Agotamiento, simulacro y crisis constitucional
Despu¨¦s de tanto hablar de populismo no lo reconocemos cuando lo tenemos delante, olvidamos que el imperio de la ley y los contrapesos son b¨¢sicos
¡°El derecho¡±, ha escrito Germ¨¢n Teruel, ¡°es un mero pretexto para la lucha¡±. Hay un acuerdo sobre las responsabilidades en la crisis constitucional: es culpa del otro. Unos destacan el obstruccionismo del PP; otros el trilerismo del Gobierno. Sobre la decisi¨®n del Tribunal Constitucional hay debate entre los expertos. Pero coinciden en que el alineamiento partidista en la instituci¨®n es nocivo: no es bueno que lo...
¡°El derecho¡±, ha escrito Germ¨¢n Teruel, ¡°es un mero pretexto para la lucha¡±. Hay un acuerdo sobre las responsabilidades en la crisis constitucional: es culpa del otro. Unos destacan el obstruccionismo del PP; otros el trilerismo del Gobierno. Sobre la decisi¨®n del Tribunal Constitucional hay debate entre los expertos. Pero coinciden en que el alineamiento partidista en la instituci¨®n es nocivo: no es bueno que los magistrados sean hooligans, para eso ya estamos los periodistas. La situaci¨®n recuerda La agon¨ªa del poder de Baudrillard: ¡°El sistema entra en una estrategia fatal de desarrollo y de crecimiento, se muestra incapaz de impedir la realizaci¨®n de su destino, sus impecables mecanismos de reproducci¨®n lo abocan a una suerte de autodestrucci¨®n¡±. Despu¨¦s de tanto hablar de populismo no lo reconocemos cuando lo tenemos delante, olvidamos que el imperio de la ley y los contrapesos son b¨¢sicos, y circula con fluidez la visi¨®n de la democracia de Pablo Iglesias o Viktor Orb¨¢n.
La hip¨¦rbole reina, con acusaciones cruzadas de golpe de Estado: ha sido tan grave la asonada que el Gobierno resuelve el problema presentando la misma reforma por un cauce correcto. Se ha comparado a los magistrados con Tejero; luego han dicho que la sentencia se acata y que estemos tranquilos. El PSOE sab¨ªa que su maniobra no era constitucional y el esc¨¢ndalo sobrevenido, previsto o no, puede ser ¨²til: la movilizaci¨®n del electorado se beneficia de la idea de una democracia en peligro. El simulacro vac¨ªa de contenido las palabras, la perversi¨®n de las normas se vuelve sistema y hay s¨ªntomas de agotamiento: un Poder Judicial en crisis permanente, un Legislativo reducido a correa de transmisi¨®n del ejecutivo, un Ejecutivo que no es una coalici¨®n sino un n¨²mero indeterminado de Gobiernos distintos, leyes que no cumplen criterios t¨¦cnicos, una aritm¨¦tica destituyente. La t¨¢ctica, ampliamente repartida, es situar a los otros fuera de la Constituci¨®n: no se debate dentro del terreno de juego, sino sobre las reglas mismas. Quiz¨¢ los discursos alarmados sobre la polarizaci¨®n y el peligro de que los partidos centrales adopten la visi¨®n de los partidos extremistas sean instrumentales, y hacen pensar en el recorrido que va desde una moci¨®n de censura por corrupci¨®n hasta la rebaja de las penas por malversaci¨®n, pactada con aquellos que utilizaron el dinero de los impuestos de los ciudadanos para violar sus derechos y que prometen que lo volver¨¢n a hacer. @gascondaniel