Ferrovial: tercera v¨ªa
Ni una sola empresa francesa se atrever¨ªa a desafiar a Emmanuel Macron (sin informarle previamente), como ha sucedido en Espa?a
Queda un mes. El 13 de abril los accionistas de Ferrovial votar¨¢n sobre el traslado de su sede social a Holanda. Habr¨ªa una (dificil¨ªsima) forma de evitar esa huida. Minimizando los costes reputacionales a la compa?¨ªa y a su presidente y asegurando algunos de sus objetivos clave como cotizar tambi¨¦n en Euronext-Amsterdam: pero sin cambiar de nacionalidad. Y respetando el empe?o del Gobierno en impedirla. Una suerte de todos ganan, casi milagro...
Queda un mes. El 13 de abril los accionistas de Ferrovial votar¨¢n sobre el traslado de su sede social a Holanda. Habr¨ªa una (dificil¨ªsima) forma de evitar esa huida. Minimizando los costes reputacionales a la compa?¨ªa y a su presidente y asegurando algunos de sus objetivos clave como cotizar tambi¨¦n en Euronext-Amsterdam: pero sin cambiar de nacionalidad. Y respetando el empe?o del Gobierno en impedirla. Una suerte de todos ganan, casi milagroso.
A tal fin convendr¨ªa un primer paso de la empresa, para aliviar lo que m¨¢s reconcome al Ejecutivo (y a muchos otros): reconocer la plena estabilidad jur¨ªdica espa?ola, borrando su insinuaci¨®n de que su ausencia le impele a exiliarse (y a nivel del presidente, no de un colaborador). Sentada esa m¨ªnima base de confianza, oficialmente se acelerar¨ªa la flexibilizaci¨®n para que las compa?¨ªas espa?olas coticen directamente (y no solo a trav¨¦s de instrumentos indirectos) en Wall Street, lo que se aduce por la empresa para el traslado de sede a Holanda: ser¨ªa m¨¢s un gesto amable que algo material, pues nada impide cotizar en el pa¨ªs centroeuropeo como base para hacerlo luego en EE UU.
Si esa convergencia fuese insuficiente (ya que los pactos requieren a veces de m¨¢xima ebullici¨®n previa en el term¨®metro), el Gobierno podr¨ªa utilizar, al menos como esbozo, todo su arsenal jur¨ªdico para impedir la fuga: a lo mejor no convencer¨ªa a la c¨²pula de la casa, pero quiz¨¢ s¨ª a ese m¨ªnimo de accionistas que superen un umbral conjunto del 2,5% del capital, lo que cancelar¨ªa la operaci¨®n, porque ese es un compromiso previo de la firma. Ese arsenal es amplio, aunque complejo: 1) alegaci¨®n de ¡°sede ficticia¡± por no trasladar su domicilio el presidente ejecutivo; 2) necesidad de permiso del Gobierno por el escudo antiopas extranjeras (ley 19/2003, modificada); y 3) apelaci¨®n al ¡°inter¨¦s p¨²blico¡± para prohibir la fusi¨®n (Ley 3/2009).
As¨ª, la reversi¨®n del traslado/fusi¨®n (con la filial internacional) apenas mellar¨ªa la autoridad de su presidente; podr¨ªa arg¨¹ir motivos t¨¦cnicos. Y el Gobierno ganar¨ªa, pero no a las bravas.
Una salida as¨ª ser¨ªa coherente con el panorama europeo. Porque ni una sola empresa francesa se atrever¨ªa a desafiar a Emmanuel Macron (sin informarle previamente), como ha sucedido en Espa?a. Y porque el gran ejemplo aducido, Stellantis, que se ubic¨® en Holanda en enero de 2021, es del todo distinto. Era una fusi¨®n federativa de empresas industriales competidoras: la italo-americana Fiat/Chrysler, y el conglomerado franc¨¦s PSA (Citro?n/Peugeot). Tres tribus a la b¨²squeda de una sede neutral para la resultante. No la huida, solitaria, de una sola.