El tsunami que viene: la econom¨ªa de los cuidados
Las necesidades de una poblaci¨®n cada vez m¨¢s envejecida suponen un enorme reto para las arcas p¨²blicas y una gran oportunidad de negocio para el sector privado
Espa?a se enfrenta a un desaf¨ªo extraordinario: ser uno de los pa¨ªses m¨¢s longevos del mundo. Pero la conquista no le va a salir gratis. El fuerte envejecimiento de su pir¨¢mide demogr¨¢fica de aqu¨ª a 2050 generar¨¢ importantes retos sociales y econ¨®micos, aunque tambi¨¦n sustanciales oportunidades de negocio para el sector privado. Sin ir m¨¢s lejos, las necesidades de cuidados de larga duraci¨®n de la poblaci¨®n crecer¨¢n dr¨¢sticamente en las pr¨®ximas tres d¨¦cadas, sobre todo los relacionados con la dependencia. El desaf¨ªo exige repensar el modelo sociosanitario y una fuerte inyecci¨®n econ¨®mica para evitar que se resquebraje el Estado de bienestar espa?ol.
La cuenta atr¨¢s ha empezado. Y lo ha hecho bajo m¨ªnimos. Espa?a apenas destina el 0,9% del PIB a cuidados de larga duraci¨®n (incluida la asistencia sanitaria y social), por debajo de la media de los pa¨ªses de la OCDE, donde este gasto representa el 1,5%. Estas cifras evidencian que no est¨¢ a la altura de la inversi¨®n que le corresponde a un pa¨ªs tan longevo. Los Estados que m¨¢s aportan son Pa¨ªses Bajos, donde esta partida alcanza el 4,1% del PIB, y Noruega, donde supone el 3,7%. La organizaci¨®n internacional estima que el gasto en cuidados se duplicar¨¢ e incluso triplicar¨¢ en 2050, impulsado por el envejecimiento de las poblaciones. Y cree que los gobiernos tendr¨¢n que encontrar un equilibrio entre ofrecer acceso a una atenci¨®n de buena calidad y hacer sus sistemas econ¨®micamente sostenibles.
En ese complejo juego de equilibrio est¨¢ Espa?a, que tambi¨¦n calcula que hasta 2050 su gasto p¨²blico en cuidados podr¨ªa crecer a m¨¢s del 2% del PIB y que el n¨²mero de mayores de 65 a?os beneficiarios de ayudas a la dependencia podr¨ªa duplicarse, hasta llegar a 1,6 millones de personas, seg¨²n recoge el documento Espa?a 2050, presentado por el presidente del Gobierno, Pedro S¨¢nchez, el pasado mayo como un ejercicio para decidir ¡°qu¨¦ pa¨ªs queremos ser dentro de 30 a?os¡±. A?ade el plan que el gasto p¨²blico en pensiones podr¨ªa incrementarse en hasta cinco puntos de PIB (ahora supone el 12% del PIB) y el gasto sanitario podr¨ªa aumentar en m¨¢s de un punto. Una factura de calado que Espa?a tendr¨¢ que pagar. ?C¨®mo? Entre otras medidas, incrementando las cotizaciones y estudiando la prolongaci¨®n de la vida laboral de los mayores de 55 a?os, lo que reducir¨ªa el gasto p¨²blico en pensiones y no ir¨ªa ¡°en detrimento del empleo de los j¨®venes, puesto que los trabajos que realizan unos y otros son complementarios y no sustitutivos¡±, argumenta el Gobierno.
Estas proyecciones se explican porque la generaci¨®n del baby boom, la m¨¢s numerosa de la historia, envejece. A pesar de la pandemia ¡ªy con permiso de otras que pudieran llegar despu¨¦s¡ª, en las pr¨®ximas tres d¨¦cadas este tsunami demogr¨¢fico ¡ªconsecuencia del descenso sostenido de la natalidad y de una reducci¨®n dr¨¢stica de las tasas de mortalidad¡ª, se har¨¢ m¨¢s acusado. En 2050, un tercio de la poblaci¨®n espa?ola tendr¨¢ m¨¢s de 65 a?os. Ser¨¢n 16 millones de personas, frente a los nueve millones actuales. Y por cada persona en esta franja de edad habr¨¢ solo 1,7 personas en edad de trabajar (hoy hay 3,4). Para entonces, los mayores de 80 a?os ser¨¢n el 11,8% de la poblaci¨®n.
