Mi cu?ado Feij¨®o
Hablar de un ¡°nosotros¡± contra ¡°ellos¡± es erigirse en l¨ªder de una mayor¨ªa de espa?oles bautizados y excluir a una minor¨ªa que practica otra religi¨®n
El cu?adismo es una de esas palabras con tanta oportunidad que, cuando aparecen, uno se pregunta c¨®mo pod¨ªamos vivir sin ella. El cu?ado que nos ocupa dice cosas sin saber, genera silencios inc¨®modos o discusiones feroces que no merecen la pena cuando debe primar la buena relaci¨®n. Suele ser racista, machista, pol¨ªticamente incorrecto, cuenta chistes que no hacen gracia y, lo que es peor, ignora la incomodidad que causa a su alrededor. ...
El cu?adismo es una de esas palabras con tanta oportunidad que, cuando aparecen, uno se pregunta c¨®mo pod¨ªamos vivir sin ella. El cu?ado que nos ocupa dice cosas sin saber, genera silencios inc¨®modos o discusiones feroces que no merecen la pena cuando debe primar la buena relaci¨®n. Suele ser racista, machista, pol¨ªticamente incorrecto, cuenta chistes que no hacen gracia y, lo que es peor, ignora la incomodidad que causa a su alrededor. La Fundeu ampli¨® el sentido de esta palabra en 2016 al definirlo como ¡°la tendencia a opinar sobre cualquier asunto queriendo aparentar ser m¨¢s listo que los dem¨¢s¡±. Bienvenida la acepci¨®n.
Y siguen las buenas noticias porque, desde esta semana, cualquier profesor de Lengua puede agradecer adem¨¢s tener un nuevo ejemplo para explicar la nueva acepci¨®n a sus alumnos, y es la reacci¨®n de Feij¨®o al atentado de Algeciras.
Sus palabras pueden servir para una clase; en la cena de cu?ados tambi¨¦n pueden encajar bien, pero alguien de la familia deber¨ªa advertirle de que, en pol¨ªtica, los argumentos necesitan una vuelta. Al menos si pretendes liderar un partido de centroderecha homologable a otras formaciones parecidas en Europa.
Primero, los hechos: afirma el presidente del PP que hace muchos siglos que los cristianos dejaron de matar por sus creencias. No es verdad. Estados Unidos ha vivido un terrorismo cristiano que se ha cobrado la vida de m¨¦dicos y profesionales que trabajaban en cl¨ªnicas donde se practicaban abortos. Lo cuenta Joyce Carol Oates en una de sus mejores novelas, Un libro de m¨¢rtires americanos, pero ¨¦l lo puede encontrar en Google en cualquier b¨²squeda sobre el tema. Son noticias que han salido en los peri¨®dicos, conocidas para quien quiera estar informado; su equipo, si no ¨¦l, deber¨ªa saberlo. Los atacantes integristas de EE UU mataron en aras de un supuesto bien mayor, sus creencias religiosas, al igual que el ciudadano marroqu¨ª que irrumpi¨® en dos iglesias de Algeciras con el machete en la mano.
Segundo, los argumentos. Hablar de un ¡°nosotros¡± contra ¡°ellos¡± es erigirse en l¨ªder de una mayor¨ªa de espa?oles bautizados (decir creyentes ya ser¨ªa demasiado suponer) y excluir a una minor¨ªa que practica otra religi¨®n. Espa?a tiene m¨¢s de dos millones de musulmanes que tambi¨¦n votan, deber¨ªa decirle ese pariente, o un asesor, a su cu?ado Feij¨®o. Aunque solo sea por eso, c¨®rtate.
Y, por ¨²ltimo, est¨¢ el sentido ¨¦tico. Por una vez y sin que sirva de precedente, la Conferencia Episcopal ha sido impecable. Ha apelado a no demonizar a ning¨²n colectivo y a no echar le?a al fuego. Una lecci¨®n para el cu?ado Feij¨®o.