Criales en una historia de la nueva secci¨®n Am¨¦rica Futura sobre las pescadoras del Lago Poop¨®, que pr¨¢cticamente ha desaparecido por el cambio clim¨¢tico. Aqu¨ª puedes verla.