De turismo en Auschwitz
?Falta de sensibilidad y de respeto? ?Desactivaci¨®n de una ideolog¨ªa criminal y triunfo de la alegr¨ªa sobre el horror? No tengo respuesta
Se denomina turismo oscuro (Dark Tourism), aunque tambi¨¦n se traduce como turismo negro. Consiste en visitar por gusto lugares que fueron en su d¨ªa escenario de grandes padecimientos, de calamidades, violencia y muerte. No hace falta saltar la tapia. Est¨¢ todo organizado, con llegada en autob¨²s, visita guiada en diversos idiomas y a menudo con tienda de suvenires, cafeter¨ªa y ba?os. Se trata de una actividad recreativa de gran aceptaci¨®n popular y, por tanto, de un negocio floreciente. Co...
Se denomina turismo oscuro (Dark Tourism), aunque tambi¨¦n se traduce como turismo negro. Consiste en visitar por gusto lugares que fueron en su d¨ªa escenario de grandes padecimientos, de calamidades, violencia y muerte. No hace falta saltar la tapia. Est¨¢ todo organizado, con llegada en autob¨²s, visita guiada en diversos idiomas y a menudo con tienda de suvenires, cafeter¨ªa y ba?os. Se trata de una actividad recreativa de gran aceptaci¨®n popular y, por tanto, de un negocio floreciente. Confluyen en cada caso una atracci¨®n, propia de una especie, la humana, propensa a la curiosidad, y unos promotores que hacen la oferta, facilitan la aventura y cobran. Uno no atina a entender qu¨¦ se puede aprender d¨¢ndose un garbeo por la zona de exclusi¨®n de Chern¨®bil; pero siempre queda la posibilidad de impresionar a las visitas con fotos demostrativas de que uno estuvo all¨ª, vio esto y lo otro y a lo mejor hasta se contamin¨® un poquillo, pero no lo notas. Hay lugares m¨¢s provechosos para el conocimiento. Yo vivo a escasa distancia del campo de Bergen-Belsen, donde falleci¨® Anne (que no Ana) Frank. Con frecuencia acuden al sitio grupos de escolares, a los que se les explica y alecciona con fines did¨¢cticos y porque adem¨¢s est¨¢n en su derecho de averiguar lo que ocurri¨® tiempo atr¨¢s en el mismo suelo que ellos ahora pisan. Lo de Auschwitz ya es otra categor¨ªa que a unos indigna y entristece, a otros consuela y da esperanza. El asunto no es nuevo, aunque cobra actualidad de vez en cuando conforme llegan a internet im¨¢genes de turistas del campo de exterminio con ropa informal, en actitudes l¨²dicas y risue?as, haci¨¦ndose selfis junto a los hornos crematorios, las alambradas, la entrada con el famoso letrero... ?Falta de sensibilidad y de respeto? ?Desactivaci¨®n de una ideolog¨ªa criminal y triunfo de la alegr¨ªa sobre el horror? No tengo respuesta.