La supervivencia avanza de forma continuada desde hace cuatro d¨¦cadas. A principios del siglo XX, la poblaci¨®n espa?ola ten¨ªa una esperanza de vida al nacer de apenas 35 a?os. Hoy, est¨¢ por encima de los 83 a?os y es la tercera m¨¢s alta del mundo, solo superada por Suiza y Jap¨®n. De aqu¨ª a 2050 habr¨¢ vuelto a crecer, en torno a tres a?os m¨¢s: hasta casi 90 a?os para mujeres y 85 a?os para hombres. ¡°La poblaci¨®n espa?ola va a vivir mucho m¨¢s de viejos que de j¨®venes¡±, dice la soci¨®loga Mar¨ªa ?ngeles Dur¨¢n, profesora de investigaci¨®n en el CSIC.
M¨¢s dependencia
Y, aunque la mayor¨ªa de la poblaci¨®n espa?ola hasta los 74 a?os considera que su estado de salud es bueno o muy bueno, m¨¢s a?os de vida implican m¨¢s dependencia. Y cada vez m¨¢s severa. ¡°El envejecimiento de la poblaci¨®n aumentar¨¢ considerablemente el n¨²mero absoluto de personas mayores dependientes de cuidados¡±, explica V?nia de la Fuente-N¨²?ez, responsable t¨¦cnico de la Unidad de Cambio Demogr¨¢fico y Envejecimiento Saludable de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS).
Tambi¨¦n ser¨¢n m¨¢s las enfermedades y dolencias cr¨®nicas. Actualmente, ¡°solo una de cada cuatro personas mayores de 65 a?os en Espa?a est¨¢ libre de discapacidad o enfermedad cr¨®nica¡±, aport¨® Mar¨ªa Luisa Carcedo, presidenta de la Comisi¨®n de Pol¨ªtica Territorial y Funci¨®n P¨²blica y exministra de Sanidad, en el IV Encuentro de Econom¨ªa Senior, celebrado el pasado diciembre. Cardiopat¨ªa, diabetes, enfermedad pulmonar obstructiva cr¨®nica, accidentes cerebrovasculares, demencia, deficiencias sensoriales, trastornos depresivos o artrosis provocan la p¨¦rdida de a?os de vida saludable.
No hay que olvidar el dolor cr¨®nico, presente en una de cada cuatro familias espa?olas y que representa un alto coste: el 2,5% del PIB de Espa?a. ¡°El envejecimiento de la poblaci¨®n y las comorbilidades, vinculadas tanto a la edad como a los tratamientos que est¨¢n afortunadamente consiguiendo un aumento de la expectativa de vida, est¨¢n claramente asociados a una mayor prevalencia del dolor y severidad. Debemos anticiparnos¡±, recalca V¨ªctor Mayoral, presidente de la Sociedad Espa?ola Del Dolor.
En los pr¨®ximos a?os, esta pata de la llamada econom¨ªa de los cuidados ¡ªconcepto mucho m¨¢s amplio que incluye todos los cuidados, desde que nacemos hasta que morimos¡ª tendr¨¢ un peso sustancial en la sociedad espa?ola. Porque, un d¨ªa u otro ¡°todos vamos a ser dependientes o vamos a convivir con un dependiente¡±, vaticina Jos¨¦ Manuel Ram¨ªrez, presidente de la Asociaci¨®n de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales.
Una realidad abrumadora en la que el sector p¨²blico juega el papel protagonista, pero en la que el sector privado tiene un papel clave, ya que el sistema de dependencia se desarrolla mediante un esquema mixto de financiaci¨®n. Aunque la valoraci¨®n, la prescripci¨®n y el seguimiento de la dependencia son p¨²blicos, la provisi¨®n de los servicios es privada. ¡°El sector de cuidados a la dependencia est¨¢ en un 80% u 85% en manos privadas. La Administraci¨®n compra en el mercado los servicios que procura a la sociedad, adquiridos mediante conciertos por la Administraci¨®n¡±, explica Luis Alberto Barriga, director general del Imserso.
