Autocracia absorbente
Da la impresi¨®n de que los intelectuales y periodistas echados al monte y los pol¨ªticos incendiarios est¨¢n atrapados en una burbuja t¨®xica y delirante, en la cual los errores de este Gobierno ponen en peligro la democracia
No estoy seguro de si el discurso que hoy pronunciar¨¢ Ram¨®n Tamames es el mismo que se ha filtrado a la prensa. Sea o no el texto que finalmente se defienda, resulta sumamente instructivo sobre el estado mental de nuestras derechas y sobre la visi¨®n pol¨ªtica tan peculiar de su autor. ...
No estoy seguro de si el discurso que hoy pronunciar¨¢ Ram¨®n Tamames es el mismo que se ha filtrado a la prensa. Sea o no el texto que finalmente se defienda, resulta sumamente instructivo sobre el estado mental de nuestras derechas y sobre la visi¨®n pol¨ªtica tan peculiar de su autor. Contiene algunas cosas verdaderamente chuscas, desde el homenaje que el candidato se tributa a s¨ª mismo hasta el espacio dedicado al asunto de Gibraltar, pasando por las referencias a la leyenda negra y alg¨²n chascarrillo sobre la serie The Crown. En fin, todo muy propio del personaje y de esta moci¨®n de censura tan an¨®mala. Hay tambi¨¦n algunas afirmaciones incorrectas que yo pensaba que a estas alturas nadie defend¨ªa, como que los partidos nacionalistas est¨¢n sobrerrepresentados en el Congreso. Pero, desde luego, lo que m¨¢s me ha sorprendido ha sido la introducci¨®n de un nuevo concepto en la ya frondosa tipolog¨ªa de los reg¨ªmenes pol¨ªticos: la ¡°autocracia absorbente¡±.
Hablando en nombre de quienes, como ¨¦l, lucharon en su juventud por la libertad y la democracia, afirma: ¡°No podemos dejar de expresar nuestra perplejidad ante una situaci¨®n como la actual de Espa?a, que se asemeja m¨¢s a los de una autocracia absorbente¡±. ?¡°Absorbente¡± acaso como una bayeta? ?O como un aspirador que recoge las ¨²ltimas migajas de democracia?
Por desgracia, Tamames no desarrolla la idea, aunque, ya metido en truculencias verbales, a?ade en el p¨¢rrafo siguiente que en el Gobierno hay mucha demagogia y mucho populismo, ¡°en l¨ªnea con las distop¨ªas descritas en la literatura filos¨®fico-hist¨®rica por Huxley u Orwell¡±. Se trata, en ¨²ltima instancia, de crear un modelo autoritario disfrazado con ¡°los ropajes formales de la democracia¡±. Ah¨ª tienen al aut¨®crata de Pedro S¨¢nchez, siempre tan absorbente y tan bien vestido.
Hay que rebuscar en el texto para encontrar el fundamento a una acusaci¨®n de este tenor. Quiz¨¢ sea el p¨¢rrafo que aparece un par de p¨¢ginas m¨¢s adelante, cuando Tamames se dirige directamente al presidente y le espeta estas palabras: ¡°Desde La Moncloa Vd. ha hecho lo inimaginable y a cualquier precio por controlar la Corte Suprema y el mencionado Consejo General. Y m¨¢s o menos, lo mismo ha ocurrido ya con el Tribunal Constitucional.¡±
No estoy seguro de cu¨¢les son esas maniobras de control del Tribunal Supremo a las que se refiere el candidato, pues no las detalla. Quiz¨¢ est¨¦ pensando en las reformas del C¨®digo Penal sobre los delitos de sedici¨®n y malversaci¨®n, que tanto esc¨¢ndalo han producido en c¨ªrculos conservadores. Esas reformas, sin embargo, se han llevado a cabo de acuerdo con los procedimientos que nuestro ordenamiento legal establece, obteni¨¦ndose las mayor¨ªas requeridas por la Constituci¨®n. Se presentan las reformas como escandalosas porque se dice que son ad hoc, aprobadas para beneficiar a los l¨ªderes independentistas, lo cual parece verdad hasta cierto punto, pero quienes se rasgan las vestiduras ahora no dijeron nada cuando el Gobierno de Mariano Rajoy endureci¨® en 2015 el delito de malversaci¨®n a ra¨ªz de la consulta de 2014 organizada por la Generalitat de Artur Mas, o cuando Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar introdujo en 2003 el delito de convocatoria de un refer¨¦ndum ilegal en el C¨®digo Penal para disuadir al lehendakari Juan Jos¨¦ Ibarretxe de que fuera adelante con su plan. No hubo entonces acusaciones de autoritarismo ni de degradaci¨®n democr¨¢tica, supongo que porque esas reformas, tan ad hoc como las actuales, se aprobaron para combatir el independentismo.
