La paz global en Colombia
Lograr la pacificaci¨®n total en el mayor productor de coca del mundo es un desaf¨ªo que trasciende las fronteras del pa¨ªs
Pocos pa¨ªses en el mundo han tenido en los ¨²ltimos a?os una apuesta tan decidida por lograr la paz en su pa¨ªs como Colombia, que ha sufrido m¨¢s de 50 a?os de conflicto armado y una infinidad de muertos, heridos y v¨ªctimas. Pese al par¨¦ntesis que supuso el Gobierno de Iv¨¢n Duque, que apenas hizo esfuerzos por materializar el acuerdo con las FARC alcanzado por su predecesor, Juan Manuel Santos, solo tres meses de mandato de ...
Pocos pa¨ªses en el mundo han tenido en los ¨²ltimos a?os una apuesta tan decidida por lograr la paz en su pa¨ªs como Colombia, que ha sufrido m¨¢s de 50 a?os de conflicto armado y una infinidad de muertos, heridos y v¨ªctimas. Pese al par¨¦ntesis que supuso el Gobierno de Iv¨¢n Duque, que apenas hizo esfuerzos por materializar el acuerdo con las FARC alcanzado por su predecesor, Juan Manuel Santos, solo tres meses de mandato de Gustavo Petro han sido suficientes para volver a reactivar el impulso y la ilusi¨®n por avanzar en acuerdos con la guerrilla del Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n Nacional (ELN) y los grupos armados.
Gustavo Petro lleg¨® a la presidencia con la promesa de lograr la ¡°paz total de Colombia¡±, un desaf¨ªo hist¨®rico que esconde un camino intrincado y repleto de dudas e inc¨®gnitas que el mandatario, y su experimentado equipo, no deben tardar en aclarar para no agrandar las confusiones que puedan a?adir dificultades imprevistas. En Colombia solo hay una guerrilla activa, el ELN, que, como ocurriese con las FARC, tuvo una connotaci¨®n pol¨ªtica en un inicio y deriv¨® en una organizaci¨®n que sobrevivi¨® en los ¨²ltimos tiempos gracias al narcotr¨¢fico.
Sin embargo, al igual que con las extintas FARC, el proceso de paz que se adelante con el ELN debe ser muy distinto al que se d¨¦ con organizaciones fundacionalmente criminales y narcotraficantes como el Clan del Golfo, herederos de los nefastos paramilitares, cuya desmovilizaci¨®n estuvo plagada de errores de gesti¨®n y estrategia que a¨²n se pagan. El Gobierno de Petro debe ser rotundo y explicar con transparencia en qu¨¦ van a consistir las conversaciones con estos grupos criminales. Adem¨¢s, debe desligarlas p¨²blicamente del proceso de paz con el ELN, incluso en la terminolog¨ªa que se utilice para no llevar a confusiones y evitar que descarrile tanto un futuro acuerdo con la guerrilla como el ya logrado con las FARC, fruto de a?os y que lleg¨® a ser rechazado por una parte del pa¨ªs en la votaci¨®n de octubre de 2016.
Reanudar las negociaciones con la guerrilla es en todo caso una buena y necesaria noticia. Un acuerdo con el ELN no solo va a ayudar a la paz en Colombia, sino que contribuir¨¢ a una mejor relaci¨®n con Venezuela. Ha quedado m¨¢s que claro que protege y abastece a la guerrilla colombiana, especialmente a sus m¨¢ximos l¨ªderes. Como tambi¨¦n ocurri¨® con las FARC, el papel de Venezuela sigue siendo indispensable, pero Nicol¨¢s Maduro no puede ser quien ponga condiciones sobre el resto de pa¨ªses que puedan participar como garantes, como es el caso de Espa?a, a quien el mandatario venezolano pidi¨® vetar del proceso.
Lograr la paz total en el mayor productor de coca del mundo es un desaf¨ªo que trasciende las fronteras de Colombia. Los esfuerzos de un antiguo guerrillero como Petro son incuestionables. La paz total, sin embargo, debe ser el punto de llegada, no un eslogan en el que tengan cabida todo tipo de acuerdos y vericuetos con cualquier organizaci¨®n que disponga de un arma.