Solo el sector de la teleasistencia y ayuda a domicilio factur¨® 1.755 millones de euros en 2020 ¡ªa?o de los confinamientos y restricciones¡ª, tras registrar un crecimiento del 2% respecto a 2019, a?o en el que la facturaci¨®n aument¨® un 7,5%, seg¨²n DBK. Las cinco primeras entidades del sector son Clece, DomusVi, Sacyr Social, Asispa y Suara Cooperativa, de acuerdo con esta consultora. ¡°La actividad empresarial relacionada con los cuidados formales ¡ªgesti¨®n de residencias, teleasistencia y ayuda a domicilio¡ª representa en torno al 0,5% del PIB espa?ol¡±, a?ade Benigno Lacort, consejero delegado de Atenzia, otra de las empresas que ofrece teleasistencia domiciliaria, con datos de la Subcomisi¨®n de Servicios Sociales de CEOE.
La bomba demogr¨¢fica est¨¢ aqu¨ª y no solo pondr¨¢ contra las cuerdas al Estado de bienestar espa?ol. Barrer¨¢ el planeta. ¡°Las personas de 60 a?os o m¨¢s ya superan a los ni?os menores de cinco a?os y para 2050 una de cada cinco personas estar¨¢ en esa franja de edad¡±, se?ala De la Fuente-N¨²?ez, de la OMS. El n¨²mero de mayores de 80 a?os o m¨¢s se triplicar¨¢, de 143 millones en 2019 a 426 millones en 2050. Aunque es importante tener presente que ¡°la pandemia ha modificado demogr¨¢ficamente algunos pa¨ªses, con ¨ªndices de mortalidad m¨¢s alta en la poblaci¨®n de m¨¢s de 80 a?os¡±, rese?a Mercedes Abades Porcel, profesora de Enfermer¨ªa Geri¨¢trica y directora de la Escuela Universitaria de Enfermer¨ªa del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau.
Este es el esperanzador, y a la vez demoledor, mapa del envejecimiento y requiere que los Estados act¨²en. El desaf¨ªo exige una respuesta integral que, de momento, no ha llegado. ¡°En el a?o 2020, tan solo un 49% de los pa¨ªses hab¨ªan reportado tener una pol¨ªtica o estrategia de cuidados a largo plazo¡±, seg¨²n la representante de la OMS.
Espa?a se encamina a una crisis de los cuidados si no toma medidas ya. Esta es la mala noticia. La buena, al menos sobre el papel, es que semejante desaf¨ªo acaba de entrar en la agenda pol¨ªtica y, de hecho, el Gobierno ha incluido el asunto entre las reformas del Plan de Recuperaci¨®n, Transformaci¨®n y Resiliencia. Se trata del componente 22, llamado Plan de choque para la econom¨ªa de los cuidados y refuerzo de las pol¨ªticas de inclusi¨®n, que se dotar¨¢ con m¨¢s de 3.500 millones de euros de los fondos europeos.
Pero, queda mucho por hacer. Espa?a cuenta con el paraguas de la Ley de Promoci¨®n de la Autonom¨ªa Personal y Atenci¨®n a las Personas en Situaci¨®n de Dependencia, aprobada en 2006 y conocida como el cuarto pilar del Estado de bienestar. Sin embargo, y 15 a?os despu¨¦s, el sistema de atenci¨®n a la dependencia est¨¢ falto de financiaci¨®n y deja sin cobertura a miles de personas, lo que provoca que una gran parte de los cuidados recaiga en el entorno familiar (en un 60% a cargo de mujeres) y, en menor medida, sobre el sector privado. La pandemia no ha hecho m¨¢s que evidenciar las carencias del modelo, especialmente en las residencias.
Falta financiaci¨®n
Con fecha del 31 de diciembre de 2020, hab¨ªa en Espa?a 1.356.473 personas (30.000 menos que en 2019 por la covid) en situaci¨®n de dependencia reconocida y otras 141.556 pendientes de valoraci¨®n, seg¨²n datos de la Asociaci¨®n de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales. Esto significa que el 3,6% de la poblaci¨®n espa?ola necesita apoyos de mayor o menor intensidad para desarrollar las actividades b¨¢sicas de la vida diaria.
