La renuncia de Antonio Cabrales

La decisi¨®n de Antonio Cabrales, catedr¨¢tico de Econom¨ªa de la Universidad Carlos III, de renunciar a su nombramiento como miembro del Consejo del Banco de Espa?a, pactado por Nadia Calvi?o con el Partido Popular, es una se?al del estrangulamiento sectario en que a veces se mueve la vida p¨²blica en nuestro pa¨ªs. Cabrales ha ejercido su profesi¨®n en Espa?a y en el Reino Unido en una trayectoria acad¨¦mica de val¨ªa excepcional. Formado en la Universidad de California, ha combinado su tarea docente e investigadora con importantes contribuciones para mejorar la calidad del debate econ¨®mico en Espa?a. El ¨²ltimo premio que ha obtenido, Rei Jaume I de Econom¨ªa de 2021, ha sido otorgado por un jurado integrado, entre otros, por varios premios Nobel.

Con este historial, su nominaci¨®n para el Banco de Espa?a por parte del PP fue recibida con evidente satisfacci¨®n por parte del mundo econ¨®mico, pues pocas personas en nuestro pa¨ªs podr¨ªan aportar un criterio tan solvente y reconocido como el suyo. Sin embargo, a las pocas horas de conocerse su nominaci¨®n, se ha hecho p¨²blica su firma, en 2018, en una carta de apoyo a Clara Ponsat¨ª, catedr¨¢tica de la Universidad de Saint Andrews en Escocia, y huida de la justicia espa?ola por su activa participaci¨®n en el proceso independentista de 2017, adem¨¢s de su adhesi¨®n al manifiesto de apoyo a Andreu Mas-Colell, catedr¨¢tico en Harvard y Berkeley, en su contencioso con el Tribunal de Cuentas por el refer¨¦ndum de 2017, cuando era consejero de Econom¨ªa de la Generalitat. Las misivas fueron firmadas por numerosos acad¨¦micos y tambi¨¦n por varios premios Nobel. Las cartas se limitaban a ponderar la integridad acad¨¦mica y personal de los dos catedr¨¢ticos, sin que hubiese implicada responsabilidad legal de ning¨²n tipo, m¨¢s all¨¢ del aprecio que le merecen ambos. No hay en ellas asomo de deslealtad a la Constituci¨®n ¡ªque Cabrales jur¨® como funcionario que es¡ª ni mucho menos se?al de falta de idoneidad como miembro del Consejo del Banco de Espa?a, puesto para el cual su opini¨®n sobre Mas-Colell y Ponsat¨ª como personas y acad¨¦micos es totalmente irrelevante.

La p¨¦rdida objetiva para el conjunto de la sociedad espa?ola de un candidato de tan alta cualificaci¨®n llega precedida de un aluvi¨®n de presiones y episodios de tensi¨®n de signo pol¨ªtico, enteramente ajenos a la aportaci¨®n objetiva que pierde la sociedad para el funcionamiento de una instituci¨®n de todos, como es el Banco de Espa?a. Los silencios pol¨ªticos en su defensa tampoco dejan en muy buen lugar al PP, partido que lo propuso a bombo y platillo, y tambi¨¦n con acierto. Es una p¨¦sima noticia que la val¨ªa y la integridad profesional se sometan miedosamente al ruido medi¨¢tico y la pol¨¦mica venenosa. Con su renuncia, Espa?a se priva de un talento incuestionable, y enciende las alarmas sobre el futuro papel de los expertos independientes en las instituciones.