Olvidaremos las mascarillas
?Por qu¨¦ han retirado las mascarillas en el transporte ahora, y no hace unos meses? Seguramente la respuesta est¨¦ en el CIS o en alguna empresa de sondeos, pues las medidas se han tomado pensando m¨¢s en la opini¨®n p¨²blica que en la salud
Somos, por suerte, olvidadizos. La desmemoria es a la vez una ventaja social y una debilidad. Gracias a que recordamos poco y mal, el rencor no nos paraliza, pero tambi¨¦n somos vulnerables a la manipulaci¨®n. Los pol¨ªticos que aguantan en el poder son los que saben que todo se olvida pronto, y el olvido equivale al perd¨®n.
Olvidaremos y perdonaremos tambi¨¦n lo de las mascarillas. Bastar¨¢n dos trayectos en taxi a cara descubierta para borrar ...
Somos, por suerte, olvidadizos. La desmemoria es a la vez una ventaja social y una debilidad. Gracias a que recordamos poco y mal, el rencor no nos paraliza, pero tambi¨¦n somos vulnerables a la manipulaci¨®n. Los pol¨ªticos que aguantan en el poder son los que saben que todo se olvida pronto, y el olvido equivale al perd¨®n.
Olvidaremos y perdonaremos tambi¨¦n lo de las mascarillas. Bastar¨¢n dos trayectos en taxi a cara descubierta para borrar los kil¨®metros que hicimos con ellas sin que hubiera ninguna necesidad, cuando la misma peste empezaba a sonar a historia antigua. Enterraremos los recuerdos de un tiempo en que nos trataron como a ni?os y aceptamos sin rechistar la arbitrariedad y el oportunismo de las autoridades. Olvidaremos tambi¨¦n que fuimos una sociedad much¨ªsimo m¨¢s responsable de lo que sus gobernantes prejuzgaron, y no consentimos que una medida de control sanitario deviniese un rasgo de identidad pol¨ªtica.
Salvo en dos o tres momentos, los espa?oles nunca cayeron en la demencia que a¨²n hoy domina a pa¨ªses como Estados Unidos, donde llevar o no mascarilla es un alegato ideol¨®gico. Aqu¨ª ¡ªen parte porque la coacci¨®n fue imponente¡ª, uno pod¨ªa adornar la mascarilla con banderitas, pero todos la llevaban puesta en el metro, los de la rojigualda y los de la tricolor. La peque?a infamia de esta historia recae en exclusiva sobre un Gobierno que escatim¨® informaci¨®n al principio, se contradijo constantemente, se aferr¨® a dogmas absurdos (esas multas a los se?ores Cayo que paseaban por su huerto sin cruzarse con nadie en kil¨®metros, salvo con la pareja de la Guardia Civil que les sancionaba) y ha mantenido hasta el final una obstinaci¨®n irreductible a ning¨²n debate.
?Por qu¨¦ han retirado las mascarillas en el transporte ahora, y no hace unos meses? Seguramente la respuesta est¨¦ en el CIS o en alguna empresa de sondeos, pues las medidas se han tomado pensando m¨¢s en la opini¨®n p¨²blica que en la salud. Se mantuvieron las mascarillas en las calles ¡°para concienciar¡±, aunque se sab¨ªa que los contagios suced¨ªan en los interiores, y persistieron sin necesidad en las escuelas para no enfurecer a quienes cre¨ªan que los ni?os y los adolescentes eran enjambres de virus asesinos.
Olvidaremos. Yo ya lo estoy olvidando. Por eso lo escribo, para tener un recordatorio la pr¨®xima vez que la autoridad me niegue la condici¨®n de ciudadano y me trate como a un ni?o poco espabilado que necesita pedagog¨ªa, condescendencia y mano dura.