El limbo de la dependencia ¡ªpersonas con derecho pendientes de recibir servicio o prestaci¨®n¡ª es uno de los mayores fracasos del sistema. En ¨¦l hab¨ªa 234.000 personas a finales de 2020. Tienen en su contra que el tiempo medio de tramitaci¨®n de un expediente es de 430 d¨ªas, aunque en cuatro comunidades (Canarias, Andaluc¨ªa, Extremadura y Asturias) se superan los 18 meses. Crist¨®bal Valderas, presidente de la empresa Clece, habla sin pa?os calientes: ¡°Se mueren cerca de 174 personas al d¨ªa con la ayuda aprobada. Estamos fallando como sociedad¡±. En concreto, en 2020 fallecieron 55.487 personas de las listas de espera.
El asunto se ha convertido en un arma arrojadiza pol¨ªtica. ¡°En 2021, el sistema incorpor¨® a 60.000 personas y la lista de espera se redujo un 8%¡±, dijo Ignacio ?lvarez Peralta, secretario de Estado de Derechos Sociales, durante el ¨²ltimo encuentro de Econom¨ªa Senior. Sin embargo, las comunidades y el Gobierno hab¨ªan pactado sacar de esa lista de la verg¨¹enza a 60.000 personas en 2021 y ¡°tan solo salieron 20.000¡å, critic¨® Alicia Garc¨ªa, portavoz del PP en la Comisi¨®n de Derechos Sociales del Congreso de los Diputados.
La inversi¨®n p¨²blica en el sistema de atenci¨®n a la dependencia fue de 8.907 millones de euros en 2020 (¨²ltimo dato disponible), en torno al 0,6% del PIB. El gasto anual medio por persona beneficiaria ascendi¨® a 7.991 euros. Las comunidades aut¨®nomas financiaron el 84,4% y la aportaci¨®n estatal se situ¨® en el 15,6%, muy lejos del 50% que exige la ley y que ning¨²n Gobierno ha cumplido.
¡°La financiaci¨®n estatal se estanc¨® tras los recortes de 2012 del Gobierno de Mariano Rajoy y ello ha supuesto dejar de invertir 6.000 millones de euros¡±, denuncia el presidente de la Asociaci¨®n de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales, Jos¨¦ Manuel Ram¨ªrez. Sin embargo, a?ade, en enero de 2021, Gobierno e interlocutores sociales acordaron un plan de choque a la dependencia que contemplaba un incremento de la financiaci¨®n de 600 millones de euros para 2021 y la recuperaci¨®n del nivel acordado. ¡°Las tres patas del plan de choque son reducir las listas de espera, mejorar los servicios de atenci¨®n domiciliaria y residencial y mejorar las condiciones laborales de los trabajadores del sector¡±, enumera el secretario de Estado de Derechos Sociales.
Gasto o inversi¨®n
Los expertos consultados advierten de que uno de los grandes retos para trasformar el modelo de cuidados es tratar el coste como una inversi¨®n y no como un gasto. ¡°Por cada mill¨®n de euros de inversi¨®n p¨²blica se generan 35 puestos de trabajo directos, estables y no deslocalizables. No hay ninguna inversi¨®n p¨²blica que aporte tantos empleos directos¡±, se?ala Jos¨¦ Manuel Ram¨ªrez. En concreto, el sector emplea a 250.000 personas. Adem¨¢s, insiste Ram¨ªrez, se generan retornos econ¨®micos del 39,9%. ¡°Por cada mill¨®n de euros, 400.000 euros se revierten al Estado a trav¨¦s del IVA, el impuesto de sociedades y la Seguridad Social¡±.
Tambi¨¦n el profesor de la Universidad de Castilla-La Mancha Fernando Bermejo expone que la partida en dependencia no debe entenderse solo en su dimensi¨®n de gasto: a trav¨¦s de la demanda de consumo que genera tambi¨¦n se crea empleo y renta. Los resultados de su investigaci¨®n reflejan que ¡°con un gasto en dependencia de 5.400 millones de 2009 a 2015, el nivel de producci¨®n que genera ese gasto es m¨¢s del doble¡±. La mayor parte de la renta obtenida en la producci¨®n se distribuye entre los salarios de los trabajadores y los beneficios a las empresas, pero otra parte vuelve a la Administraci¨®n. Por ejemplo, el gasto p¨²blico anual en dependencia en Espa?a genera un retorno a las arcas p¨²blicas del 37% del gasto inicial a trav¨¦s de impuestos.
