Col¨®n es sin¨®nimo de derrota
Las fuerzas progresistas deben tener en mente que cuando advierten de que ¡°viene el fascismo¡± solo un sector de la poblaci¨®n responde con alarma, mientras el resto de la sociedad espa?ola musita para sus adentros ¡°ya ser¨¢ menos¡±
Nos encaminamos hacia una campa?a electoral gobernada por un lema parcialmente ya conocido: ¡°Col¨®n 2.0¡å. Las se?ales emitidas estos ¨²ltimos d¨ªas por el Partido Socialista indican que el planteamiento estrat¨¦gico que se presentar¨¢ ante los espa?oles consistir¨¢ en elegir entre la siguiente disyuntiva: ¡°S¨¢nchez o Abascal¡±, ninguneando as¨ª a un Partido Popular sobrepasado por la ¡°ola reaccionaria¡± que ...
Nos encaminamos hacia una campa?a electoral gobernada por un lema parcialmente ya conocido: ¡°Col¨®n 2.0¡å. Las se?ales emitidas estos ¨²ltimos d¨ªas por el Partido Socialista indican que el planteamiento estrat¨¦gico que se presentar¨¢ ante los espa?oles consistir¨¢ en elegir entre la siguiente disyuntiva: ¡°S¨¢nchez o Abascal¡±, ninguneando as¨ª a un Partido Popular sobrepasado por la ¡°ola reaccionaria¡± que recorre Europa. No es un enfoque sorprendente ni falto de inteligencia, teniendo en cuenta dos motivos de peso. En primer lugar, la constataci¨®n de que una estrategia muy similar ya dio sus frutos en las elecciones generales de abril de 2019. En segundo lugar, la advertencia efectuada por decenas de soci¨®logos, polit¨®logos e historiadores de que un nacionalismo conservador, nativista y de matriz iliberal est¨¢ arraigando en buena parte del mundo occidental, desde Finlandia a Turqu¨ªa, pasando por Polonia, Italia, Suecia o Hungr¨ªa. Incluso podr¨ªa agregarse una tercera cuesti¨®n alarmante: el hecho de que una parte de las coaliciones progresistas en el poder se encuentran actualmente en crisis y a la defensiva ante la pujanza de partidos opositores pertenecientes a una derecha cada vez m¨¢s radicalizada. El caso chileno es paradigm¨¢tico en este sentido.
Mi tesis, sin embargo, es que este enfoque es err¨®neo. Resucitar la foto de Col¨®n no es una buena idea. La estrategia de polarizaci¨®n con la extrema derecha no ha dado sus frutos ni en las elecciones madrile?as de 2021, ni en las elecciones auton¨®micas de Castilla y Le¨®n en 2022, ni tampoco en los comicios andaluces de hace apenas un a?o. El monstruo solo asusta una vez y solo provoca p¨¢nico cuando es desconocido. Al menos en contextos parlamentaristas. En cambio, cuando el fantasma est¨¢ integrado ya en el edificio, se sienta en la mayor¨ªa de parlamentos auton¨®micos y cogobierna regiones, la reacci¨®n moral se aten¨²a y palidece.
Las fuerzas progresistas deben tener en mente que cuando advierten de que ¡°viene el fascismo¡± solo un sector de la poblaci¨®n responde con alarma, mientras el resto de la sociedad espa?ola musita para sus adentros ¡°ya ser¨¢ menos¡±. Esta respuesta acontece incluso entre la base sociol¨®gica menos politizada de la izquierda. De manera que si alguien pregunta a la ciudadan¨ªa si est¨¢ conforme con la eventualidad de que Vox forme parte del pr¨®ximo Gobierno de Espa?a, la mayor¨ªa social contesta negativamente, y, al mismo tiempo, no est¨¢ dispuesta a hacer gran cosa para evitarlo. En el mejor de los casos, es un temor pasivo: una alarma que no despierta. Como si la mitolog¨ªa resistencialista de la Guerra Civil y del antifranquismo pudiera planear por los discursos pol¨ªticos sin terminar nunca de aterrizar o de provocar efectos emocionales en la gran mayor¨ªa de los ciudadanos. Y, por lo tanto, sin ser capaz de crear la chispa que impulsa a acudir a las urnas.
?Qu¨¦ hacer entonces? Primeramente, los partidos de izquierda deben convencerse de que la ¡°alarma antifascista¡± no va a restarle ni un solo voto centrista al Partido Popular de Alberto N¨²?ez Feij¨®o. Antes bien, podr¨ªa afianzar sus apoyos con el fin de evitar que se vea obligado a depender de terceros. En segundo lugar, y en estrecha conexi¨®n con lo anterior, tener presente que en la ¡°Espa?a espa?ola¡± escandaliza m¨¢s Podemos que Abascal; y que, a pesar de los recientes avances socialistas, el contexto catal¨¢n y vasco de 2023 no es el de 2008, por lo que resulta osado confiar en una remontada basada en las periferias. Finalmente, en tercer lugar, las fuerzas progresistas necesitan mirar m¨¢s hacia sus propios m¨¦ritos. No es cierto que solo puedan ganar subrayando las miserias de los dem¨¢s o agitando el p¨¢nico a la extrema derecha. Este Gobierno aument¨® su aceptaci¨®n social y ascendi¨® en las encuestas cuando tom¨® medidas valientes y se present¨® ante la ciudadan¨ªa como el defensor de la ¡°clase media y trabajadora¡±. Hay m¨²ltiples ejemplos: tope al gas, salario m¨ªnimo, impuestos extraordinarios a los bancos y a las el¨¦ctricas, reforma laboral, abonos al transporte de cercan¨ªas y media distancia; pero tambi¨¦n, y no conviene olvidarlo, un aumento significativo del sistema de becas o una campa?a de vacunaci¨®n eficaz y exquisita. El PSOE y Sumar, cada uno con su estilo, tienen todo que ganar ah¨ª.
El modelo, por tanto, no est¨¢ en Col¨®n ni en el a?o 2019, sino mucho m¨¢s cerca: en el oto?o pasado. Cuando el foco de atenci¨®n no fue el ¡°extremismo de los otros¡±, sino la calidad de vida de todos. La izquierda no es principalmente el dique frente a nada, ni la reacci¨®n ante la reacci¨®n, sino una herramienta para vivir mejor. Una alternativa pol¨ªtica para tener menos miedo, pero no al fascismo, sino a la precariedad, al desempleo, al derrumbe de los servicios p¨²blicos, a la crisis clim¨¢tica, a la enfermedad y, en general, a la vulnerabilidad que nos atraviesa como seres humanos. Y ah¨ª, en ese terreno, el Gobierno tiene toda una gesti¨®n que lucir.