La covid larga es una enfermedad neurol¨®gica
Mala memoria, atenci¨®n dispersa, p¨¦rdida de olfato, alteraciones del humor, insomnio: todo apunta al cerebro
S¨ª, la covid larga existe, y s¨ª, afecta a un mont¨®n de gente. Los m¨¦dicos la llaman PASC, secuela postaguda de la covid en sus siglas inglesas, y puede durar desde tres meses hasta tres a?os, que sepamos hasta ahora. Los pacientes sufren una fatiga persistente, alteraciones del ritmo cardiaco y lo que describen a vece...
S¨ª, la covid larga existe, y s¨ª, afecta a un mont¨®n de gente. Los m¨¦dicos la llaman PASC, secuela postaguda de la covid en sus siglas inglesas, y puede durar desde tres meses hasta tres a?os, que sepamos hasta ahora. Los pacientes sufren una fatiga persistente, alteraciones del ritmo cardiaco y lo que describen a veces como una ¡°neblina mental¡±, o la dificultad para concentrarse y pensar con claridad. Ya s¨¦ que eso le puede pasar a cualquiera que peine canas, pero el s¨ªndrome afecta a menudo a gente joven y por lo dem¨¢s saludable. De hecho, no hace falta haber pasado la forma grave de la enfermedad para padecer efectos de larga duraci¨®n, y las vacunas solo protegen parcialmente contra ellos. Los factores de riesgo son ser mujer, ser pobre, fumar, estar gordo y padecer enfermedades autoinmunes. No es f¨¢cil encajar toda esa ensalada de datos en una teor¨ªa simple.
Pero s¨ª hay una cosa clara a estas alturas. Los efectos m¨¢s duraderos, generalizados e invalidantes de la PASC, o covid larga, son neurol¨®gicos. Mala memoria, atenci¨®n dispersa, p¨¦rdida de olfato, alteraciones del humor, insomnio. Est¨¢ todo en tu cerebro, salvo que esta frase ya no es lo que era. Antes significaba que no ten¨ªas verdaderos problemas de salud, sino que, redondeando un poco, te los hab¨ªas inventado. Ahora, en cambio, quiere decir que est¨¢s bien fastidiado, porque el cerebro es un trozo de cuerpo, y sus disfunciones son tan penosas como las del h¨ªgado o el ri?¨®n, con el agravante de que sabemos curarlas a¨²n peor. Scientific American abre su ¨²ltimo n¨²mero con una buena revisi¨®n del asunto.
Las cifras de afectados var¨ªan mucho de una estimaci¨®n a otra, y no tiene mucho sentido examinarlas en detalle en este momento. El c¨¢lculo m¨¢s conservador dice que uno de cada diez infectados por el coronavirus ha sufrido covid larga, pero eso no aclara cu¨¢nto de larga, porque se basa en datos tomados tres meses despu¨¦s de la infecci¨®n de cada paciente. En todo caso, el n¨²mero de contagiados en el mundo es tan enorme que el problema est¨¢ condenado a afectar a decenas o centenares de millones de personas. No podemos esperar sentados a que llegue el ¨²ltimo decimal de la estad¨ªstica. Es obvio que el problema es importante, que es neurol¨®gico y que hay que investigar para paliarlo.
Hay varias formas en que el coronavirus puede da?ar el cerebro. La m¨¢s simple es que lo ataque directamente, y hay evidencias de ello. Los cient¨ªficos han detectado tanto genes como prote¨ªnas del SARS-CoV-2 en las neuronas que conectan la nariz con el bulbo olfatorio, la parte del cerebro que procesa los olores, y en las que comunican ese bulbo con otras partes del cerebro que controlan la respiraci¨®n y el ritmo cardiaco. De un modo m¨¢s indirecto, pero no menos da?ino, la infecci¨®n por el virus estimula a algunas c¨¦lulas del sistema inmune a viajar hasta el cerebro. Entre ellas est¨¢n los macr¨®fagos, unas c¨¦lulas defensivas que disparan sin hacer demasiadas preguntas. Pero todo esto es un cuadro de trazo grueso. Hay que analizarlo con mucha m¨¢s agudeza para encontrar tratamientos eficaces. La cuesti¨®n es seria y debe permanecer en el foco p¨²blico.