Qu¨¦ asco de mundo hab¨¦is dejado
Habitando como lo har¨¢n en la era de las restricciones, maldecir¨¢n la forma de vida de sus antepasados
Pienso a menudo en su vida acu¨¢tica, en esa existencia flotante que se va estrechando ahora que ya le quedan solo dos meses para llegar al mundo. Cada vez se hace notar m¨¢s y la futura madre no duda en interpretar las razones de su criatura para moverse; parece que la conociera de siempre, que mantuviera con ella un continuo di¨¢logo secreto que la tiene al tanto de la actividad incesante de su ni?a interior. Nos lo traduce: esta m¨²sica le gusta, se excita cuando como helado, se espabila cuando...
Pienso a menudo en su vida acu¨¢tica, en esa existencia flotante que se va estrechando ahora que ya le quedan solo dos meses para llegar al mundo. Cada vez se hace notar m¨¢s y la futura madre no duda en interpretar las razones de su criatura para moverse; parece que la conociera de siempre, que mantuviera con ella un continuo di¨¢logo secreto que la tiene al tanto de la actividad incesante de su ni?a interior. Nos lo traduce: esta m¨²sica le gusta, se excita cuando como helado, se espabila cuando voy a dormirme, tiene hipo, ya empieza a colocarse en la casilla de salida. Es revoltosa, independiente, es muy suya esta ni?a. Nosotros escuchamos con humor y enternecidos c¨®mo en la buena esperanza interviene un componente m¨¢gico, o no tanto, que lleva a la primeriza a concederle al futuro ser un car¨¢cter y una determinaci¨®n. En vez de empaparse de novelas o ensayos que podr¨ªamos encuadrar en ¡°esto no es como nos hab¨ªan contado¡±, en vez de investigar sobre las malas noches por venir, se recrea en seguir al d¨ªa el crecimiento de su criatura y se niega a amargarse la vida con la invasi¨®n de informaciones que, aunque ofrezcan la perspectiva realista de lo que es la maternidad, tal vez olvidan la maravilla que supone engendrar una vida, la ¨ªntima felicidad de esos nueve meses en los que el cord¨®n umbilical no es solo un dispensador de alimentos sino el conducto por el que fluye una comunicaci¨®n intensa que solo se ver¨¢ interrumpida cuando el cachorro crezca y vaya reclamando independencia. Nacida en 2023, as¨ª ser¨¢ para siempre esta criatura o cualquier otra de las que est¨¢n llegando al mundo. La madre est¨¢ plena de grandes esperanzas porque su estado as¨ª lo requiere, pero es inevitable que los que observamos desde otra generaci¨®n a los reci¨¦n nacidos pensemos, no ya en la cara B de la maternidad, sino en la deriva del mundo que les dejamos.
En realidad, no se entiende por qu¨¦ los negacionistas del cambio clim¨¢tico se esfuerzan tanto en discutir la evidencia porque si hay algo casi imposible de reconducir es el sistema de explotaci¨®n de recursos naturales que har¨¢ imposible la vida del ser humano en el planeta tal y como hoy la entendemos. Por momentos, nos parece que el abominable Donald Trump y sus secuaces, esos republicanos que afirman que m¨¢s muertos trae el fr¨ªo que el calor, ser¨¢n los encargados de la destrucci¨®n de planeta, pero un buen d¨ªa nos levantamos con la noticia de que el bueno de Joe Biden, el defensor de las instituciones democr¨¢ticas ha dado v¨ªa libre a las perforaciones petroleras y de gas en Alaska, un terreno equivalente al Estado de Indiana. En Alaska precisamente, uno de los lugares de la tierra que m¨¢s est¨¢ acusando el deshielo. Del Abominable hombre me lo espero todo porque, a pesar de que su programa se basa en la mentira no enga?a, va de frente con su ignominia, no finge sensibilidad medioambiental, pero las malas acciones del hombre bueno irritan, llenan de desesperanza, advierten de que mientras los pol¨ªticos dependan del poder econ¨®mico extractivo y destructor no se acometer¨¢n las medidas urgentes para que estas criaturas nacidas en los a?os veinte del siglo XXI puedan respirar aire puro, habitar un espacio no abrasador, tener agua. Qu¨¦ pensar¨¢n de nosotros cuando ya no estemos, de la herencia envenenada que les dejamos en suerte. Habitando como lo har¨¢n en la era de las restricciones, maldecir¨¢n la forma de vida de sus antepasados, ignorantes voluntarios, poco previsores, ego¨ªstas, temerarios, consumidores de un sistema en el que se produc¨ªan objetos fabricados para durar siglos que se echaban al vertedero tras un solo uso. No s¨¦ si distinguir¨¢n entre los malhechores y los indiferentes, entre los nihilistas que coqueteaban con el fin de la civilizaci¨®n y los c¨ªnicos que se burlaban de los que estaban alarmados. Lo que me temo es que nos meter¨¢n a todos en el mismo saco.