Hay partido, pero ?ay!
Las aspiraciones progresistas ante la competici¨®n electoral tienen hoy m¨¢s posibilidades de las que ten¨ªan tras el 28-M
Pese a la ola conservadora del 28-M, sigue habiendo partido para el 23-J. Quiz¨¢ no demasiado. Pero bastante. Y hoy m¨¢s que ayer. Hab¨ªa tres baremos para una competici¨®n equilibrada: la unidad del izquierdismo, el aliento vencedor del PP, la movilizaci¨®n del votante socialista.
De los tres, el primero mejora para las aspiraciones progresistas. Aunque con tensi¨®n ag¨®nica, se esfum¨® el riesgo de la frag...
Pese a la ola conservadora del 28-M, sigue habiendo partido para el 23-J. Quiz¨¢ no demasiado. Pero bastante. Y hoy m¨¢s que ayer. Hab¨ªa tres baremos para una competici¨®n equilibrada: la unidad del izquierdismo, el aliento vencedor del PP, la movilizaci¨®n del votante socialista.
De los tres, el primero mejora para las aspiraciones progresistas. Aunque con tensi¨®n ag¨®nica, se esfum¨® el riesgo de la fragmentaci¨®n de la oferta izquierdista. Eso acarrea un efecto aritm¨¦tico positivo: los 12 esca?os de m¨¢s que conservar¨ªa, sin perderlos por el reparto de la ley D¡¯Hondt. Ahora no dilapidar¨¢ papeletas al no alcanzar un porcentaje m¨ªnimo del electorado. Con el que tiene, en principio, bastar¨ªa. Adem¨¢s, los desencantados por el descabalgamiento del c¨ªrculo m¨¢s ensimismado de Podemos son menos. No ir¨¢n a m¨¢s. Sus patrocinadores se juegan el sueldo. Y todos saben que no los vet¨® la gente de Yolanda D¨ªaz, sino los electores que les abandonaron.
As¨ª que la bronca, confrontaci¨®n e insulto (de los/las Montero, Belarra, Echenique, Iglesias...) capota como ADN de este espacio: quienes persistan en eso, adi¨®s. Se ha operado un cambio hist¨®rico. La ret¨®rica insidiosa queda supeditada al fondo transformador. Se integran en el sistema. Lo que beneficia a D¨ªaz. Y a la expectativa de Pedro S¨¢nchez. Ya todos saben que nombrar¨¢ (si repite) solo a gente normal. Sin enviados de la estratosfera.
El segundo factor, la capacidad de atracci¨®n del PP, no parece de momento multiplicarse, lo propio de la seducci¨®n del ¨²ltimo vencedor. Pese a su esfuerzo en integrar moderados (Borja S¨¦mper) y extremistas (Cayetana ?lvarez de Toledo), Alberto N¨²?ez Feij¨®o aparece ¨²nicamente como arrastrado por los ultras de Vox, sus planes y su negacionismo: favorecer la desecaci¨®n de Do?ana, la reedici¨®n de una crisis tipo vacas locas en Castilla y Le¨®n, el cortocircuito a los derechos de la mujer. Y su programa econ¨®mico sigue en la nada. La sobreactuaci¨®n que niega el empuje de la econom¨ªa espa?ola, como l¨ªder europea en crecimiento, empleo y ca¨ªda de la inflaci¨®n es una sandez que no suma a nadie interesado en explorar otras pol¨ªticas. Pues llevamos tres crisis exteriores sorteadas y el paro es la mitad que bajo el ¨²ltimo Gobierno conservador (26%).
El tercer factor, la activaci¨®n del voto socialista pasivo, es, ay, poco obvio. Defender lo hecho vale: es necesario saber c¨®mo se continuar¨ªa. Alertar de un retorno siniestro, y peor en compa?¨ªa ultra, tambi¨¦n. Pero no se debe ecualizar al de modales suaves con el de conducta agresiva. Pues aunque compartan s¨ªndromes, la percepci¨®n de la gente no los equipara. Conviene ser sutil.