La soci¨®loga Mar¨ªa ?ngeles Dur¨¢n, profesora de investigaci¨®n del CSIC, primera mujer en recibir el Premio Nacional de Sociolog¨ªa y autora del libro La riqueza invisible del cuidado: el cuidatoriado, insiste en hablar de los cuidados como producci¨®n de riqueza. Una riqueza que, sin embargo, no se refleja en el PIB porque es un trabajo gratuito que suele recaer en las mujeres. Dur¨¢n calcula que ese trabajo no remunerado ¡°corresponder¨ªa a 28 millones de empleos a tiempo completo¡±. La investigadora ha desarrollado el concepto de cuidatoriado, una clase social emergente muy desprotegida y formada, sobre todo, por mujeres inmigrantes que cuidan. ¡°La carga del cuidado que se nos viene encima es tremenda¡±, se?ala. Dur¨¢n dice que por cada 12 horas que ponen los profesionales hay que a?adir 88. ¡°Imagine la desproporci¨®n entre el sector pagado y el no pagado: por cada 12 horas del primero se necesitan otras 88 del sector privado, de las familias o de autocuidados¡±.
Otro de los retos de la dependencia es la falta acuciante, y muy preocupante, de mano de obra. ¡°El problema del envejecimiento radica en la falta de recursos y de retribuciones salariales justas y equiparables a pa¨ªses como los n¨®rdicos, donde se considera un plus cuidar a las personas mayores. Los salarios de estos profesionales son mayores y esto facilita retenerlos en el sector¡±, se?ala Mercedes Abades. El director general del Imserso, Luis Alberto Barriga, estima que ¡°se van a necesitar unos 290.000 profesionales m¨¢s en el sector de los cuidados en 2040¡å. Es uno de los menos atractivos para trabajar por sus condicionales laborales y salariales. Se calcula que en torno al 80% de los cuidadores no son profesionales. Hasta el punto de que ¡°el 60% o 70% de las empleadas del hogar est¨¢n haciendo hoy tareas de cuidados y eso es un defecto del sistema¡±, dice Barriga.
Esta falta de mano de obra y la alta rotaci¨®n es el pan nuestro de cada d¨ªa en las empresas de atenci¨®n a domicilio, donde ¡°tres de cada cuatro trabajadores son mujeres¡±, apunta Ram¨ªrez. Clece, compa?¨ªa de ACS, es la principal empresa que trabaja en el sistema de atenci¨®n a la dependencia. Da ayuda a domicilio a 122.365 usuarios a trav¨¦s de 18.376 profesionales y su cuota de mercado fue del 19,45% en 2020, seg¨²n DBK. Su presidente pone el acento en la falta de financiaci¨®n y critica el aumento del copago. ¡°Dificulta el acceso universal de los mayores a estos servicios¡±, dice Valderas. Seg¨²n la comunidad aut¨®noma, el dependiente paga entre el 0% y el 75% del servicio.
A estas compa?¨ªas se las culpabiliza de los bajos salarios y las condiciones laborales del personal. Valderas cree que es ¡°injusto¡±. ¡°Las empresas solo pagamos el salario que se recoge en los pliegos de condiciones que sacan a concurso los ayuntamientos¡±, argumenta, y que oscila desde los 13 euros la hora de media en Andaluc¨ªa a los 26 euros del Pa¨ªs Vasco. El presidente de Clece considera que es momento de dignificar el sector y pide que sindicatos y patronales incrementen los salarios y que estos se reflejen en los pliegos.
El creciente envejecimiento y la cada vez mayor demanda de cuidados, as¨ª como la imposibilidad del sector p¨²blico de atenderla, es el abono para muchas empresas y start-ups nacidas en los ¨²ltimos a?os. Su fin es vender cuidados y su ¨¦xito es una muestra del crecimiento exponencial que est¨¢ teniendo el sector caretech en Espa?a. Un buen ejemplo es Cuideo, fundada en Barcelona en 2016 y l¨ªder en Espa?a en el sector de cuidados a domicilio. Su aportaci¨®n ha sido digitalizar el sector y ofrecer servicios en cualquier punto del pa¨ªs. ¡°Desde que comenz¨® la pandemia se ha multiplicado por tres la demanda de cuidados a domicilio¡±, se?ala Jos¨¦ Luis Ballesc¨¢, analista de Desarrollo de Negocios de Cuideo. Otras empresas son Qida o Senniors.
