Notar¨¢s que me muero cuando te falte el aire

S¨¦ que t¨² y yo estamos viendo ahora el mismo canal de la tele. Aunque alejados en la distancia, permanecemos unidos por una pel¨ªcula en blanco y negro de Orson Welles. Tu pantalla y la m¨ªa se encuentran extra?amente conectadas. Si esforzaras la vista, podr¨ªas apreciar mi sombra al fondo. Apago la tele e imagino que t¨² haces lo mismo. Busco Crimen y castigo, la novela de Dostoievski, y t¨², seas quien seas y te halles donde te halles, haces lo propio. La abrimos a la vez y por la misma p¨¢gina y leemos las mismas frases. Si acercaras el o¨ªdo al libro, escuchar¨ªas mi respiraci¨®n como yo escucho la tuya. T¨² y yo tenemos muchas cosas en com¨²n. Tu libro de Dostoievski y el m¨ªo son dos terminales de una misteriosa red de comunicaciones.

Ahora t¨² has empezado a leer en voz alta para m¨ª. Escucho tu voz mientras paso las p¨¢ginas del libro sin necesidad de leerlo, s¨®lo por ver por d¨®nde vamos. De s¨²bito, la comunicaci¨®n se interrumpe. Me parece que has cerrado la novela y te has ido a la cama. Me voy yo tambi¨¦n por ver si desde all¨ª retomo la conexi¨®n y, en efecto, al poco te oigo dar vueltas entre las s¨¢banas. La estructura del mueble cruje cada vez que te mueves. Has puesto la radio y la oigo, oigo tu radio y al poco percibo tambi¨¦n que tu aliento se vuelve m¨¢s pausado: duermes.

Entonces entro desde mi cama en tu cabeza. Yo soy el productor y el director de tu sue?o, yo lo financio, yo lo firmo. Luego me duermo tambi¨¦n y eres t¨² quien entra en mi sue?o, quien lo produce, quien lo financia, quien lo firma. Ma?ana cogeremos el metro a la misma hora, yo aqu¨ª y t¨² all¨ª. Al mediod¨ªa nos tomaremos una ensalada con at¨²n, yo picar¨¦ de la tuya y t¨² de la m¨ªa pues nuestros t¨¢peres son el mismo. Si t¨² no vivieras un poco mi vida y yo la tuya, vivir¨ªamos vidas sin gracia, desnatadas. Notar¨¢s que me muero cuando te falte el aire.