En cualquier caso, confundir un cambio del C¨®digo Penal con un intento de control del Tribunal Supremo ya es mucha confusi¨®n. Dice Tamames, adem¨¢s, que el intento de control se ha extendido al Consejo General del Poder Judicial, si bien vuelve a hurtar una explicaci¨®n de en qu¨¦ ha consistido ese intento, y olvida mencionar el peque?o detalle de que se trata de una instituci¨®n con una mayor¨ªa conservadora caduca desde hace m¨¢s de cuatro a?os porque el Partido Popular, en un desprecio indisimulado a la Constituci¨®n, se niega a renovar este ¨®rgano. A?ade que ¡°m¨¢s o menos¡± lo mismo se ha hecho con el Tribunal Constitucional. Pero en realidad lo que ha sucedido es que se han renovado cuatro de los magistrados de dicho tribunal (dos nombrados por el Gobierno y otros dos por el Consejo General del Poder Judicial) cuando tocaba. Hubo un intento del sector conservador del propio TC de resistirse a su renovaci¨®n, pero felizmente las cosas se recondujeron.
No quiero decir con esto que no haya motivos de cr¨ªtica a las reformas legales del Gobierno. Ser¨ªa enormemente positivo para nuestro Estado de derecho que ning¨²n Gobierno, ning¨²n partido, legislara de forma ad hoc. Pero se pierde del todo la raz¨®n (y se cae en el rid¨ªculo) cuando se va al extremo de afirmar que estamos ante un Gobierno autocr¨¢tico o iliberal. El problema es que no son s¨®lo ocurrencias personales de Tamames. La acusaci¨®n a Pedro de S¨¢nchez de aut¨®crata es frecuente desde hace meses en los medios derechistas. Se habla con entera normalidad de que el Gobierno ha dado un golpe de Estado. Vox lanza esas acusaciones, el Partido Popular las reproduce con sordina y los intelectuales desfachatados les dan carta de naturaleza a trav¨¦s de sus intervenciones en la esfera p¨²blica.
Hace unas semanas, se dio a conocer un manifiesto firmado por 255 intelectuales y expol¨ªticos (¡°Manifiesto a la sociedad espa?ola ante el desaf¨ªo constitucional¡±) en el que se reproduc¨ªan algunas de estas exageraciones, hablando de ¡°una mutaci¨®n que transgrede la divisi¨®n de poderes, priva a las Cortes Generales de su primac¨ªa democr¨¢tica, desactiva atribuciones esenciales del Tribunal Constitucional y suprime mayor¨ªas cualificadas y qu¨®rums en el Consejo General del Poder Judicial¡¡±. Es una l¨¢stima que los autores del manifiesto no hayan incluido una sola referencia al ya mencionado bloqueo del CGPJ por parte del PP, ni a todo lo que hemos ido averiguando sobre el abuso de poder que se cometi¨® desde el Gobierno de Mariano Rajoy con las operaciones clandestinas de espionaje y difamaci¨®n contra rivales pol¨ªticos (concretamente, contra Podemos y los independentistas catalanes). Rebajar el delito de malversaci¨®n es mucho m¨¢s grave, d¨®nde va a parar. Cuando se utiliza una doble vara de medir de forma tan descarada, se pierde la credibilidad.
Leyendo los textos de Tamames, de los 255 intelectuales, de los periodistas echados al monte y de los pol¨ªticos incendiarios de la derecha, da toda la impresi¨®n de que est¨¢n atrapados en una burbuja t¨®xica y delirante. Son incapaces de contrastar sus argumentos con la realidad y por eso lo que hacen es darse la raz¨®n los unos a los otros, repetir la consigna y elevar el tono, con la esperanza de hacer el ruido suficiente como para que la gente acabe pensando que un Gobierno m¨¢s de nuestra democracia, con sus meteduras de pata y sus aciertos, se ha convertido en una amenaza al sistema. Y ruido hacen, desde luego, hasta llegar a la absurda moci¨®n de censura de hoy, convocada cuando solo faltan unos meses para que se celebren las elecciones.
Lo que m¨¢s les desespera a todos ellos es que fuera de nuestras fronteras nadie les preste atenci¨®n alguna y reciban su relato con indiferencia o incluso con desd¨¦n. En Europa nadie se cree que S¨¢nchez sea un aut¨®crata, absorbente o no absorbente. Y no se lo creen no porque est¨¦n desinformados sobre lo que sucede en nuestro pa¨ªs, sino porque est¨¢n fuera de la burbuja.