Leonor, ?ar!
El primer a?o se pondr¨¢ cachas y aprender¨¢ a obedecer ¨®rdenes sin cuestionarlas. Los tres, que de eso se trata, tejer¨¢ lazos de amistad, y poder, con oficiales que tendr¨¢n que ponerse a las suyas, est¨¦n o no de acuerdo con ellas
El a?o en que los hijos cumplen la mayor¨ªa de edad es una prueba de estr¨¦s para los padres. Antes del magno acontecimiento, los herederos ya llevan meses amenaz¨¢ndoles con que, en cuanto crucen ese puente, har¨¢n lo que sea que les interese, con o sin su permiso. As¨ª, desde las 00.00 horas del d¨ªa de autos, que esa es otra: ahora hay que felicitarles los cumplea?os a medianoche en punto y como si hubieran ganado el Oscar y el Nobel juntos, exigen derechos adquiridos. ¡°Tengo 18 a?os¡±, te espetan en cuanto quieren algo y les llevas m¨ªnimamente la contraria, o sea, siempre. Con el agravante de que el ¡°Esta es mi casa; estas, mis normas y, si no te gustan, ah¨ª tienes la puerta¡± con que tus propios viejos te pon¨ªan en tu sitio si sacabas los pies del tiesto ya no sirve, porque tras la puerta est¨¢ la jungla de la precariedad y la incertidumbre. Y, por pura ley de supervivencia de la especie, los padres tendemos a dejar a las cr¨ªas errar y rectificar hasta hallar su sitio, si lo hallan.
Leonor de Borb¨®n Ortiz, heredera del trono de Espa?a, no tiene ese problema, o lo tiene doble. No cumple 18 a?os hasta el 31 de octubre, pero ya tiene su pr¨®ximo trienio programado al segundo en un real decreto. Tres a?os de instrucci¨®n militar por tierra, mar y aire en los tres ej¨¦rcitos antes de la Universidad propiamente dicha. Un planazo, para algunos. Un infierno, para otros. El primer a?o se pondr¨¢ cachas y aprender¨¢ a obedecer ¨®rdenes sin cuestionarlas. El segundo, ver¨¢ mundo a bordo del Juan Sebasti¨¢n de Elcano. El tercero, aprender¨¢ a pilotar helic¨®pteros. Los tres, que de eso se trata, tejer¨¢ lazos de amistad, y poder, con oficiales que se tendr¨¢n que cuadrar ante ella y ponerse a sus ¨®rdenes en el futuro, est¨¦n o no de acuerdo con ellas. Dice la nota de La Zarzuela que Leonor ha expresado su ¡°inter¨¦s e ilusi¨®n¡± ante el panorama. Bueno. Tampoco le queda otra. Lo suyo es a la vez un privilegio y una condena. Tiene un puesto de trabajo vitalicio asegurado, a no ser que los espa?oles decidan otra cosa. Pero, a diferencia de nuestros hijos, ella no puede errar y rectificar sin montar una crisis de Estado. No me da pena ni envidia. Ni ella ni su padre ni su madre ni su hermana. La Familia Real no deja de ser una familia. Al final del verano, Leonor se ir¨¢ a Zaragoza; Sof¨ªa, a Gales, y los Reyes se quedar¨¢n con el palacio vac¨ªo. Al fin solos, o todo lo contrario. Pero ese es otro art¨ªculo.
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