Reino animal
Antes de llegar al uso de raz¨®n ya me di cuenta de que hab¨ªa perros m¨¢s buenos e inteligentes que sus amos
Quienes de ni?os nos hemos criado como gardu?os en el campo recibimos las primeras lecciones de la vida observando a los animales. Por mi parte, antes de llegar al uso de raz¨®n ya me di cuenta de que hab¨ªa perros m¨¢s buenos e inteligentes que sus amos. Como un hecho natural vi nacer a gatos, perros, conejos, corderos, mucho antes de saber c¨®mo hab¨ªa nacido yo y por qu¨¦ me lo ocultaban mis padres; tambi¨¦n vi morir a algunos animales y con qu¨¦ elegancia y serenidad lo hac¨ªan. Ya me gustar¨ªa pod...
Quienes de ni?os nos hemos criado como gardu?os en el campo recibimos las primeras lecciones de la vida observando a los animales. Por mi parte, antes de llegar al uso de raz¨®n ya me di cuenta de que hab¨ªa perros m¨¢s buenos e inteligentes que sus amos. Como un hecho natural vi nacer a gatos, perros, conejos, corderos, mucho antes de saber c¨®mo hab¨ªa nacido yo y por qu¨¦ me lo ocultaban mis padres; tambi¨¦n vi morir a algunos animales y con qu¨¦ elegancia y serenidad lo hac¨ªan. Ya me gustar¨ªa poder acabar con la dignidad con que muri¨® la yegua Maravilla, la que me llevaba con tanta alegr¨ªa al mar los veranos. Tambi¨¦n asist¨ª a las c¨®pulas que ejecutaban para reproducirse, sin sospechar que algo parecido har¨ªa yo el d¨ªa de ma?ana y que por eso mismo que hac¨ªan los conejos yo podr¨ªa ser condenado al fuego eterno. A veces ve¨ªa un anillo de cuervos graznando en el cielo y me extasiaba con su belleza que se deb¨ªa a que en el monte hab¨ªa una alima?a muerta; un buen d¨ªa o¨ªa gritar a los vencejos y entend¨ªa que ya era primavera y cuando cantaba el cuco al atardecer me ol¨ªa que ya estaba cerca el calor. Recuerdo la intensa emoci¨®n al descubrir un nido en alg¨²n ¨¢rbol; por su forma y por las motas que ten¨ªan los huevos sab¨ªa si era de jilgueros, de mirlos o de verderones y cuando ten¨ªa a uno de ellos en la mano sent¨ªa palpitar su coraz¨®n. En aquella edad de la inocencia uno tambi¨¦n formaba parte del reino animal, pero luego en la escuela me ense?aron que algunos animales fueron dioses, que la serpiente introdujo en el para¨ªso la inteligencia en el cerebro humano, que antes de emprender una batalla los guerreros antiguos consultan el h¨ªgado de las ocas. Los animales eran un misterio, como lo sigue siendo hoy el que mi perra L¨ªa con solo seis meses sea capaz de adivinar mis pensamientos. Cada ma?ana me espera al pie de la cama para jugar con la pelota en la boca.