Las familias tienen necesidad y prisa. ¡°Desde que empiezan a buscar en Google hasta que encuentran cuidadora pasan menos de 24 horas¡±, seg¨²n la start-up navarra Familiados, que ha contabilizado que en 2021 hubo m¨¢s de 300.000 b¨²squedas de cuidadores mensuales en internet. La hora de cuidados se paga a 14 euros de media en provincias como Navarra, Barcelona o Gipuzkoa, mientras que apenas llega a 10 euros en Sevilla, A Coru?a o Murcia.
La lista de este ecosistema empresarial es amplia. Algunos ejemplos son Tucuvi (inteligencia artificial y voz para monitorizar a los pacientes en su hogar) o SeniorDomo (con dispositivos como localizadores o sistemas de detecci¨®n de ca¨ªdas). ¡°Es un sector econ¨®mico que se abre paso y que, adem¨¢s, es atractivo para la inversi¨®n extranjera¡±, expone Mar¨ªa Romero, socia directora del ¨¢rea de Econom¨ªa de Afi. Se refiere al inter¨¦s que muestran los inversores internacionales en este tipo de compa?¨ªas, en las residencias de la tercera edad y en el negocio del cuidado a distancia.
Espa?a pone el contador a cero para surfear la ola m¨¢s grande de su historia. Repensar el modelo de arriba a abajo ¡°es un tema que va a requerir de una especie de Pacto de Toledo¡±, cree Barriga. Y a?ade: ¡°Ya hay conciencia de problema y de desaf¨ªo, que no es poco¡±. Mar¨ªa Luisa Carcedo tiene claro que la estrategia ha de ser global: ¡°Tenemos que repensar la sociedad en su conjunto. Que las personas que quieran morir en su casa puedan hacerlo; hay que redefinir el urbanismo, la vivienda o el transporte p¨²blico¡±.
Hoja de ruta
La hoja de ruta del Gobierno espa?ol pasa por reforzar las pol¨ªticas de atenci¨®n a la dependencia e impulsar el cambio en el modelo de cuidados de larga duraci¨®n, impulsando la desinstitucionalizaci¨®n. Es decir, se priorizar¨¢ que estas personas permanezcan en sus hogares y sean atendidas en entornos comunitarios el mayor tiempo posible, frente al traslado a residencias. La gente mayor quiere estar en sus casas. ¡°No quiere morir alrededor de batas blancas¡±, dice Jos¨¦ Manuel Ram¨ªrez. Esto no significa el cierre de las residencias, que deber¨¢n estar centradas en las personas y ser¨¢n centros m¨¢s modulares y peque?os.
Emerger¨¢n nuevas opciones, como las f¨®rmulas de autocuidado basadas en innovaciones tecnol¨®gicas (telemedicina, apps, supervisi¨®n por internet, adaptaciones dom¨®ticas). Hablamos de robots sociales, andadores inteligentes, teleasistencia avanzada (avisa si, pasadas una horas, el usuario no ha abierto el grifo, por ejemplo)¡ Espa?a tambi¨¦n contempla la cohabitaci¨®n con apoyo intergeneracional entre miembros que no sean de la familia, el denominado senior cohousing en sus m¨²ltiples formas (viviendas colaborativas, cooperativas, colectivas) o los bancos de tiempo o voluntariado de acompa?amiento para evitar la soledad.
¡®Silver economy¡¯: una fase vital cada vez m¨¢s valiosa
Cumplir a?os y peinar canas ya no es sin¨®nimo de entrar en tiempo de descuento. Sarah Harper, fundadora del Instituto de Envejecimiento de la Poblaci¨®n de la Universidad de Oxford, tiene la firme creencia de que la vejez ya no llega a los 70 a?os, sino al convertirnos en dependientes.
La mayor esperanza de vida de la poblaci¨®n mundial y la ampliaci¨®n de los a?os con buena salud son un logro incuestionable. Son los cimientos de la llamada silver economy, el ingente negocio alrededor de las necesidades de los mayores de 50 o 55 a?os: ocio, turismo, deporte, seguridad, alimentaci¨®n, cultura, planes de pensiones, urbanismo, vivienda, tecnolog¨ªa, productos financieros (hipotecas inversas, nuda propiedad...), seguros, salud, est¨¦tica y cosm¨¦tica, moda, productos sanitarios, alimentaci¨®n¡ Tambi¨¦n la econom¨ªa de los cuidados y la atenci¨®n a la dependencia constituyen una parte de esta econom¨ªa plateada.
