Las estaciones

Llegu¨¦ a la estaci¨®n Barcelona-Sants, cerr¨¦ el libro y me encamin¨¦ a la salida bajo un cielo de primavera reci¨¦n llegada. Un conductor me estaba esperando para llevarme a los estudios de RTVE en Sant Cugat del Vall¨¨s donde iba a grabar una entrevista con Mar¨ªa Casado. Mientras entraba en el coche, pens¨¦ que no deb¨ªa olvidarme de contarle que hab¨ªa coincidido en Atocha con Antonio Banderas, productor del programa Las tres puertas en el que iba a participar. Pero de golpe me vi envuelto en un olvido mucho m¨¢s grave. Me hab¨ªa dejado en el tren un sobretodo, regalo de mi hija por el d¨ªa del padre. And¨¦n cinco, vag¨®n cuatro, asiento 12A, all¨ª estaba perdido mi sobretodo, un regalo que me emocionaba de manera especial. Hay momentos en los que un padre necesita ser cuidado. Yo era el perdido. Por suerte, el conductor me empuj¨® a salir de la derrota e intentar la recuperaci¨®n de mi sobretodo.

Y me decid¨ª, corr¨ª a la estaci¨®n, habl¨¦ con la vigilante que cerraba el paso a las v¨ªas, fui al mostrador de atenci¨®n al cliente, ped¨ª perd¨®n por saltarme la cola, un operario improvis¨® un permiso para entrar de nuevo en los andenes, llegu¨¦ al tren y recorr¨ª los vagones de forma desorientada porque se hab¨ªan apagado en las ventanillas de las puertas los letreros luminosos que ordenan el mundo. ?D¨®nde est¨¢s, d¨®nde, vag¨®n cuatro, asiento 12A? All¨ª estaba mi sobretodo, en el respaldo del asiento que hab¨ªa sido m¨ªo. Celebr¨¦ como un nuevo regalo la modesta recuperaci¨®n que me hab¨ªa permitido la amabilidad de Renfe.

Primavera reci¨¦n estrenada. Pens¨¦ en llamar a mi hija para contarle la aventura. Se reir¨ªa de mi mala cabeza y se alegrar¨ªa del desenlace. Pero el altavoz de la estaci¨®n me sac¨® de mis cavilaciones. En el and¨¦n dos estaba estacionado un tren con destino Madrid-Puerta de Atocha Almudena Grandes.