Mal asunto
Tras el odio de Teixeira por su propio Gobierno, lo que le confunde hasta perjudicar a la defensa nacional, no se ampara un caso aislado, sino una dolencia general
La detenci¨®n de Jack Teixeira, un t¨¦cnico inform¨¢tico de apenas 21 a?os que trabajaba para Guardia Nacional A¨¦rea, bajo la acusaci¨®n de ser la persona que ha filtrado los informes del Pent¨¢gono sobre el curso de la guerra en Ucrania, pone de manifiesto la fragilidad del sistema. Al parecer, muchos de los materiales expuestos de una manera burda estaban al alcance de un grupo de internet desde meses atr¨¢s. En lo que aparenta ser un juego inocente se cifra la cat¨¢strofe de la informaci¨®n reservada en nuestro tiempo. Por lo que sabemos, la revelaci¨®n de secretos no favorece a nadie, pero incomoda a todos. A Estados Unidos porque delata la chapuza sistem¨¢tica de sus organismos superiores. A Rusia porque cifra la cantidad de muertos que acumula su inexplicable invasi¨®n sin las correcciones que practican de manera quir¨²rgica ambos bandos para mantener la moral de la tropa y, en cierta manera, el vigor patri¨®tico de quien no para a preguntarse si tantas vidas arrebatadas son evitables. A los aliados de Ucrania porque en algunos casos transparenta la participaci¨®n activa en el conflicto e incluso elementos escatimados a la opini¨®n p¨²blica. Y as¨ª hasta el infinito. No s¨¦ si queda alguien a¨²n que no sepa ver que las guerras son siempre sucias, pero quiz¨¢ sean quienes m¨¢s aprendan de los datos filtrados.
Se va a discutir mucho sobre la filtraci¨®n y, en su momento, sabremos la condena que le corresponde a este joven cuando pase por los tribunales de Boston. La parafernalia del arresto ya adelanta la magnitud del castigo posible. Pero a¨²n queda un detalle del que apenas se habla. Y en el fondo es el que m¨¢s retrata a la sociedad democr¨¢tica contempor¨¢nea. El filtrador responde al opositor frontal al Gobierno de Biden, fan¨¢tico de las armas y activo en los foros de la Red. El combustible para las escaramuzas conspiranoicas no cesa de fluir desde los pozos profundos de una sociedad polarizada. Es precisamente esa pol¨ªtica enferma que se desarrolla en la superficie del pa¨ªs la que contagia todos los ¨¢mbitos de la naci¨®n. Y pocas democracias quedan excluidas de ese diagn¨®stico letal. En el caso del joven Teixeira, sus ideas patri¨®ticas mal entendidas lo han llevado a protagonizar esta traici¨®n a la patria en lo que podr¨ªa considerarse la paradoja m¨¢s habitual de nuestros d¨ªas. Servidores del Estado, funcionarios, personas con ideales se dejan arrastrar por el enfrentamiento partidista y terminan por sucumbir a la tentaci¨®n de alinearse en un bando contra todo sentido de la mesura.
Las democracias se autolesionan de manera permanente y peligrosa. El encono de los protagonistas electorales es tal que contagia los ¨¢mbitos privados. Hay una especie de terrorismo de baja intensidad que practica el boicot, la persecuci¨®n, la maledicencia y el odio al rival con tal intensidad que deja de percibirse como un da?o al pa¨ªs, sino como un servicio. En esta estupidez atolondrada han ca¨ªdo jueces, soldados, polic¨ªas, periodistas arrastrando consigo a las instituciones que representan. No es un cap¨ªtulo malo de una serie mediocre sobre filtraciones y espionaje. Es la l¨ªnea maestra que se escribe cada d¨ªa en esta realidad da?ina. Tras el odio de Teixeira por su propio Gobierno, lo que le confunde hasta perjudicar a la defensa nacional, no se ampara un caso aislado, sino una dolencia general. Mal asunto si no lo afrontamos en toda su hondura.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.