Mala fama
Sin duda la ley trans supone una raya trazada ante los legisladores: de este lado tenemos la biolog¨ªa, los consejos de los psic¨®logos y educadores, el feminismo racional; del otro, el voluntarismo de quienes creen que el sexo se elige como las moda oto?o-invierno
?Historia o leyenda? Mezcla de ambas, c¨®mplices casi siempre para acu?ar un momento inolvidable. Espada en mano, Pizarro se encara con sus compa?eros amotinados que quieren desertar y traza una raya en el suelo: ¡°Por all¨ª se vuelve a Panam¨¢ y la pobreza, por aqu¨ª se va al Per¨² y la riqueza. Elegid ahora, no habr¨¢ otra ocasi¨®n¡±. S¨®lo 13 cruzan el surco y se pasan al lado del conquistador: de ellos fue el Per¨². ...
?Historia o leyenda? Mezcla de ambas, c¨®mplices casi siempre para acu?ar un momento inolvidable. Espada en mano, Pizarro se encara con sus compa?eros amotinados que quieren desertar y traza una raya en el suelo: ¡°Por all¨ª se vuelve a Panam¨¢ y la pobreza, por aqu¨ª se va al Per¨² y la riqueza. Elegid ahora, no habr¨¢ otra ocasi¨®n¡±. S¨®lo 13 cruzan el surco y se pasan al lado del conquistador: de ellos fue el Per¨². Se les llam¨® ¡°los 13 de la fama¡±. Creo que en todas las vidas, incluso en las de quienes nunca seremos heroicos ni famosos, hay un momento decisivo que nos enfrenta con la raya del destino: a un lado la poltroner¨ªa, la mentira asumida como verdad, la infamia; del otro, la cabeza alta, la verdad decente, la limpia fama no ante el mundo sino ante nosotros mismos. Se nos ofrece la posibilidad de dar el paso comprometedor o correr a buscar refugio entre los aplausos de la mayor¨ªa. Eso si, el m¨ªnimo de dignidad consiste en asumir en todo y con todo nuestra opci¨®n, sin buscar a alguien para cargarle la responsabilidad de ella.
Sin duda la ley trans supone una raya trazada ante los legisladores: de este lado tenemos la biolog¨ªa, los consejos de los psic¨®logos y educadores, el feminismo racional; del otro, el voluntarismo de quienes creen que el sexo se elige como las moda oto?o-invierno, los que consideran maduros sexualmente a ni?os de corta edad, los negocios farmace¨²ticos y a Paul B. Preciado. De la ley no tiene la culpa Irene Montero, que como siempre dice lo que sabe pero no sabe lo que dice: en el Parlamento, votaron 188 a favor. Cada uno de ellos es tan responsable del peligroso engendro como si su voto fuera el ¨²nico que deb¨ªa decidir la cuesti¨®n ?Les llamaremos ¡°los de la mala fama¡±? Por si acaso, no olvidemos sus nombres. Deben ser los mismos que los que apoyaron abolir la sedici¨®n, ? se acuerdan?