Tejado sobre un gato caliente
La autodestrucci¨®n del personaje de Newman deja una frase que resume el alcoholismo. ¡°Si tanto odias tu vida, ?por qu¨¦ no desapareces de una vez?¡±, le pregunta Taylor. ¡°Porque muerto no podr¨ªa beber¡±
Tennessee Williams, autor de La gata sobre el tejado de zinc caliente (el franquismo censur¨® ¡°caliente¡± para que no ardi¨¦semos todos en el infierno) quer¨ªa a Vivien Leigh en el papel de Maggie, que se lo llev¨® Elizabeth Taylor. Durante el rodaje, despu¨¦s de tener a su primera hija, el marido de Liz Taylor muri¨® en un accidente de avi¨®n. As¨ª le sali¨® ese personaje descomunal, herido hasta la n¨¢usea, que vuelve loco a Paul Newman, este s¨ª de...
Tennessee Williams, autor de La gata sobre el tejado de zinc caliente (el franquismo censur¨® ¡°caliente¡± para que no ardi¨¦semos todos en el infierno) quer¨ªa a Vivien Leigh en el papel de Maggie, que se lo llev¨® Elizabeth Taylor. Durante el rodaje, despu¨¦s de tener a su primera hija, el marido de Liz Taylor muri¨® en un accidente de avi¨®n. As¨ª le sali¨® ese personaje descomunal, herido hasta la n¨¢usea, que vuelve loco a Paul Newman, este s¨ª deseado por Williams, que dijo: ¡°Nunca tendr¨¦ el orgasmo perfecto sin sentir el olor a sudor de Brando en Un tranv¨ªa llamado deseo, o penetr¨¢ndome Newman cuando mira fijamente a Maggie al final de La gata sobre el tejado de zinc caliente. Es como si los tres nos meci¨¦ramos al comp¨¢s de una melod¨ªa sure?a bajo los ojos inocentes de Baby Doll¡±. Es una de esas frases que dan ganas de penetrar a su vez a Newman y quedarnos los tres mirando a Maggie. A ver qu¨¦ temperatura ten¨ªa entonces el zinc y si hab¨ªa alg¨²n valiente en Espa?a que censurase el t¨ªtulo.
Es impresionante c¨®mo hay personas a las que las tragedias, m¨¢s que las alegr¨ªas, sacan de ellas el arte o la fuerza que necesitan para volver locos a los dem¨¢s. ¡°Mi vida est¨¢ llena de terribles desgracias, la mayor¨ªa de las cuales nunca sucedieron¡±, dijo Montaigne. Mejor as¨ª. El aburrimiento crea monstruos: obliga a las parejas a hablar, a menudo a decir estupideces que, de tan inocuas, degeneran en una discusi¨®n hasta terminar con relaciones de 20 a?os. Mi escena preferida en los trenes ocurre cuando una pareja pide por favor a alguien que les cambie el sitio para ir juntos; pasan el viaje en silencio y sin mirarse, llegan a la estaci¨®n y se van. Otras veces el matrimonio llega francamente roto a la altura de los asientos, pero insisten en seguir pegados: ¡°Disculpe, ?podr¨ªa cambiarme el sitio y as¨ª vamos juntos este gilipollas y yo?¡±.
A Tennessee Williams no le gust¨® la pel¨ªcula porque aquella obra de teatro suya perdi¨® en el cine, aplastada por la censura, la evidencia del tormento de Brick, el personaje de Newman: el dolor por la p¨¦rdida de su mejor amigo no era amistad sino amor. Williams lleg¨® a presentarse en las colas de los cines a animar a la gente a irse a su casa. Con el tiempo suaviz¨® su opini¨®n. La gata sobre el tejado de zinc caliente es una de mis pel¨ªculas favoritas quiz¨¢ precisamente porque la censura deja suelto un cabo delicad¨ªsimo: por un mejor amigo quieres dejar de vivir unos d¨ªas, por el amor de tu vida quieres dejar de vivir para siempre. Si realmente Newman hubiese perdido a un gran amigo, pasar¨ªa un duelo obligado; al perder al amor de su vida, decide matarse en pijama y muletas ante una estupefacta Maggie que, animada seguramente por el franquismo, busca llevarlo con ella a la heterosexualidad.
La autodestrucci¨®n de Newman deja una frase maravillosa, resumen perfecto del alcoholismo. ¡°Si tanto odias tu vida, ?por qu¨¦ no desapareces de una vez?¡±, le pregunta Taylor. ¡°Porque muerto no podr¨ªa beber¡±. Tambi¨¦n Maggie, el personaje de Taylor, le dice a Brick: ¡°Era tan bonito saber que me quer¨ªas¡±. Pero Pavese en sus diarios lo escribi¨® mejor: ¡°Es bello cuando un joven ¡ªdieciocho, veinte a?os¡ª se para a contemplar su propio tumulto y trata de captar la realidad y aprieta los pu?os. Pero menos bello es hacerlo a los treinta como si nada hubiera sucedido. ?Y no te da fr¨ªo pensar que lo har¨¢s a los cuarenta, y todav¨ªa despu¨¦s?¡±.