Rezar y sudar en el ba?o turco
Mientras recitaba el padrenuestro y las avemar¨ªas, me imagin¨¦ a la Virgen, ya encinta, echando una mano a su pariente en las tareas dom¨¦sticas
Lo que m¨¢s me gusta del spa que hay cerca de casa es el ba?o turco, pues con el calor h¨²medo expulso los diablos del cuerpo. Podr¨ªa pasar horas all¨ª, diluy¨¦ndome como un trozo de hielo en el microondas. Suelo ir a la hora de comer, que no hay nadie, para estar solo en esa especie de caldera del infierno en la que purgo todos mis pecados. El otro d¨ªa, al poco de empezar a licuarme, se abri¨® la puerta y entr¨® un espectro que se coloc¨® en el rinc¨®n m¨¢s alejado del m¨ªo. Digo que era un espectro porque es lo que parec¨ªa entre las nubes de vapor, m¨¢s densas de lo habitual. Pasados unos minutos, el e...
Lo que m¨¢s me gusta del spa que hay cerca de casa es el ba?o turco, pues con el calor h¨²medo expulso los diablos del cuerpo. Podr¨ªa pasar horas all¨ª, diluy¨¦ndome como un trozo de hielo en el microondas. Suelo ir a la hora de comer, que no hay nadie, para estar solo en esa especie de caldera del infierno en la que purgo todos mis pecados. El otro d¨ªa, al poco de empezar a licuarme, se abri¨® la puerta y entr¨® un espectro que se coloc¨® en el rinc¨®n m¨¢s alejado del m¨ªo. Digo que era un espectro porque es lo que parec¨ªa entre las nubes de vapor, m¨¢s densas de lo habitual. Pasados unos minutos, el espectro empez¨® a murmurar algo. Al prestar atenci¨®n, comprob¨¦ que rezaba en voz muy baja el rosario. Las avemar¨ªas llegaban perfectamente a mis o¨ªdos transportadas por el vapor de agua o quiz¨¢, no s¨¦, debido al efecto b¨®veda propio de los techos c¨®ncavos. Cuando termin¨® el primer misterio, tom¨¦ espont¨¢neamente la iniciativa y dije: ¡°Segundo misterio: la visita de la Virgen Mar¨ªa a su prima Isabel¡±.
Y mientras recitaba el padrenuestro y las avemar¨ªas, me imagin¨¦ a la Virgen, ya encinta, echando una mano a su pariente en las tareas dom¨¦sticas. De este modo, el espectro y yo nos fuimos alternando en el recitado del rosario que me s¨¦ de memoria porque en mi casa se practicaba a diario. Mi padre le atribu¨ªa las propiedades curativas que hoy te ofrecen los productos de parafarmacia.
El espectro, que result¨® ser una mujer de unos cincuenta a?os, muy delgada, me invit¨® luego a tomar una bebida isot¨®nica, pues acabamos deshidratados. Hablamos de esto y de lo otro sin profundizar en nada. Nuestras vidas ten¨ªan poco en com¨²n (ella era ge¨®grafa y vegana); sin embargo, volvimos a quedar para seguir rezando el viernes siguiente. Hoy es el d¨ªa de la cita y no s¨¦ qu¨¦ hacer. Parece absurdo, pero me sienta bien rezar y sudar a la vez.