?Es serio comparar al actual Gobierno de Espa?a con el de Italia?
Fernando Savater equipara las acciones e ideas de la extrema derecha con las del actual Gobierno: no hay mejor manera de justificar el autoritarismo que acusar a los otros de autoritarios
En su ¨²ltima columna, Fernando Savater usa la iron¨ªa para hablar de Giorgia Meloni y el pr¨®ximo Gobierno italiano. Pese a que la iron¨ªa es una forma eficaz de camuflar las ideas, se deriva de su columna que no hay que preocuparse en exceso por el ascenso de la extrema derecha en Europa. Al menos, no hay que hacerlo hasta que solucionemos nuestro problema m¨¢s acuciante: el actual Gobierno espa?ol. Si en Italia hay fascistas en el poder, en Espa?a tenemos algo parecido: ministros comunistas. De hecho, en Espa?a estamos peor porque habr¨ªa pol¨ªticas ¡°m¨¢s fachas¡± en activo y ¡°entusiastas del terrorismo sentados en el Parlamento chantajeando al Gobierno¡±. No hay que preocuparse demasiado por los autoritarios for¨¢neos y el debilitamiento de la democracia en otros pa¨ªses porque el Gobierno de Pedro S¨¢nchez, pese a las apariencias, esconde una fachada autoritaria y antiliberal.
El argumento de Savater tiene dos problemas. El primero es la minimizaci¨®n de los peligros de la extrema derecha para la democracia. En sus propias palabras, ¡°llamar fascismo a lo que sale de las urnas legalmente utilizadas parece un poco exagerado, ?no?¡±. M¨¢s all¨¢ de que se olvida de importantes ejemplos hist¨®ricos (siempre es recomendable evitar la reductio ad Hitlerum, pero por una vez acordarse de los nazis est¨¢ justificado), su argumento se le podr¨ªa volver en contra: ?no es tambi¨¦n exagerado entonces llamar ¡°entusiastas de los terroristas¡± a los que est¨¢n sentados ahora mismo en el Congreso de los Diputados? Incluso si aceptamos que quiz¨¢s es exagerado llamar fascista a una antigua admiradora de Mussolini, lo que parece claro es que otros gobiernos parecidos al de Meloni han puesto en jaque a democracias avanzadas y que existe un efecto contagio: los partidos de extrema derecha se benefician del ¨¦xito electoral de partidos similares en otros pa¨ªses.
El segundo problema es emp¨ªrico: ?Hay alg¨²n movimiento en la izquierda actual europea que amenace las instituciones democr¨¢ticas en Europa de una manera equivalente a la extrema derecha? La inmensa literatura acad¨¦mica sobre democracias en retroceso (backsliding democracies) se?ala que el problema principal est¨¢ ocurriendo con gobiernos autoritarios de derechas. Los ejemplos son numerosos: Hungr¨ªa, Polonia, Brasil, India o Turqu¨ªa. En general, el proceso es el siguiente: un l¨ªder con valores culturales conservadores se hace con el poder, debilita las instituciones, impone una agenda de retroceso de derechos civiles y acaba poniendo en duda los resultados de las elecciones. Hay ejemplos, como Estados Unidos, en los que los arrebatos autoritarios del presidente no han conseguido acabar del todo con el sistema; en otros pa¨ªses, la palabra m¨¢s adecuada para definir su sistema pol¨ªtico ya no es democracia. Aunque ha habido casos en los ¨²ltimos a?os de gobiernos de izquierda que han debilitado las instituciones, en la Uni¨®n Europea no ha ocurrido hasta ahora. Por eso, la conservadora presidenta de la Comisi¨®n Europea, Ursula von der Leyen, se ha mostrado preocupada por el auge de la extrema derecha en Europa mientras que considera que el Gobierno espa?ol es un aliado en la agenda europe¨ªsta.
Savater seguramente niegue la mayor. ?El Gobierno de Espa?a es un ejemplo de autoritarismo y populismo! Si no lo vemos, es por nuestros sesgos cognitivos, que hace que veamos la paja en el ojo ajeno, pero no la viga en el nuestro. ?De verdad tenemos un Gobierno que se est¨¢ cargando nuestra democracia? Cuando te¨®ricos del populismo como Cas Mudde han le¨ªdo art¨ªculos period¨ªsticos sobre la supuesta deriva autoritaria del Gobierno, les ha entrado la risa. No hay ning¨²n art¨ªculo acad¨¦mico ni indicador que equipare a Espa?a con los gobiernos autoritarios europeos desde el inicio del Gobierno de coalici¨®n. Los fallos del Gobierno, que no son pocos, son equiparables a los que cometieron otros gobiernos democr¨¢ticos en Espa?a. ?O es que RTVE, el INE y el CIS fueron siempre instituciones independientes hasta que lleg¨® este Gobierno? No hay que irse muy lejos para observar actuaciones mucho m¨¢s dudosas de gobiernos democr¨¢ticos espa?oles que no hicieron que Savater pensara que eran un peligro para la democracia.
Por el beneficio de la duda, asumamos que la mayor¨ªa de los acad¨¦micos espa?oles y extranjeros est¨¢n sesgados y que son incapaces de darse cuenta de que el actual Gobierno es un peligro para la democracia. En ese caso, Savater debe responder a este tipo de preguntas: ?Pretende Pedro S¨¢nchez quedarse en el cargo indefinidamente y, como hicieron Bolsonaro y Trump, pondr¨¢ en duda la validez de los resultados de las elecciones antes de que salgan? ?Tiene el Gobierno una agenda que limita los derechos civiles de sus ciudadanos de una manera equivalente a como han hecho Polonia y Hungr¨ªa con la poblaci¨®n LGTB? ?Ataca el Gobierno la libertad de expresi¨®n de una manera parecida a lo que hace Erdogan en Turqu¨ªa? ?Ha hecho Pedro S¨¢nchez alguna vez un discurso equivalente al de Meloni en Andaluc¨ªa, cuando en un tono exaltado dijo cosas como ¡°s¨ª a la familia natural¡±, ¡°no a los lobbies LGTB¡±, ¡°no a los bur¨®cratas de Bruselas¡±, ¡°s¨ª a la universalidad de la cruz¡± y ¡°s¨ª a nuestra civilizaci¨®n¡±?
Uno de los riesgos del auge de la extrema derecha es que los partidos e intelectuales de centroderecha adopten una visi¨®n polarizada del mundo. Es decir, los que no van conmigo no es que tengan ideas distintas sobre el mundo, sino que son un peligro para la democracia. As¨ª es f¨¢cil justificar la equidistancia: ni Meloni, ni S¨¢nchez (cabe hacerse la pregunta de si habr¨ªa alg¨²n partido pol¨ªtico en el mundo que fuera tan autoritario como para que Savater prefiera al actual Gobierno). Equiparar las acciones e ideas de la extrema derecha con las del actual Gobierno tiene riesgos: no hay mejor manera de justificar el autoritarismo que acusar a los otros de autoritarios. Si Savater cree, en contra de la literatura acad¨¦mica y los indicadores disponibles, que Espa?a ha entrado con este Gobierno en una deriva autoritaria similar a la de varios pa¨ªses gobernados por la extrema derecha, lo deber¨ªa justificar comparando ambas situaciones. Si no, uno puede acabar pensando que lo que le preocupa a Savater no es el estado de la democracia espa?ola, sino su obsesi¨®n con Pedro S¨¢nchez.
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