Nunca lo sabremos todo
All¨ª lejos hay muchas m¨¢s galaxias de las que predicen los modelos evolutivos del cosmos, y son mucho m¨¢s grandes y brillantes de lo que hab¨ªamos imaginado
Los buscadores nos est¨¢n dejando sin h¨¦roes ni villanos a los que atribuir las citas eruditas. Se te ocurre mirar Google y de pronto resulta que ni el teorema de Pit¨¢goras era de Pit¨¢goras, ni los cinco s¨®lidos plat¨®nicos fueron descubiertos por Plat¨®n, ni Ockham tuvo jam¨¢s una navaja. No es que esto importe mucho, puesto que una historia mal atribuida o planamente falsa mantiene intacto su valor did¨¢ctico, aun cuando no haya ocurrido nunca. Una de estas leyendas cuenta que el f¨ªsico brit¨¢nico Wil...
Los buscadores nos est¨¢n dejando sin h¨¦roes ni villanos a los que atribuir las citas eruditas. Se te ocurre mirar Google y de pronto resulta que ni el teorema de Pit¨¢goras era de Pit¨¢goras, ni los cinco s¨®lidos plat¨®nicos fueron descubiertos por Plat¨®n, ni Ockham tuvo jam¨¢s una navaja. No es que esto importe mucho, puesto que una historia mal atribuida o planamente falsa mantiene intacto su valor did¨¢ctico, aun cuando no haya ocurrido nunca. Una de estas leyendas cuenta que el f¨ªsico brit¨¢nico William Thomson, m¨¢s conocido como lord Kelvin, proclam¨® en 1900 que los grandes principios de la ciencia ya hab¨ªan sido descubiertos y que solo quedaba precisar el sexto decimal de los c¨¢lculos. Kelvin nunca dijo eso, por supuesto, pero la cita se atribuye ahora a su colega Albert Michelson, lo que en realidad es todav¨ªa mejor, como ver¨¢s si tienes un poco de paciencia.
El caso es que la frase que nunca dijo Kelvin se cita a menudo ¡ªyo mismo lo he hecho¡ª para ilustrar el error garrafal de creer que el conocimiento ha llegado a su culminaci¨®n. Ya lo sabemos todo, parece decirnos el falso Kelvin, abandonad toda esperanza de seguir investigando, la ciencia morir¨¢ conmigo. Pero el falso Kelvin ni hab¨ªa cerrado la boca cuando, entre 1900 y 1905, Max Planck y Albert Einstein descubrieron la mec¨¢nica cu¨¢ntica y la relatividad, que son los dos cimientos de la f¨ªsica actual. Y lo cierto es que este cuento moral funciona con Michelson mucho mejor que con Kelvin, porque fueron justo los experimentos de Michelson y su colega Edward Morley los que indicaron que la velocidad de la luz es una constante fundamental de la naturaleza y pusieron en marcha la revoluci¨®n de Einstein. La moraleja de la par¨¢bola sigue siendo la misma en cualquier caso: que nunca lo sabremos todo.
Muchos lectores habr¨¢n visto las im¨¢genes espectaculares que ha obtenido el telescopio espacial James Webb (JWST en sus siglas en ingl¨¦s) en sus primeros meses de trabajo. Este artefacto, un heredero muy aventajado del Hubble, ha sido dise?ado a la Kelvin, con una sincera vocaci¨®n de alcanzar el mism¨ªsimo conf¨ªn del universo observable, que es tanto como decir el origen de todo lo que existe. Las estrellas y galaxias que ve el JWST est¨¢n tan lejos que su luz ha tenido que viajar m¨¢s de 10.000 millones de a?os para llegar a nosotros, y eso es una cifra cercana a la edad del universo (13.770 millones de a?os). Las primeras galaxias de aquel cosmos reci¨¦n nacido est¨¢n al alcance de este prodigio de la ingenier¨ªa, y los astrof¨ªsicos esperaban que tuvieran caracter¨ªsticas juveniles, inmaduras, distintas de las actuales.
Pero no parece ser as¨ª. All¨ª lejos ¡ªo en aquellos tiempos remotos, que es lo mismo¡ª hay muchas m¨¢s galaxias de las que predicen los modelos evolutivos del cosmos, y son mucho m¨¢s grandes y brillantes de lo que hab¨ªamos imaginado. Como no podemos tirar las galaxias, habr¨¢ que tirar los modelos. Si alg¨²n moderno Kelvin esperaba que el JWST fuera el ¨²ltimo y definitivo telescopio espacial, ha vuelto a meter la pata.
Cuando oigo a un economista proclamar que nuestra actual estructura de mercado es la definitiva, me entra un ataque de risa.