Violencia desmedida en Francia
Las im¨¢genes que circulan en las redes de las duras actuaciones policiales en las manifestaciones en contra de la reforma de las pensiones desatan la indignaci¨®n de la ciudadan¨ªa
Ya hab¨ªa ca¨ªdo la noche cuando, el pasado 20 de marzo, en la esquina de la rue des Minimes en Par¨ªs, ocurri¨® una escena a¨²n m¨¢s inveros¨ªmil que la de unos turistas improvisando una glamurosa sesi¨®n de fotos frente a unas bolsas de basura en llamas ¨Dla versi¨®n realista de Emily in Par¨ªs, supongo¨D.
Apenas unos d¨ªas despu¨¦s de que Emmanuel Macron ...
Ya hab¨ªa ca¨ªdo la noche cuando, el pasado 20 de marzo, en la esquina de la rue des Minimes en Par¨ªs, ocurri¨® una escena a¨²n m¨¢s inveros¨ªmil que la de unos turistas improvisando una glamurosa sesi¨®n de fotos frente a unas bolsas de basura en llamas ¨Dla versi¨®n realista de Emily in Par¨ªs, supongo¨D.
Apenas unos d¨ªas despu¨¦s de que Emmanuel Macron forzara por decreto la aprobaci¨®n de su impopular y controvertida reforma de las pensiones, una quincena de agentes de las Brigadas de Represi¨®n de la Acci¨®n Violenta Motorizada (BRAV-M) interpel¨® a siete j¨®venes que hab¨ªan participado esa misma tarde en las protestas. ¡°Sabes, yo puedo dormir contigo si quieres [en la comisar¨ªa] (...) y all¨ª veremos quien se empalma primero y se folla al otro¡±; ¡°Tienes mucha suerte de estar ah¨ª sentado, te juro que te estaba rompiendo las piernas, literalmente... Sabemos mucho de romper piernas, codos y caras¡±; ¡°?C¨®mo se llega desde Chad? Por mar, a trav¨¦s de Espa?a, ?verdad? ?Com¨ªas bien all¨ª?¡±. Recogidas en una grabaci¨®n a la que accedi¨® Le Monde y el medio online Loopsider, estas son algunas de las palabras pronunciadas por los agentes de polic¨ªa hacia el ¨²nico joven de origen africano del grupo que, adem¨¢s de sufrir vejaciones, recibi¨® dos bofetadas. Una actitud m¨¢s propia de carcelarios libios que de representantes del orden de un Estado democr¨¢tico y que ha provocado una ola de consternaci¨®n en las redes sociales y en la prensa del pa¨ªs.
El chadiano de 23 a?os ha presentado una denuncia por ¡°agresi¨®n sexual¡± y ¡°amenaza de cometer un delito de violaci¨®n¡±, entre otros cargos. Adem¨¢s del racismo evidente del que fue v¨ªctima, afirma que un agente le agarr¨® por los test¨ªculos durante el cacheo policial. Otra joven, interpelada junto ¨¦l esa noche, ha denunciado por su parte a los agentes por ¡°atentado contra la libertad personal¡±, ¡°violencia en reuni¨®n por parte de una persona depositaria de la autoridad p¨²blica¡±, y ¡°falsificaci¨®n en escritura p¨²blica¡±. Esta estudiante en Sciences-Po sostiene que la polic¨ªa redact¨® informes falsos para justificar esas detenciones. Como cuenta la cr¨®nica de Le Monde, en ning¨²n momento los agentes de la BRAV-M pudieron confirmar la participaci¨®n del grupo de j¨®venes en los incendios de esa noche. Pero para esta brigada de intervenci¨®n conocida por su natural inclinaci¨®n hacia la violencia, y que se suele comparar con la tristemente famosa brigada de los voltigeurs ¨Ddisuelta en 1986 despu¨¦s de la muerte de un estudiante argelino en una manifestaci¨®n¨D, eso es un mero detalle. Como si un estudiante que expresa su descontento y un black bloc, cuya intenci¨®n es sembrar el caos y debilitar a las instituciones, se merecieran el mismo trato o representaran la misma amenaza.
En las ¨²ltimas semanas, la brutalidad de este grupo policial motorizado, creado en 2019 en respuesta a la crisis de los chalecos amarillos, parece haberse desatado. Y si alguien duda de ello, que simplemente busque en Twitter el hashtag #BRAV-M o escuche el podcast que dedica el diario franc¨¦s a estas brigadas que tambi¨¦n act¨²an como ¡°unidades de guerra psicol¨®gica¡±. Un militante ecologista que se debate entre la vida y la muerte y otro que hasta este jueves estaba en coma despu¨¦s de la intervenci¨®n policial en Sainte-Soline; un sindicalista al que han dejado tuerto; una profesora que se ha quedado sin pulgar; un periodista con traumatismo craneal y con la mano fracturada son algunos de los casos que han salido a la luz. Y eso sin hablar de las detenciones abusivas que denuncian los abogados y los numerosos v¨ªdeos que circulan, como ese en el que una mujer sale disparada tras recibir un golpe con un escudo antidisturbios.
En este contexto, no han sido pocas las voces que han condenado a Francia por el uso excesivo e injustificado de la fuerza en su gesti¨®n de las manifestaciones (la comisar¨ªa de Derechos Humanos del Consejo de Europa, Amnist¨ªa Internacional, la Defensora del Pueblo francesa, el Consejo Consultivo de Derechos Humanos ¡ªCCDH¡ª), por citar unos cuantos, adem¨¢s de una petici¨®n en la plataforma del Congreso pidiendo la disoluci¨®n de los BRAV-M que acumula m¨¢s de 200.000 firmas), ni es la primera vez que la violencia policial ocupa el centro del debate p¨²blico en Francia. Por mucho que el ministro de Interior, G¨¦rald Darmanin, niegue su existencia y prefiera hablar de actos aislados, de ovejas negras, ya ocurri¨® durante la crisis de los chalecos amarillos, en la que muri¨® una mujer en Marsella, y m¨¢s de 30 personas fueron mutiladas tras sufrir tiros de LBD y de granadas lacrim¨®genas con peque?as cargas explosivas, como se?ala Sebastian Roch¨¦, director de investigaci¨®n en el Centre National de la Recherche Scientifique (CNRS). Adem¨¢s de un evidente problema de violencia debido a un enfoque esencialmente confrontacional, Francia es una anomal¨ªa en lo que respecta al control externo de su polic¨ªa, a¨²n muy sometido al poder pol¨ªtico y es muy raro que los autores de errores policiales sean sancionados penalmente, explica el polit¨®logo.
Aunque es indudable que el protagonismo creciente de grupos ultras en las manifestaciones ha exacerbado los actos violentos hacia unas fuerzas del orden debilitadas por la falta cr¨®nica de efectivos y de medios, lo cierto es que para que sea leg¨ªtima, la violencia ejercida por un Estado de derecho tiene que ser justa y proporcional. Y esto, claramente, no es lo que est¨¢ ocurriendo, le guste o no a Darmanin.