40 a?os del fin de ETA pol¨ªtico-militar
El primer hito de la decadencia del terrorismo vasco fue posible gracias al clima integrador y tolerante de la Transici¨®n, hoy inexistente
La disoluci¨®n de ETA pol¨ªtico-militar, que el 30 de septiembre cumple su 40? aniversario, marc¨® el primer eslab¨®n en la lenta decadencia del terrorismo vasco. ETA-pm era la segunda organizaci¨®n terrorista vasca, tras ETA militar y delante de los Comandos Aut¨®nomos. Su disoluci¨®n redujo sensiblemente los asesinatos etarras: de cerca del centenar en 1979 y 1980 a la mitad en los a?os ochenta, sin que ning¨²n polimili reincidiera. Lo posibilit¨® el clima integrador y tolerante de la Transici¨®n, as¨ª como el tratamiento del terrorismo como cuesti¨®n de Estado, hoy inexistentes.
La disoluci¨®n de ETA-pm fue la primera fisura del terrorismo vasco en un pa¨ªs que viv¨ªa el dramatismo de la Transici¨®n, con unas fuerzas de seguridad desprestigiadas por su papel en el franquismo, inadaptadas a la democracia y sin una hoja de ruta frente a la marca etarra, que contaba con un notable apoyo en Euskadi por su vitola antifranquista, con una guerra sucia rampante y Francia que no cooperaba con el Gobierno de UCD. El casi centenar de asesinatos anuales en 1979 y 1980 fue alarmante.
Estas causas determinaron que la disoluci¨®n de ETA-pm resultara de un pacto singular. Lo negociaron tres pol¨ªticos hoy fallecidos: el ministro del Interior del Gobierno de UCD, Juan Jos¨¦ Ros¨®n, y los dirigentes de Euskadiko Ezkerra ¡ªentonces brazo pol¨ªtico de ETA-pm¡ª Mario Onaindia y Juan Mar¨ªa Bandr¨¦s. Fue un acuerdo de paz por presos sin contrapartidas pol¨ªticas. Tras la disoluci¨®n, en dos a?os y medio 300 polimilis fueron excarcelados o regresaron del exilio. Sus atentados, entre ellos 16 asesinatos cometidos entre la amnist¨ªa de 1977 y la tregua de febrero de 1981, previa a su disoluci¨®n, fueron archivados para que desapareciera la segunda organizaci¨®n terrorista.
Si la necesidad de evitar otra guerra civil condicion¨® el pacto de la Transici¨®n, el terrorismo condicion¨® el acuerdo Ros¨®n-Onaindia para disolver ETA-pm. Era prioridad nacional. Onaindia, Bandr¨¦s y los reinsertados sufrieron el acoso de ETA-m y su entorno por asumir el Estatuto de Autonom¨ªa y la reinserci¨®n porque la debilitaron. Dolores Gonz¨¢lez Catar¨¢in, Yoyes, exdirigente mili reinsertada, pag¨® con su vida.
Ros¨®n no pag¨® un precio en su entorno del centroderecha. Su Gobierno, de UCD, la trat¨® como una cuesti¨®n de Estado, lo que facilit¨® la disoluci¨®n. La colaboraci¨®n del PSOE, el PCE y Alianza Popular propici¨® el compromiso de fiscales, jueces y los principales medios de comunicaci¨®n. Felipe Gonz¨¢lez relev¨® a Leopoldo Calvo Sotelo, tras las elecciones de 1982, y firm¨® 44 indultos entre 1983 y 1984. Los medios evitaron el sensacionalismo, y los exetarras excarcelados escondieron su entusiasmo para no herir a las v¨ªctimas, que fueron las sacrificadas al perder su derecho a la justicia.
Pero la reinserci¨®n fue un ¨¦xito. Retir¨® a 300 etarras, debilit¨® a ETA-m, redujo los asesinatos a la mitad y fij¨® una hoja de ruta. En el oto?o de 1984, Ros¨®n y Onaindia se reencontraron en unas jornadas sobre terrorismo y, basados en la disoluci¨®n de ETA-pm, lograron que los principales partidos vascos pactaran un texto. Fue el embri¨®n del Pacto de Ajuria Enea de 1988, la unidad democr¨¢tica contra ETA, referente en el final del terrorismo en 2011.
Recordar esta historia en Espa?a suena a quimera. Hoy, las instituciones deber¨ªan reconocer unitariamente el primer hito del fin de ETA, a sus v¨ªctimas entonces olvidadas y a sus principales protagonistas ¡ªRos¨®n, Onaindia y Bandr¨¦s¡ª, h¨¦roes de la retirada como los califica Gaizka Fern¨¢ndez Soldevilla, jefe de investigaci¨®n del Memorial de V¨ªctimas del Terrorismo, en su reciente libro.
No ser¨¢ posible porque desbarata la estrategia del PP. ?C¨®mo puede asumir la disoluci¨®n de ETA-pm, con indultos y sobreseimientos de causas, pese a las graves circunstancias de la Transici¨®n, cuando hoy, desaparecido el terrorismo, califica de traici¨®n el acercamiento de presos etarras a las c¨¢rceles vascas, aconsejado por la legislaci¨®n penitenciaria y los organismos internacionales? Su incomodidad fue manifiesta cuando RTVE, controlada por el Gobierno de Rajoy, censur¨® la miniserie dedicada a Onaindia y a la disoluci¨®n polimili, pese a cofinanciarla. Tuvo que irse Rajoy para que se estrenase.
El PP no quiere reconocer la victoria democr¨¢tica sobre el terrorismo por electoralismo. Su coartada es la presencia parlamentaria de Bildu, a la que equipara con ETA. Olvida deliberadamente que el fin del terrorismo etarra en 2011 fue unilateral, sin concesiones pol¨ªticas, que sus presos cumplen sus condenas y que Bildu es legal porque sus estatutos rechazan el terrorismo. Incumple los pactos antiterroristas que firm¨® el PP en 2000 y AP en 1988.
La derecha ha involucionado respecto a UCD. Intolerante y sectaria desde que Aznar sac¨® el terrorismo del pacto de Estado, lo us¨® a su conveniencia ¡ªdialog¨® con ETA y acerc¨® presos cuando le interes¨®¡ª y lo convirti¨® en arma de confrontaci¨®n contra los gobiernos socialistas sin escr¨²pulos en utilizar a las v¨ªctimas. Ha ignorado la lecci¨®n de Ros¨®n en la disoluci¨®n polimili de valorar la inteligencia pol¨ªtica, la convivencia y el pacto en cuestiones de Estado como el terrorismo.
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