Posterrorismo vasco. Debate enfangado
El ¡®abertzalismo¡¯ tiene pendiente la autocr¨ªtica por su pasada complicidad con ETA, mientras PP y Vox no reconocen el final del terrorismo
Once a?os despu¨¦s del final del terrorismo de ETA, no hay ning¨²n atisbo de su renacimiento en Euskadi. El rechazo es abrumador mientras sus v¨ªctimas gozan de un amplio reconocimiento y el debate pol¨ªtico se ha distendido sensiblemente en comparaci¨®n con Madrid. El principal reto del posterrorismo es la ausencia de una memoria compartida, cuya primera responsabilidad recae en Sortu ¡ªheredera de Batasuna y n¨²cleo duro de Bildu¡ª, cuya autocr¨ªtica por su pasada complicidad con ETA sigue pendiente...
Once a?os despu¨¦s del final del terrorismo de ETA, no hay ning¨²n atisbo de su renacimiento en Euskadi. El rechazo es abrumador mientras sus v¨ªctimas gozan de un amplio reconocimiento y el debate pol¨ªtico se ha distendido sensiblemente en comparaci¨®n con Madrid. El principal reto del posterrorismo es la ausencia de una memoria compartida, cuya primera responsabilidad recae en Sortu ¡ªheredera de Batasuna y n¨²cleo duro de Bildu¡ª, cuya autocr¨ªtica por su pasada complicidad con ETA sigue pendiente para evitar una repetici¨®n de la historia.
Este d¨¦ficit se intensifica con la ausencia de reconocimiento del final del terrorismo etarra por parte del PP y Vox por su electoralista identificaci¨®n de Bildu y ETA para acusar al Gobierno de coalici¨®n de complicidad con el terrorismo cuando Bildu le apoya en el Parlamento. Esa banalizaci¨®n del terrorismo, identific¨¢ndolo con el independentismo, es un obst¨¢culo para la convivencia y una expresi¨®n de la ola radical intolerante que a¨²na derecha tradicional y ultraderecha en el juego perverso del contra peor, mejor.
Pese a su ausencia de autocr¨ªtica, el abertzalismo evoluciona lentamente. Arranc¨® en 2011, al final del terrorismo etarra, con su rechazo en sus estatutos, por lo que recuper¨® la legalidad. Sortu asumi¨®, recientemente, la legislaci¨®n penitenciaria; reconoci¨® el da?o a las v¨ªctimas de ETA y desautoriz¨® los ongi-etorris (recibimientos p¨²blicos a los presos), sensible a la presi¨®n social. Asimismo, especialmente en las Cortes, ha moderado sus formas y ha priorizado el discurso social en menoscabo del identitario votando medidas gubernamentales contra la crisis.
Su evoluci¨®n est¨¢ a¨²n lejos de la meta. A Sortu, que admite gen¨¦ricamente que el terrorismo no debi¨® existir, le falta precisar que, tras la amnist¨ªa de 1977, ETA no tuvo justificaci¨®n porque en democracia pueden dirimirse los conflictos pol¨ªticos.
Paralelamente, el PP y Vox al identificar deliberadamente independentismo con ETA no reconocen el fin del terrorismo. Sus pol¨ªticos y columnistas m¨¢s fan¨¢ticos llegan al delirio de que ETA tiene m¨¢s poder que nunca con este Gobierno. El PP de Casado y el de Feij¨®o han retrocedido respecto a Rajoy. Cuando lleg¨® al Gobierno, en 2011, dos meses despu¨¦s del fin del terrorismo etarra, lo asumi¨®. Pero Feij¨®o y antes Casado, en la oposici¨®n, secundados por un ruido medi¨¢tico delirante, acusan gen¨¦ricamente al Gobierno de ceder el Estado a los terroristas cuando Bildu le vota sin concretar el contenido de tal cesi¨®n, porque no hay tal.
Al PP le da igual que el terrorismo haya desaparecido hace 11 a?os sin lograr ning¨²n objetivo pol¨ªtico; que sus presos cumplan sus condenas; que los estatutos de Sortu rechacen la violencia etarra; que asuma la legalidad penitenciaria; que rechace los ongi-etorris; que margine sus reivindicaciones identitarias y apoye medidas sociales del Gobierno. Acercar presos etarras a c¨¢rceles vascas, tan explotado ruidosamente por el PP, lo recomiendan la legislaci¨®n penitenciaria y organismos internacionales, desaparecido el terrorismo. Para colmo, lo hicieron Aznar y Rajoy con ETA en activo.
Feij¨®o ha utilizado el acercamiento de presos para movilizar a las v¨ªctimas contra el Gobierno e intentado enfrentarlas a las v¨ªctimas del franquismo con la Ley de Memoria. La principal asociaci¨®n vasca de v¨ªctimas, Covite, y las influyentes Fundaci¨®n Buesa y de V¨ªctimas se han rebelado contra la manipulaci¨®n.
Al PP le descoloca la participaci¨®n de Bildu en el sistema democr¨¢tico cuando cualquier dem¨®crata debe estimularla. Olvida interesadamente que el combate fue contra el terrorismo, no contra el nacionalismo. Lo que es un sue?o cumplido para la generaci¨®n que sufri¨® el totalitarismo etarra hace 20 a?os, el PP lo banaliza hoy en una burda manipulaci¨®n de la realidad ¡ªidentificando terrorismo e independentismo¡ª que pagan los populares vascos, pero beneficia electoralmente al PP nacional con sus estruendosos apoyos medi¨¢ticos.
Es verdad que el abertzalismo no ha abominado a¨²n de su pasado, que su moderaci¨®n parlamentaria es m¨¢s calculada que ¨¦tica y que ambiciona gobernar en Euskadi. Pero su participaci¨®n democr¨¢tica le acarrea problemas. El 22% de Sortu critica los apoyos parlamentarios de Bildu al Gobierno, debido a que ETA tiene casi 200 presos, muchos reticentes a admitir cr¨ªticamente su pasado terrorista, lo que explica la lentitud autocr¨ªtica de Sortu.
El debate real es el de las v¨ªctimas y la convivencia en Euskadi. Es clave que PSE y PNV mantengan la exigencia de ruptura con el pasado a Bildu si quiere gobernar. Todos deben reivindicar el derecho a la verdad de las v¨ªctimas y su reparaci¨®n cuando la inmensa mayor¨ªa de las causas est¨¢n prescritas. Este debate lo protagonizan acertadamente el cine y la literatura al centrarse en las v¨ªctimas, deslegitimar el terrorismo y reconocer su derrota.
Sin embargo, este debate es imposible con una derecha que lo embarra deliberadamente al no reconocer la derrota etarra o inventarse que ETA tiene m¨¢s fuerza que nunca. Un discurso delirante de Vox, no de una derecha democr¨¢tica, que beneficia al abertzalismo m¨¢s inmovilista. Con esta intolerancia, en Espa?a no hubiera habido Transici¨®n.