La tercera transici¨®n: la econom¨ªa de los cuidados y la igualdad de g¨¦nero
Es preciso un cambio, que Espa?a podr¨ªa liderar, para avanzar en la justicia social incluyendo la atenci¨®n a ni?os, mayores y dependientes como un eje central de las pol¨ªticas transformadoras
La incorporaci¨®n masiva de las mujeres espa?olas al empleo ¡ªm¨¢s de cinco millones en los ¨²ltimos 30 a?os¡ª ha redefinido las estructuras familiares y laborales, pero los cambios no han llegado a los cuidados. Hemos pasado de un modelo familiar de var¨®n sostenedor/mujer cuidadora a otro de dos sostenedores, pero no siempre dos cuidadores. Al mismo tiempo, el 10% de las familias (casi dos millones) son monoparentales y ocho de cada 10 est¨¢n encabezadas por una mujer....
La incorporaci¨®n masiva de las mujeres espa?olas al empleo ¡ªm¨¢s de cinco millones en los ¨²ltimos 30 a?os¡ª ha redefinido las estructuras familiares y laborales, pero los cambios no han llegado a los cuidados. Hemos pasado de un modelo familiar de var¨®n sostenedor/mujer cuidadora a otro de dos sostenedores, pero no siempre dos cuidadores. Al mismo tiempo, el 10% de las familias (casi dos millones) son monoparentales y ocho de cada 10 est¨¢n encabezadas por una mujer. Para las mujeres espa?olas, cuya identidad est¨¢ indiscutiblemente asociada al empleo, el sistema tradicional de cuidados resulta insostenible. Tambi¨¦n lo es para una sociedad que envejece.
Las pol¨ªticas de igualdad de g¨¦nero no se han acompa?ado del aumento de la oferta de servicios p¨²blicos para atender los cuidados, tanto los de la infancia como los de larga duraci¨®n; es decir, mayores y dependientes. La conciliaci¨®n entre lo laboral y lo familiar se ha abordado ofreciendo a las mujeres excedencias y reducciones de jornada para atender a hijos menores, lo que perjudica sus expectativas laborales y su autonom¨ªa personal. Seg¨²n el Banco de Espa?a, la penalizaci¨®n por maternidad reduce un 11,4% los ingresos laborales de las mujeres en el primer a?o respecto a los hombres y llega hasta el 28% a largo plazo.
Espa?a es, asimismo, uno de los pa¨ªses europeos con mayores perspectivas de envejecimiento. El 20% de la poblaci¨®n ya tiene m¨¢s de 65 a?os y la esperanza de vida al nacer supera los 85 para las mujeres y 83 para los hombres. A partir de los 80 a?os, la proporci¨®n de mujeres m¨¢s que duplica la masculina. Para atender a esta demanda creciente y desarrollar el sistema de cuidados de larga duraci¨®n, es imprescindible considerar la perspectiva de g¨¦nero.
Sobre este complicado escenario, las restricciones de movilidad por la pandemia de la covid-19, el cierre de los centros escolares y las dificultades de acceso a los servicios de atenci¨®n a mayores, han tenido un efecto de refamilizaci¨®n y vuelta al hogar de los cuidados, que recae mayoritariamente sobre las mujeres. Aunque las estad¨ªsticas subestiman el tiempo dedicado a cuidados por parte de las mujeres ¨Da nivel europeo, ellas aportan en media 37,7 horas semanales, por solo 22,7 horas de los hombres¨D y en Espa?a los datos son similares. El ¨²ltimo ?ndice Europeo de Igualdad de G¨¦nero muestra por primera vez un retroceso desde que comenz¨® a elaborarse en 2013.
Respecto a los cuidados remunerados, a pesar de su car¨¢cter imprescindible para la continuidad de la vida y el funcionamiento de la econom¨ªa, al ser sectores feminizados no gozan del reconocimiento social y econ¨®mico que merecen, con salarios bajos y precarias condiciones de trabajo. As¨ª lo ejemplifican las ocupaciones sanitarias y los servicios sociales. Tambi¨¦n la atenci¨®n en residencias de mayores, el sector de limpieza y el servicio dom¨¦stico, con un considerable contingente de mujeres inmigrantes en condiciones de informalidad laboral y con enormes dificultades para atender a sus propios dependientes en Espa?a y en sus pa¨ªses de origen.
El desigual reparto por sexos del cuidado consolida las brechas laborales horizontales (ramas feminizadas y masculinizadas) y verticales (dificultades de ascenso femenino en la jerarqu¨ªa ocupacional). La conciliaci¨®n mal repartida se refleja en complementos salariales m¨¢s bajos, peores contratos y jornadas m¨¢s cortas, un perverso mecanismo de techo de cristal y suelo pegajoso, que alimenta las brechas salariales de g¨¦nero. Los cuidados, tanto pagados como no pagados, constituyen el principal reto del empleo femenino, de la igualdad de g¨¦nero y del bienestar de nuestra sociedad.
