China contra la escritura
El pinyin ayud¨® al acceso a los teclados de tel¨¦fonos y ordenadores, clave en estos ¨²ltimos a?os para escapar de la censura gubernamental
Entre las paradojas evidentes que genera cualquier r¨¦gimen dictatorial, est¨¢ la que China nos ha ofrecido en los ¨²ltimos meses: el s¨ªmbolo de la protesta de una sociedad con una escritura milenaria ha sido justamente no usarla. La protesta de los chinos hacia las medidas anticovid de su Gobierno ha consistido en salir a la calle con un folio en blanco entre las manos.
Que una protesta en China se haga no escribiendo es un curioso levantam...
Entre las paradojas evidentes que genera cualquier r¨¦gimen dictatorial, est¨¢ la que China nos ha ofrecido en los ¨²ltimos meses: el s¨ªmbolo de la protesta de una sociedad con una escritura milenaria ha sido justamente no usarla. La protesta de los chinos hacia las medidas anticovid de su Gobierno ha consistido en salir a la calle con un folio en blanco entre las manos.
Que una protesta en China se haga no escribiendo es un curioso levantamiento. Desde el siglo XX y, sobre todo, desde la etapa comunista, el pa¨ªs asi¨¢tico emprendi¨® de forma deliberada un proceso de planificaci¨®n ling¨¹¨ªstica. En una naci¨®n extens¨ªsima que habla al menos ocho lenguas ininteligibles oralmente entre s¨ª y con decenas de variedades internas, el r¨¦gimen comunista trat¨® de hacer su revoluci¨®n ling¨¹¨ªstica interviniendo sobre los dominios de uso de la lengua en la vida social, el tipo de escritura y la variedad ling¨¹¨ªstica utilizada. El proceso no es muy distinto al que se ha vivido en otros Estados de otros signos pol¨ªticos: se escoge una variedad como base de la lengua oficial (para el caso de China, el mandar¨ªn, que es la lengua que se habla en la capital) y se promueve su uso en la Administraci¨®n y en la educaci¨®n escolar.
Lo que s¨ª resultaba singular en el caso de China era la cuesti¨®n de la escritura. Los caracteres chinos inventariados alcanzan la cifra de 50.000. Cada uno de esos caracteres equivale a una s¨ªlaba dentro de una lengua que suele tener palabras de dos o m¨¢s s¨ªlabas. Al menos 3.000 de ellos aparecen en el uso com¨²n y son necesarios para estar alfabetizado. Son muchos. Con distinta pronunciaci¨®n seg¨²n provincias y regiones, los caracteres son compartidos en el uso escrito por las distintas lenguas chinas, lo que supone un factor de unidad por encima de la diversidad ling¨¹¨ªstica interna. Una de las reformas ling¨¹¨ªsticas emprendidas en la Rep¨²blica Popular China fue la simplificaci¨®n de los caracteres reduciendo el n¨²mero de trazos en cada signo: mientras que la China continental promov¨ªa el uso de estos caracteres simplificados, regiones administrativas especiales como la de Hong Kong, bajo dependencia brit¨¢nica, continuaron con el uso de la escritura tradicional. La escisi¨®n pol¨ªtica se hac¨ªa escisi¨®n gr¨¢fica.
M¨¢s ¨¦xito unificador logr¨®, en cambio, el sistema que la Rep¨²blica Popular China apoy¨® para la escritura de los sonidos chinos con nuestro alfabeto, el latino, a trav¨¦s de un sistema llamado pinyin. El pinyin, introducido oficialmente en las escuelas de la Rep¨²blica Popular China, era m¨¢s f¨¢cil que los sistemas de romanizaci¨®n usados hasta el siglo XX. Este sistema pinyin se ide¨® para que aumentase el grado de alfabetizaci¨®n de la poblaci¨®n y tambi¨¦n ayud¨® a consolidar escolarmente el mandar¨ªn como lengua escrita. Pero el pinyin tra¨ªa otras ventajas: su adopci¨®n permit¨ªa que el chino se aprendiera m¨¢s f¨¢cilmente entre los extranjeros, que no tendr¨ªan que estudiar un nuevo sistema de escritura, sino solo una nueva lengua. El pinyin, adem¨¢s, cambi¨® los sonidos de algunos nombres de lugar o persona que no se pueden traducir y que en Occidente pronunciamos, con alguna adecuaci¨®n, en chino: que Pek¨ªn empezara a ser llamada Beijing, con una adaptaci¨®n m¨¢s ajustada al sonido original es una consecuencia del pinyin.
En ese proceso cabe destacar el nombre de Zhou Youguang, creador del pinyin, cuya larga vida (muri¨® con 111 a?os: este viernes es el aniversario de su nacimiento en 1906 y este s¨¢bado se cumplen seis a?os de su muerte) se esmera en ser un espejo de la historia de China. Zhou trabajaba en Nueva York y volvi¨® a China en 1949 al llamado comunista; lider¨® el proceso de gestaci¨®n del pinyin, escribi¨® numerosas obras pero eso no lo libr¨® de sufrir dos a?os de purga en campos de arroz. Zhou envejeci¨® como muchos de esos abuelos que admiramos porque dicen con desfachatez lo que se les viene en gana: al universalizador del chino la edad le fue achicando el esparadrapo en la boca. Cada vez m¨¢s libre, declaraba p¨²blicamente contra la represi¨®n y, ¨¦l mismo, viudo y superviviente de sus dos hijos, dec¨ªa que le daba igual que se lo llevaran preso. El hombre que comunic¨® por escrito a China con el resto del mundo, envejeci¨® sin miedo de hablar contra su pa¨ªs. Hasta ah¨ª no lleg¨® la intervenci¨®n ling¨¹¨ªstica oficial.
La escritura es aqu¨ª la radiograf¨ªa de lo implanificable de las decisiones de un r¨¦gimen sin libertades plenas. Inventado un sistema de comunicaci¨®n, no se puede controlar su uso: el pinyin ayud¨® al acceso del chino a los teclados de tel¨¦fonos y ordenadores, clave en estos ¨²ltimos a?os para escapar de la censura gubernamental china.
La esforzada planificaci¨®n ling¨¹¨ªstica del r¨¦gimen comunista no ha podido evitar dos im¨¢genes distintas de protestas basadas en el silencio: la reciente del folio en blanco y la ya hist¨®rica del hombre parado en 1989 ante la columna de tanques de Tiananmen con sus dos bolsas del supermercado. No ha hecho falta usar el pinyin para que la queja china nos llegue a Occidente. Qu¨¦ elocuente puede ser no hablar.