Qu¨¦ deber¨ªa salir de la COP27
La complejidad de la cumbre sobre el clima no debe impedir una respuesta firme y exigente contra la emergencia clim¨¢tica
La Cumbre del Clima que se celebra desde hoy en Egipto cobra un renovado y justo protagonismo en un a?o en que la crisis clim¨¢tica ha mostrado su peor rostro en forma de olas de calor, inundaciones, incendios o hambrunas en todo el planeta. Cuando se cumplen treinta a?os de la adopci¨®n de la Convenci¨®n Marco de Naciones Unidas, todas las miradas est¨¢n puestas en esta trascendental cita mientras ...
La Cumbre del Clima que se celebra desde hoy en Egipto cobra un renovado y justo protagonismo en un a?o en que la crisis clim¨¢tica ha mostrado su peor rostro en forma de olas de calor, inundaciones, incendios o hambrunas en todo el planeta. Cuando se cumplen treinta a?os de la adopci¨®n de la Convenci¨®n Marco de Naciones Unidas, todas las miradas est¨¢n puestas en esta trascendental cita mientras crece el n¨²mero de voces cr¨ªticas o esc¨¦pticas ante anteriores resultados demasiadas veces decepcionantes.
El reto adquiere mayor dificultad porque ha de enfrentarse a tres grandes crisis que estaban ya ah¨ª pero que se han visto exacerbadas por los efectos globales de la guerra de Ucrania. La crisis energ¨¦tica se ha trasladado inmediatamente al conjunto de la econom¨ªa con el incremento de la inflaci¨®n, la alimentaria se agudiza con las dificultades acuciantes para exportar grano desde Rusia y Ucrania a las zonas que m¨¢s lo necesitan y, por ¨²ltimo, una tercera crisis relativa al multilateralismo que no nace con la guerra pero la ha acentuado.
En este contexto, la gran protagonista de la COP27 es la adaptaci¨®n tanto civil como pol¨ªtica y financiera al cambio clim¨¢tico pero ese proceso necesita financiaci¨®n destinada fundamentalmente a los pa¨ªses que carecen de recursos para afrontarlo. Articular estrategias que permitan a cada pa¨ªs ir adapt¨¢ndose a las nuevas condiciones de la emergencia clim¨¢tica requiere conocimiento, tecnolog¨ªa y financiaci¨®n, algo especialmente dif¨ªcil en pa¨ªses africanos o peque?as islas del Pac¨ªfico, por ejemplo. Un reciente informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente cifra entre 160.000 y 340.000 millones de d¨®lares al a?o, de aqu¨ª a 2030, lo que necesitar¨¢n los pa¨ªses en desarrollo para pol¨ªticas de adaptaci¨®n, muy por encima de lo que en estos momentos comprometen los pa¨ªses desarrollados. Pero si es importante que se llegue a compromisos, m¨¢s lo es que se cumplan, en contra de lo ocurrido con los 100.000 millones de d¨®lares anuales previstos por los pa¨ªses ricos en 2009 y cuyo desembolso apenas ha empezado. Las p¨¦rdidas y da?os causados por los desastres clim¨¢ticos no solo han empezado sino que se agravan estaci¨®n a estaci¨®n en zonas sin capacidad financiera para hacer frente a sus peores y m¨¢s letales efectos.
Sin avances significativos y potentes, el malestar y la protesta social ¡ªpese a las restricciones que ha impuesto Egipto a las manifestaciones¡ª encontrar¨¢n v¨ªas de expresi¨®n y crecer¨¢ el escepticismo hacia una cumbre bienintencionada y de efectos limitados. Hoy sigue siendo imprescindible y sin ella el deterioro de la situaci¨®n durante las ¨²ltimas tres d¨¦cadas hubiera sido muy superior. Pero sus resultados han de estar a la altura de la emergencia que padecen sobre todo los pa¨ªses menos responsables del cambio clim¨¢tico.