Bachillera
Protejamos a la juventud de algodoncillos demag¨®gicos y vayamos al tu¨¦tano: no hay progreso sin inversi¨®n ¨Dde dinero, imaginaci¨®n, todo tipo de capitales¨D en la ense?anza p¨²blica
Me form¨¦ en la escuela p¨²blica. Desde parvulitos al doctorado. Carne de EGB, COU y Selectividad. Todo era perfectible: en Geograf¨ªa nunca estudi¨¦ los r¨ªos de ?frica y la Historia de Espa?a era selectiva en plena Transici¨®n. Acaso por la conciliaci¨®n y la equidistancia. Los ex¨¢menes eran casi la ¨²nica forma de evaluar si exceptuamos a quienes nos ped¨ªan ¡°trabajos¡± amarg¨¢ndonos la existencia. En los colegios p¨²blicos nos junt¨¢bamos hijas e hi...
Me form¨¦ en la escuela p¨²blica. Desde parvulitos al doctorado. Carne de EGB, COU y Selectividad. Todo era perfectible: en Geograf¨ªa nunca estudi¨¦ los r¨ªos de ?frica y la Historia de Espa?a era selectiva en plena Transici¨®n. Acaso por la conciliaci¨®n y la equidistancia. Los ex¨¢menes eran casi la ¨²nica forma de evaluar si exceptuamos a quienes nos ped¨ªan ¡°trabajos¡± amarg¨¢ndonos la existencia. En los colegios p¨²blicos nos junt¨¢bamos hijas e hijos de catedr¨¢ticas de Universidad, del carnicero y la frutera, de polic¨ªas, de ni?as cuyos progenitores regentaban desguaces o tiendas de caramelos, hijos de empleados de banca o de parados, primog¨¦nitas de amas de casa que envolv¨ªan bocatas en papel de aluminio ¨Dinvenci¨®n gal¨¢ctica¨D y ni?os gitanos que sufr¨ªan un trato racista repugnantemente normalizado. Yo era la hija del soci¨®logo y era como ser sical¨ªptica o diplodocus. En los colegios, institutos y universidades p¨²blicas se ped¨ªa lo mejor del alumnado, mientras que la ense?anza privada era, o bien excelente, car¨ªsima y experimental, o bien un coladero en el que la pasta serv¨ªa para labrar el futuro de v¨¢stagos perezosos. Decir Instituto Lope de Vega eran palabras mayores. Cuando cursaba primero de BUP, aparecieron por el instituto ¨Dall¨ª hab¨ªa una escuela de peluquer¨ªa en la que experimentaban con nuestros pelos¨D dos muchachas procedentes de un selecto colegio privado ¨Dsiete por clase¨D. Se incorporaron a un grupo de 40. No pod¨ªan concentrarse. No las hab¨ªan cambiado como castigo, sino para aclimatarlas a las condiciones de una universidad p¨²blica que en primero de Derecho sumaba 150 estudiantes en sus aulas. Todo era, como digo, perfectible.
Yo no hablo de la piel fina de la juventud ni cierro los ojos a la creciente hostilidad del mundo. Al cambio de las coordenadas socioecon¨®micas y del concepto de clase media. Al desaseo que nos ha tra¨ªdo confundir, durante d¨¦cadas, democracia con liberalismo. Solo pido una reflexi¨®n: la educaci¨®n transforma las realidades y pal¨ªa la desigualdad, pero si la realidad es desigual y violenta temo que una educaci¨®n burbuja aplaste a la juventud. A la vez, una educaci¨®n brutal y mec¨¢nica perpetuar¨¢ un modelo de vida salvaje. Una formaci¨®n acr¨ªtica y resiliente acaso producir¨¢ felicidad, pero la felicidad ser¨¢ una noci¨®n devaluada unida a la multitarea y la falta de concentraci¨®n para disentir con argumentos. La igualdad de oportunidades, que no existe en la sociedad, tendr¨ªa que ensayarse y empezar a construirse en la escuela p¨²blica. Protegiendo a las personas d¨¦biles. Y esta es la ra¨ªz del debate: quiz¨¢ a estas personas no se las protege desde la renuncia a ense?ar ciertos temas o desde una transigencia evaluadora ¨Dclasista y pesimista¨D que siempre las va a recluir en el cuarto trastero de la comunidad; quiz¨¢ ser¨ªa mejor personalizar la asistencia social y psicol¨®gica de una infancia maltratada ¨Dv¨ªctima de la brecha de clase, g¨¦nero, de la brecha digital¨D y, desde un t¨¦rmino medio aglutinador y democr¨¢tico, no renunciar a ense?ar lat¨ªn en Entrev¨ªas, prever la necesidad de grifos en las aulas de pl¨¢stica y no desmerecer el esfuerzo ni la vocaci¨®n del entregad¨ªsimo personal docente. Protejamos a la juventud de algodoncillos demag¨®gicos y vayamos al tu¨¦tano: no hay progreso sin inversi¨®n ¨Dde dinero, imaginaci¨®n, todo tipo de capitales¨D en la ense?anza p¨²blica.