El Informe La Pobreza de las Mujeres en Europa, del Parlamento Europeo, plantea la necesidad de aplicar transversalmente la perspectiva de g¨¦nero tanto a la transici¨®n digital como a la transici¨®n verde para conseguir que ambas no solo se traduzcan en mayor igualdad de g¨¦nero, sino tambi¨¦n en menor pobreza para las mujeres en los a?os venideros.
Creemos que es necesario a?adir a estas dos transiciones gemelas una tercera transici¨®n, la de los cuidados y la igualdad de g¨¦nero, que permita avanzar en la justicia social, incluyendo los cuidados como un eje central de las pol¨ªticas transformadoras. Sus objetivos ser¨ªan, en primer lugar, resolver la falta de tiempo de las mujeres con servicios p¨²blicos de cuidado que liberen tiempo para ellas; en segundo lugar, revalorizar los empleos de cuidados, mejorar su cualificaci¨®n con habilidades digitales y adecuar sus niveles salariales al conocimiento y responsabilidades que conllevan; por ¨²ltimo, los servicios p¨²blicos no ser¨¢n suficientes sin medidas legislativas y acciones que faciliten un reparto equitativo por sexos del cuidado no remunerado que se presta en el hogar, lo que requiere la colaboraci¨®n de las empresas y empleadores en general.
Respecto a los dos primeros objetivos, el punto de partida ha de ser la aplicaci¨®n a nuestro pa¨ªs de la Estrategia Europea de Cuidados, formulada en 2022. Entre sus propuestas est¨¢n ampliar los objetivos de educaci¨®n y cuidado de la infancia establecidos en Barcelona 2002 hasta el 50% para menores de tres a?os y al 96% hasta la educaci¨®n obligatoria; elaborar planes nacionales de cuidados de larga duraci¨®n, incrementando la oferta, profesionalizaci¨®n y calidad de los servicios, ampliando su cobertura geogr¨¢fica e incluyendo tambi¨¦n el apoyo a las cuidadoras informales, y un gran esfuerzo de formaci¨®n, cualificaci¨®n y mejora de las condiciones de trabajo del personal de cuidados, atajando los estereotipos de g¨¦nero respecto a los cuidados.
El tercer objetivo avanzar¨ªa considerablemente con la aplicaci¨®n completa de la Directiva Europea sobre Equilibrio Familia Trabajo de 2019. M¨¢s all¨¢ de los permisos de paternidad obligatorios, iguales e intransferibles ¡ªque ya tenemos en Espa?a¡ª hay que establecer incentivos para que los hombres se acojan tambi¨¦n a otros permisos, excedencias y f¨®rmulas laborales flexibles para cuidar. Esto contribuir¨¢ a redefinir culturalmente la masculinidad poniendo en el centro los cuidados, al reconocer que los hombres tambi¨¦n necesitan conciliar familia y trabajo en diferentes momentos de su vida laboral, no solo cuando tienen hijos peque?os, sino para atender a mayores, enfermos o dependientes.
La transici¨®n de los cuidados y su reparto equitativo en pos de la igualdad de g¨¦nero ha de incorporar a otros actores y dimensiones, destacando el papel de empresas, sindicatos, medios de comunicaci¨®n, sector educativo, ciudades, asociaciones, cooperaci¨®n internacional, etc¨¦tera, en una transformaci¨®n estructural tan indispensable como compleja.
Una financiaci¨®n p¨²blica generosa, al igual que ocurre con las transiciones gemelas digital y verde, es imprescindible para garantizar esta tercera transici¨®n, trilliza de las dos anteriores. Se impone la consideraci¨®n del gasto p¨²blico en cuidados como una inversi¨®n que estimula la educaci¨®n, el empleo y la productividad; contribuye a eliminar la pobreza, mejora la protecci¨®n social y la propia calidad de los cuidados, y es clave para erradicar la discriminaci¨®n de las mujeres. La Estrategia europea de cuidados propone orientar a tal fin un volumen considerable de los recursos del Fondo Social Europeo.
Espa?a deber¨ªa abanderar con fuerza y decisi¨®n esta transici¨®n de los cuidados y para la igualdad de g¨¦nero e impulsar de forma efectiva su implementaci¨®n durante el semestre de la presidencia espa?ola de la UE, un per¨ªodo lleno de oportunidades para visibilizar, potenciar y acelerar esta agenda en Europa y en Espa?a.