Pero, el grueso est¨¢ compuesto por personas que gozan de buena salud, que pueden seguir trabajando, ahorrando, creando y consumiendo. Las empresas tienen el reto de personalizar sus productos para estos segmentos de poblaci¨®n, cada vez m¨¢s exigentes.
Han surgido ¡°nuevos productos y servicios para una poblaci¨®n que presenta una actitud frente al envejecimiento completamente renovada. Una poblaci¨®n que busca una vida activa y con prop¨®sito. Los mayores hoy cuentan con salud y calidad de vida suficientes como para seguir aportando a la sociedad su talento, su trabajo y su capacidad de consumo. Y esto supone un revulsivo econ¨®mico sin precedentes¡± indica Benigno Lacort, consejero delegado de Atenzia.
Que la poblaci¨®n cumpla a?os representa en la actualidad una de las mayores oportunidades de crecimiento del PIB para Espa?a. Sobre todo, porque se espera que 23,3 millones de espa?oles (el 53% de la poblaci¨®n total) tendr¨¢n una edad superior a 50 a?os en 2050.
La silver economy gener¨® en Espa?a un impacto directo, indirecto e inducido de 325.303 millones de euros en 2019, lo que equivale al 26% del PIB. As¨ª lo recoge un an¨¢lisis elaborado por Oxford Economics en colaboraci¨®n con la Universidad de Salamanca para el CENIE (Centro Internacional sobre el Envejecimiento). Gener¨® 4,4 millones de empleos.
Seg¨²n la Comisi¨®n Europea, tiene un potencial de crecimiento de un 5% anual hasta 2025. Las previsiones apuntan que la econom¨ªa de las canas alcanzar¨¢ los 6,4 billones de euros y los 88 millones de puestos de trabajo para ese a?o. Esto equivaldr¨ªa al 32% del PIB y al 38% del empleo de la UE.
Seguir trabajando
En el ¨¢mbito laboral, esta generaci¨®n senior quiere tener un envejecimiento activo y poder decidir si quiere seguir trabajando una vez cumplida la edad legal de jubilaci¨®n. El problema es la discriminaci¨®n por edad o edadismo, cada vez m¨¢s presente en Espa?a, como demuestra el hecho de que el desempleo entre los mayores de 50 a?os se ha disparado a pesar de la ca¨ªda general del paro. Si se equipararan las tasas de actividad de la poblaci¨®n espa?ola mayor de 55 a?os a la de pa¨ªses como Suecia o Dinamarca, donde una parte significativa de las personas mayores combinan su jubilaci¨®n con cierta actividad laboral, Espa?a ganar¨ªa 1,6 millones de personas activas de aqu¨ª a 2050, seg¨²n el documento Espa?a 2050.
Esta poblaci¨®n se cuida, tiene patrimonio e ingresos. ¡°Cuenta, en su conjunto, con el mayor poder adquisitivo de entre todos los segmentos de poblaci¨®n. En Espa?a se estima que los mayores de 60 a?os ostentan el 60% de la riqueza del pa¨ªs¡±, dice Lacort. De ah¨ª que cada vez m¨¢s empresas est¨¦n interesadas en este perfil de consumidor.
Uno de los segmentos de negocio que m¨¢s est¨¢ creciendo son las distintas f¨®rmulas para convertir la vivienda en dinero y seguir viviendo en ella hasta el final. No hay que olvidar que la casa es considerada por los mayores de 65 a?os como su mejor plan de pensiones; que es el lugar en el que quieren residir; que el colectivo de edades m¨¢s avanzadas no tiene acceso a financiaci¨®n bancaria; y que, ante una dependencia severa, lo m¨¢s probable es que el flujo de renta sea deficitario. Seg¨²n un estudio de Seguros Santaluc¨ªa, el coste econ¨®mico de los cuidados de la dependencia de grado III representa 1,6 veces el importe medio de la pensi¨®n p¨²blica por jubilaci¨®n entre las personas de 80 y 84 a?os, aumentando hasta 1,8 veces entre la poblaci¨®n de 85 y m¨¢s a?os. Este d¨¦ficit es mayor en el caso de las mujeres, ya que el importe medio de las pensiones contributivas por jubilaci¨®n es menor que el que reciben los hombres.
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