La paradoja francesa: trabaja la izquierda, sube la extrema derecha
El partido de Marine Le Pen aprovecha las salidas de tono de la Francia Insumisa en las redes sociales para demonizar a sus miembros y sacar r¨¦dito de la contestaci¨®n social contra la reforma de las pensiones
Desde que empez¨® en enero la contestaci¨®n contra la reforma de las pensiones en Francia, una pregunta lleva atormentando a buena parte de la izquierda: ?por qu¨¦, a pesar de la fuerte movilizaci¨®n de sus filas en la calle a lo largo de estos meses y de un trabajo parlamentario intenso por parte de la Nupes (la alianza de las izquierdas), quien sube en los sondeos, sin haber hecho pr¨¢cticamente nada, es Marine Le Pen? La l¨ªder ...
Desde que empez¨® en enero la contestaci¨®n contra la reforma de las pensiones en Francia, una pregunta lleva atormentando a buena parte de la izquierda: ?por qu¨¦, a pesar de la fuerte movilizaci¨®n de sus filas en la calle a lo largo de estos meses y de un trabajo parlamentario intenso por parte de la Nupes (la alianza de las izquierdas), quien sube en los sondeos, sin haber hecho pr¨¢cticamente nada, es Marine Le Pen? La l¨ªder de una formaci¨®n que ni siquiera es bienvenida en las manifestaciones y cuyas propuestas en materia de pensiones no hacen m¨¢s que reafirmar el amateurismo y la confusi¨®n program¨¢tica es, seg¨²n los ¨²ltimos sondeos, la favorita para ganar las pr¨®ximas elecciones. A esta paradoja Lib¨¦ration dedic¨® su portada hace unos d¨ªas, titulando: La gauche ¨¤ la rue malgr¨¦ le boulevard (la izquierda en la calle ¡ª¨¤ la rue tambi¨¦n significa sufrir un fracaso estrepitoso¡ª a pesar del bulevar, es decir, a pesar de tener todo a favor para aprovechar la crisis). Un an¨¢lisis que no le gust¨® nada al jefe de los insumisos, Jean-Luc M¨¦lenchon. ¡°Hoy Le Figaro [diario de derechas] ha publicado dos ediciones¡±, tuite¨® enseguida el pol¨ªtico.
No es sorprendente ver a M¨¦lenchon rehuir de cualquier ejercicio, aunque sea m¨ªnimo e insignificante, de autocr¨ªtica. Intuyo que leer los comentarios de algunos de sus militantes pidiendo que deje de una vez por todas el liderazgo de La Francia Insumisa (LFI) y renuncie a presentarse a las presidenciales de 2027 no lo puso en las mejores condiciones para dedicarle unos minutos a esa pr¨¢ctica desconocida. Aunque la cuesti¨®n que puso sobre la mesa Lib¨¦ration bien hubiera merecido una respuesta por su parte, en su lugar prefiri¨® acudir a Twitter. La herramienta con la que mejor controla y presiona a distancia a la Nupes desde que abandon¨® su esca?o en la Asamblea Nacional para demostrar, a golpe de sondeos, que ¨¦l sigue siendo el m¨¢s fuerte ante todo aquel que pueda tener la m¨ªnima duda. El l¨ªder sin el cual jam¨¢s la izquierda podr¨¢ acceder al poder.
El problema es que su visi¨®n de la pol¨ªtica, basada en la conflictividad permanente en la calle y en el hemiciclo, y la imposici¨®n de un liderazgo aplastante ¡ªprobablemente su ¨²nico punto en com¨²n con Macron¡ª, no solo cansa a sus correligionarios y compa?eros de coalici¨®n, sino que est¨¢ resultando ser contraproducente ¡ª?os recuerda a alguien?¡ª. Para una coalici¨®n que sufre un d¨¦ficit de credibilidad y que no llegar¨¢ al poder si no consigue ampliar sus bases, la estrategia de ¡°el ruido y la furia¡±, que es como se define a s¨ª mismo M¨¦lenchon, parece haber llegado a su l¨ªmite ante un sentimiento de inseguridad social cada vez m¨¢s fuerte entre la poblaci¨®n. En este contexto, el resentimiento que alimenta una reforma percibida como injusta, al golpear, una vez m¨¢s, a las clases populares, se lo est¨¢ llevando Le Pen. Solo tiene que agacharse y recoger.
No ha hecho ni falta que ella y sus esbirros, m¨¢s que avalados por los medios de comunicaci¨®n, hablaran de un programa social que por lo dem¨¢s es bastante d¨¦bil. La estrategia era mucho m¨¢s b¨¢sica: criticar a Macron y demonizar a la Nupes aprovechando las salidas de tono de LFI, tanto en la Asamblea como en las redes sociales. Oponer a la supuesta contenci¨®n de los diputados del Reagrupamiento Nacional, siempre bien trajeados y respetuosos con las instituciones, la voluntad de crear desorden por parte de un grupo que, en palabras de Jordan Bardella, viene vestido con harapos y considera el Parlamento como una ¡°casa okupa para punks con perros¡±. El siempre muy sutil y entregado a la verdad de los hechos Santiago Abascal no lo hubiera expresado de mejor forma. Una estrategia de la corbata que, aunque parezca barata, est¨¢ dando sus frutos en las peque?as ciudades en las que el RN ha conseguido implantarse en las ¨²ltimas legislativas y donde sus cargos electos son cada vez m¨¢s populares. Y eso a pesar de un amateurismo flagrante, como nos lo recuerdan las im¨¢genes de los debates locales en los que vimos a candidatos incapaces de contestar preguntas tan sencillas como ¡°?qu¨¦ har¨ªa usted en materia de educaci¨®n?¡± o ¡°?qu¨¦ pol¨ªticas p¨²blicas pondr¨ªa en marcha?¡±.
Jam¨¢s he sentido tan cerca la posibilidad de ver el pa¨ªs que tanto quiero en manos de la extrema derecha, de un partido que sigue enarbolando la preferencia nacional como valor supremo. La responsabilidad es colectiva. Nadie puede darse el lujo de mirar para otro lado o lanzar exabruptos por Twitter cada dos por tres. Menos a¨²n puede hacerlo el que se ve a s¨ª mismo como el l¨ªder supremo de la izquierda.